Guillermo Portugal Vela
Sobre el “Postneoliberalismo. Una Nación, tres economías” artículo de la autoría de David Márquez Ayala (La Jornada, 27-04-2020) economista de la Unam que reconoce que el país está en un proceso de cambio pues su alejamiento respecto al modelo neoliberal esta dado en cuatro rubros: Un Estado en recuperación de su orden rector y constitucional. Oposición férrea hacia la corrupción en lo interno y fuera del gobierno. Austeridad en su máxima expresión y Aminorar la pobreza con programas y subsidios directos; sin embargo, aunque dichos rubros son importantes “sólo tocan la punta del iceberg”.
En este tenor Márquez Ayala propone: que, para salir de la falacia neoliberal, el país tiene como opción resolver sus efectos nocivos diferenciando y aplicando tres segmentos económicos distintos:
1. El global, que abarca empresas transnacionales y nacionales con operaciones globales. Segmento que tendría facilidades para operar en el mercado internacional, como maquiladoras o no, pero limitadas hacia adentro por una legislación anti-trust (anti- oligopólica), acotada de acuerdo a su participación en el mercado doméstico y la compra de empresas locales a fin de abrir el mercado a la producción y desarrollo “con alta integración nacional” de empresas nacionales.
2. El segmento de la economía nacional, donde confluyen empresas mexicanas medianas y grandes enfocadas al mercado interno y también ocupadas en una eventual participación en la exportación, “con producción de alta calidad e integración nacional mínima del 80%”. Esta sería “la columna vertebral de la reindustrialización de México y la recuperación del sector servicios”, teniendo cobertura capaz actual de abrir los oligopolios o semi-monopolios existentes. Desafío promover “una nueva generación de auténticos empresarios nacionales” (no subordinados a las transnacionales) y apegados a una conciencia empresarial “de eficiencia y alto empleo” de que el país requiere un saneamiento en su sector de negocios “en términos éticos, ecológicos, laborales y de calidad en sus productos y servicios”. Un compromiso clave de este empresariado es la recuperación de las industrias perdidas y la creación de otras redes de valor de productos finales, y la tarea del Estado es abrirles espacios para garantizar un entorno de viabilidad económica. Donde la inversión privada y el arraigo del valor agregado son un asunto crucial en las manufacturas y los servicios.
3. Y el segmento propulsor (“hoy rezagado”), el universo de personas y unidades de producción “en la marginalidad”, que incluye a la economía social rural y de subsistencia, a las unidades de empresas familiares, micro y pequeñas, y la economía informal que sea viable “de formalización”. Considerar a este segmento “a la economía en plenitud de derechos y desarrollo de capacidades, con apoyos a la producción y aseguramiento de mercados y precios sería el principal objetivo social de la economía”. Aunque en este momento los programas y subsidios a la pobreza son necesarios, el propósito es sustituirlos “por capacidad efectiva de trabajo, ingreso y seguridad social”. Para este segmento se requiere un apoyo significativo gubernamental, para las comunidades, organizaciones e individuos, diseño de programas específicos “a su medida y ritmo”.
Es imperativo por la agudización de la recesión económica y los efectos del Covid 19 que este planteamiento pase primero por una validación conjunta del presidente y su gabinete utilizando (entre otros instrumentos) los de planificación regional, del marco lógico y la planeación estratégica para efectos de aminorar el riesgo de tomar decisiones con subjetividad e inconsistencias en materia de politica económica y social.
Corolario. Se admite el cuestionamiento, por lo que se hace hincapié que esta propuesta es coadyuvante hacia las políticas de la Cuarta Transformación, en el entendido que este instrumento es en pro de una nueva reingeniería del sistema de gestión gubernamental del presidente López Obrador, por tanto deberá buscarse consenso político entre todos los segmentos de los actores involucrados para desaparecer los puntos torales del modelo neoliberal que sustituya los “efectos más perniciosos” donde está inmerso el país, como es el síndrome desempleo-pobreza-hambre término aún vigente en el país y acuñado en los ochentas por Ernest Feder economista izquierdista rural.