* La culpa no será de Andrés Manuel, sino de los que no supimos defender nuestra opinión y la libertad de hacerla valer. Y después llega el sopapo, o el balazo. “¿Qué es lo que sabe el presidente?, ¿cuánto lo que ignora? ¿Y si lo sabe, pero ignora que lo sabe? ¿Y qué con que lo sepa?”
Gregorio Ortega Molina
Si la Revolución quedó inconclusa y el libre comercio y la globalización fueron puestos -aparentemente es sólo eso- en receso, qué camino elegirá la sociedad (si se lo permiten, sin equívocas consultas, sin que el gobierno secuestre su decisión): ¿una mala copia de la República de Weimar con la restauración del presidencialismo imperial, u optará por la transformación total del ser del mexicano, para adecuarse al entorno del presente y el futuro?
¿Es necesario analizar ventajas y desventajas de las opciones? ¿Debemos optar por una tercera vía? ¿Aferrarnos a lo que tuvimos y nunca se concretó? Imposible determinarlo en libertad sin el abundante bombardeo ideológico, demagógico y de ludibrio verbal del poder, lo que condiciona la libertad de elección.
Indudablemente aparecen preguntas que nunca tendrán respuesta anticipada por parte de los responsables, sino que seremos alcanzados por la realidad cuando los recursos del Estado, los de origen fiscal y otros, dejen de ser suficientes para atender los programas sociales, con el ritmo de incremento que Andrés Manuel ya comprometió, y recuerda cada vez que puede porque sabe que son votos contantes y sonantes, pero distan de convertirse dígitos favorables al desarrollo y al PIB. Lo que se regala conduce al beneficiado al agradecimiento, y a veces ni eso. Los mal agradecidos abundan.
¿Cuánto resiste nuestro proyectado desarrollo económico con este ritmo de dispendio social?
La violencia y sus consecuencias; la tolerancia política a la venta de niñas como parte de los usos y costumbres; la pandemia, el enclaustramiento, el decrecimiento económico, requieren respuestas efectivas, porque lo más afectado y que da en la línea de flotación de cualquier nación que desee crear su proyecto, respetarlo e impulsarlo, porque el rezago en la educación viene desde hace muchos lustros, y se acentuó con la brecha cibernética. El Covid-19 obliga a replantear lo que Luis Echeverría Álvarez, antes que Carlos Salinas de Gortari, planteó por encima: el cambio de estructuras mentales.
Si no modificamos la idealización que tenemos del ser del mexicano, y allanamos las diferencias de percepción racial entre criollos, mestizos y razas originarias de este país, nunca seremos capaces de articularnos como una única patria, y siempre estaremos sujetos a las intromisiones extranjeras, como lo fue la de Francia, la de Estados Unidos y ahora, en el contexto económico, la china, sin contar que el narco es, ya, un Estado dentro del Estado. Ahí están las decisiones tomadas que, al menos, permiten suponerlo.
Sin embargo, todo puede suceder. En el texto citado de Fernando Solana Olivares, encontramos la respuesta al posible secuestro de la decisión ciudadana: “Hubo una intriga en palacio y dos altos cortesanos ocultaron información al presidente. El país sabía aquello que él ignoraba. ¿Qué es lo que sabe el presidente, cuánto lo que ignora? ¿Y si lo sabe, pero ignora que lo sabe? ¿Y qué con que lo sepa? El poder oye tanto que no oye nada, y los pasillos que llevan a su centro están llenos de ansiedad. Así es lo ajeno, siempre relativo, aunque sea como en este país se provee para los poderosos: tomen todo. Mañana habrá otra intriga. Pasado mañana también”.
La culpa no será de Andrés Manuel, sino de los que no supimos defender nuestra opinión y la libertad de hacerla valer. Y después llega el sopapo, o el balazo.
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De la opinión de los lectores ante la desbordada e infundada crítica de Andrés Manuel a la UNAM: “Ante la alusión directa a su rectorado, veremos de qué pasta moral está hecho nuestro embajador en la ONU.
“El 8 o 9 AMLO va a la ONU a dictar una vez más su eterna cátedra sobre la corrupción. Uno de los causantes de ese mal en México, envenenador de la juventud universitaria, según el presidente, estará sentado ahí escuchándolo y aplaudiéndolo. Cada juicio contra la corrupción se particularizará en su embajador. ¿Entonces?”
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@OrtegaGregorio