* Todavía me pregunto por qué fue necesario culpar a El Egipcio hasta matarlo, o por qué Eruviel Ávila se fue vivo sin rendir cuentas de los feminicidios cometidos durante su gestión, pero que él nunca vio, y por eso no los combatió
Gregorio Ortega Molina
Hace al menos cinco lustros que les da por desaparecer y matar mujeres. Esos crímenes permanecen impunes. Huesos en el desierto, de Sergio González Rodríguez, o El caso de Elizabeth Castro García y Abdel Latif Sharif, de este escribidor, dan buena cuenta de lo que significó y significa ser mujer y vivir en Ciudad Juárez.
En mi caso fue Irene Blanco -a fin de cuentas terminó casada con El Egipcio, Abdel Latif Sharif- quien me puso en contacto con él para escuchar su versión de la historia. Resultó que un par de años después, o tres o cuatro, cambiaron de reclusorio a Latif Sharif, lo trasladaron de Juárez a la ciudad de Chihuahua, lo aislaron y lo castigaron hasta matarlo. Nunca quisieron que se supiera la verdad.
Muchas muertas, ningún culpable… todavía; desde entonces corre tanta sangre derramada, tanta violencia, tanta indolencia de la procuración de justicia. Pero allí está la convocatoria al crimen, formulada, con palabras distintas, pero similares, por Pancho Barrio y su mujer. Él dijo que las mataban por putas; ella aseveró que morían por su manera de vestir, provocativa para andar en el transporte colectivo entre las maquiladoras y sus hogares.
Los hechos delictivos contra mujeres en Ciudad Juárez sentaron precedente. Hoy se les mata en cualquier rincón de la república, lo mismo en el Estado de México que en Guerrero, Puebla, Sonora o la ahora Ciudad de México, capital federal y aspirante a seguir el ejemplo de las ciudades Estado del Renacimiento.
Las cifras son elocuentes. Información de la secretaría de Gobernación dan cuenta de que en tres años, 921 mujeres reportadas como desaparecidas fueron encontradas muertas en alguna de las 32 entidades federativas del país, de acuerdo con los datos consignados en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas.
Las estadísticas parecen claras, invitan a la confiabilidad, aunque en un gobierno opaco como el que vivimos y al que le confiamos nuestro destino, nada es determinante. Los datos indican que los cuerpos de niñas, jóvenes y mujeres adultas fueron localizados entre los años 2014, 2015 y 2016. En ninguno de los tres reportes se detalla si alguno de los 921 crímenes fue tipificado como feminicidio.
Durante el periodo referido, en el Estado de México fueron localizados 147 cuerpos; en Sinaloa, 96; en Tamaulipas, 72; en Guanajuato, 60.
Todavía me pregunto por qué fue necesario culpar a El Egipcio hasta matarlo, o por qué Eruviel Ávila se fue vivo sin rendir cuentas de los feminicidios cometidos durante su gestión, pero que él nunca vio, y por eso no los combatió.
Al PRI le temblaron las corvas (¿?)
Como si hubiese reaccionado a la separación de la señora Zavala del PAN, de inmediato convocó, para mañana, al Consejo Político, con el propósito de trazar la ruta que convertiría a su candidato en un nuevo sol. ¿Podrán?
Fijarán lineamientos y hoja de ruta previamente diseñados en Los Pinos, porque el timing con el cual se ha manifestado la voluntad de ser candidata independiente, permite crear una expectativa que perdió su secreto o su valía en cuanto quitaron los candados estatutarios para nominar candidato.
Me indican los especialistas del análisis político y del comportamiento de la conducta humana, que en el momento oportuno la señora Zavala anunciará que los votos que quita al PAN los entrega al más panista de los precandidatos priistas, para ese entonces ya “destapado”. No me digan que desconocen la identidad del nominado, egresado del ITAM y simpatizante de esa extrema derecha que puede sumarse a los delirios de Donald Trump, con tal de sobrevivir, sin importar que el país se hunda.
Aunque también me dicen que puede suceder lo contrario, y que Margara decida preterir las ambiciones y necesidades de Felipe Calderón, para que prevalezcan las suyas, las que en la línea del horizonte le permiten otear la historia inmediata, y transformarse en la lideresa política que el país necesita, quitándose de la cabeza el restablecimiento de la presidencia imperial.
No lo creo, carece de imaginación, ambición y equipo. Seguirá los consejos de su esposo y su capital político quedará en las urnas para favorecer la permanencia del PRI, que no quiere perder el domicilio fiscal de Los Pinos.
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