* Puede leerse con claridad que fue privada de su libertad sin ser llevada a juicio durante doce años; los jurisconsultos en derecho penal están de acuerdo en que la pena impuesta es un exceso, pues legalmente sólo pueden sentenciarla a 50 años. Tarde, pero llegó la justicia política para castigar a Xóchitl Gálvez. Y todavía no se vota la desaparición del Poder Judicial de la Federación
Gregorio Ortega Molina
Sin una administración de justicia imparcial e independiente, para dar a cada quien lo suyo, la Constitución deja de cumplir las funciones para las cuales fue redactada, y los poderes político y económico se transforman en instrumentos de coerción y sometimiento.
Justificar la toma de decisiones atrabiliarias en el mantra de que el pueblo así lo demanda, equivale a negarse a asumir la responsabilidad de lo que suceda a los gobernados, en su vida y propiedades.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación y todo el Poder Judicial, pronto dejarán de lado el concepto y la función para la que fueron creados, y se transformarán en instrumento del Poder Ejecutivo, para que se haga la santa voluntad del que manda.
Las muestras de lo que se nos viene encima están a la vista de todos, incluidos los enceguecidos por los plásticos del bienestar. Ahí están las efemérides periodísticas no desmentidas.
En el caso de la esposa del contratista preferido de Andrés Manuel López Obrador, nos indica: “La jueza de lo civil del Poder Judicial de la Ciudad de México, Flor de María Hernández Mijangos, resolvió que el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Enrique Graue y el ex director de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, Fernando Macedo, debían pagar 15 millones de pesos a la profesora cesada de la máxima casa de estudios Martha Rodríguez, por el daño moral que causaron, ya que fue la asesora de la tesis de la ministra Yasmín Esquivel Mossa en licenciatura y por la que surgió una investigación de plagio”.
La asesora de la tesis de la ministra Esquivel Mossa fue cesada de sus funciones académicas, al comprobarse que efectivamente hubo plagio, pero la ministra continuó en su puesto, debido a que así lo decidió el entonces presidente de México. No podían salirle, los universitarios, con el cuento de que la ley es la ley.
También están documentadas las irregularidades jurídicas en el caso de “Malinali Gálvez sentenciada a 89 años de prisión por el delito de delincuencia organizada, secuestro y posesión de cartuchos de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea. La hermana de la excandidata presidencial por la coalición de derecha, Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, fue detenida el 20 de julio de 2012 en un operativo llevado a cabo por la extinta Policía Federal, en el Estado de México, por el rapto de Marcela Patricia Flores Domínguez y Rodolfo Morales Hernández. Tras su detención, fue llevada a juicio en febrero de 2024 y este viernes recibió el dictamen por la juez Mariana Vieryra Valdés”.
Puede leerse con claridad que fue privada de su libertad sin ser llevada a juicio durante doce años; los jurisconsultos en derecho penal están de acuerdo en que la pena impuesta es un exceso, pues legalmente sólo pueden sentenciarla a 50 años. Tarde, pero llegó la justicia política para castigar a Xóchitl Gálvez. Y todavía no se vota la desaparición del Poder Judicial de la Federación.
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Las salas regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, son el último y final bastión en defensa del derecho al voto, la piedra angular del ejercicio de las libertades, de la democracia.
Los interesados en acudir a las urnas este primero de junio, deben meditar en el nombre de Gabriela Figueroa Salmorán, candidata a magistrada de la primera sala regional, mujer capacitada que afirma tener vocación de servicio y cree firmemente que la justicia debe ser cercana a las personas, para lo que está dispuesta a escuchar de primera mano a quienes acudan a un tribunal. Está cierta de que las sentencias no deben ser traducidas para entenderlas.
Nuestro voto y confianza en el futuro electoral de la democracia está en la persona de Gabriela Figueroa Salmorán.
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@OrtegaGregorio