* El origen, puede constatarse, es el mismo que dio lugar a la Segunda Guerra Mundial: la tierra, el espacio vital. Idéntico al conflicto agrario de la Revolución, que parece estar muerta y enterrada
Gregorio Ortega Molina
Debo dar por hecho que la diputada Guadalupe Chávez valoró los alcances, la dimensión y el origen de dos guerras mundiales y sus consecuencias: entronización del poder económico derivado de una errónea percepción racial del trato entre miembros de una misma sociedad, y entre naciones.
Los originarios fueron; hoy, ellos y todos los demás sólo somos mexicanos, sin perfiles que establezcan diferencias ficticias ni adeudos falsos. Nosotros, todos los integrantes de esta patria, estamos lejos de ser culpables de lo que hicieron nuestros padres. Hoy, la historia nos muestra que los caminos son distintos, para evitar confrontaciones que destruyen internamente.
“La igualdad que lleva consigo la esfera pública es forzosamente una igualdad de desiguales que necesitan ser igualados en ciertos aspectos y para fines específicos… La igualdad política, por lo tanto, es el extremo opuesto a nuestra igualdad ante la muerte, que como destino común a todos los hombres procede de la condición humana, o a la igualdad ante Dios, al menos en su expresión cristiana”, expuso Hannah Arendt en La condición humana.
Ojo, lo dice la misma autora y sabemos que así es: igualdad no es uniformidad. Es un asunto de derechos constitucionales, y éstos han de defenderse a capa y espada, lejos de los subterfugios de la raza, del origen y de una inventada necesaria reparación, a lo que los supuestamente agraviados, en su momento aceptaron con gusto. Con engaño, si se quiere, pero nosotros no fuimos los timadores, y los que proponen las reformas legales actuales sí pueden serlo.
Quienes solicitan el amparo referido el viernes último, su auto-adscriben como originarios del pueblo de Tlacopac; insisten en que esta colonia es un pueblo indígena por sus orígenes previos a la Conquista; señalan que la demarcación está reconocida como pueblo originario, como consta en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, del 17 de abril de 2017; además, cuenta con patrimonio cultural, material e inmaterial, derivado de sus tradiciones y costumbres, así como de su traza histórica y arquitectónica; se reconocen, ellos, como una comunidad originaria, con capacidad de organizarse para defender sus derechos.
La propuesta de Ley del 17 de noviembre de 2011 advierte, en su exposición de motivos:
“Ante la pérdida de su calidad como actor de la vida social y económica de nuestra ciudad, de sus tierras habitadas ancestralmente y reconocidas por la Corona española y desamortizadas por los liberales decimonónicos; de la falta de canales institucionales para su representación; y del continuo sometimiento a los intereses de los nuevos procesos de urbanización, que en su conjunto debilitaron sus tejidos sociales y sus rasgos de identidad. Así era el panorama de los llamados pueblos de indios al terminar la revolución mexicana.
“Por ello los pueblos de indios comienzan una lucha de sobrevivencia y de resistencia ante las nuevas exigencias. La
lucha por la tierra se convierte en uno de los estandartes más importantes en este período…
“Este reparto agrario, especialmente el ejidal, fue utilizado para el proceso de urbanización que vivió nuestra ciudad. La expropiación no sólo se ha utilizado para obras de infraestructura y servicios; más bien se ha empleado de manera importante para llevar a cabo la regularización de la tenencia de la tierra en colonias populares. El crecimiento de la Ciudad de México pasó de medio millón de personas en 1910 a 9 millones para el año dos mil. La demanda de suelo para vivienda, la ocupación irregular de la tierra y el crecimiento desmesurado y anárquico de los asentamientos humanos, son algunos de los principales ejes problemáticos del desarrollo urbano y de la tenencia de la tierra, la solución de estos problemas…”.
A lo que aspira la “retocada” propuesta de Ley desborda toda lógica política y social. En su artículo 19 propone: PARTICIPAR EN LA ORGANIZACIÓN DE CONSULTAS, TENER UN SISTEMA DE JUSTICIA INTERNA, PARTICIPAR EN LA FORMULACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE LA CIUDAD, SALVAGUARDAR SUS ESPACIOS PÚBLICOS,
Para el ejercicio de estos derechos las autoridades tradicionales deberán ser autoridades colectivas únicas y electas de acuerdo con los sistemas normativos propios del pueblo o barrio.
Derecho a representación en cargos de elección popular. ¿REFORMARAN LA LEY ELECTORAL PARA QUE LOS PARTIDOS PONGAN CANDIDATOS DE LOS PUEBLOS?
Derecho a la comunicación. LAS AUTORIDADES APOYARÁN PARA QUE LOS PUEBLOS PUEDAN ADQUIRIR, OPERAR Y ADMINISTRAR MEDIOS DE COMUNICACIÓN DIGITAL, IMPRESA Y DE MULTIMEDIA.
Los motivos, puede constatarse, son los mismos que dieron lugar a la Segunda Guerra Mundial: la tierra, el espacio vital, la identidad, el derecho de participación, la autogestión. En el transcurso de la semana anterior el EZLN creo 7 caracoles y 4 municipios autónomos más, constátenlo los que dudan de la hipótesis de estos textos. Idéntico al conflicto agrario de la Revolución, que parece estar muerta y enterrada.
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