* Es en este contexto que reaparece, con mayor fuerza y diferentes protagonistas, el reclamo de un cambio, ahora encabezado por las mujeres, por ese feminismo inteligente, pero además con muchas ventajas tecnológicas y de comunicación, para que el 8M convoque a una internacional feminista. Parece que los gobiernos, particularmente el nuestro, no lo entienden
Gregorio Ortega Molina
En un esfuerzo por dar más espacio, una vigencia palpable a las emociones por sobre la razón, favorecieron los conciertos de rock gratuitos, y así fue como evitaron que el grupo conocido como los Siete de Chicago, “peligrosos” manifestantes opositores a la guerra de Vietnam, acusados de conspiración por cruzar fronteras estatales para causar disturbios en la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago, cumpliera con sus propósitos.
Sobre las protestas radicales se montaron las manifestaciones de la razón, la necesaria búsqueda de ideas para restablecer los propósitos de la cultura y la civilización, arrebatados por las exigencias de la industria y el crecimiento económico, en combinación con las disputas por el poder. Las oposiciones se muestran incapaces de encontrar un punto medio para la conciliación de intereses y garantizar, así, una vida de humanistas.
En el prólogo de Educación permanente, escrito por Ofelia Ángeles Gutiérrez y Jaime Castrejón Díez, leemos un diagnóstico que todavía es válido, porque en 10 lustros hemos logrado muy poco.
“Es evidente que la educación, tal como se le ha concebido tradicionalmente, ya no responde a las nuevas exigencias sociales. Hasta el momento, en sus tentativas de renovarse, los sistemas educativos se han conformado apenas con introducir nuevos métodos y tecnologías; con todo, en casi todos los lugares es posible observar las dificultades tan grandes que resultan de una expansión puramente lineal del sistema”.
Lo cierto es que pareciera que durante 1968 ocurrió o se desarrolló una internacional de estudiantes (carecemos de referentes, pero como en un Inventario de Proceso publicara JEP, hay ideas universales); así la calificaron los franceses Jean-Jacques Brochier y Bernard Oelgart. Si bien sólo de algunas universidades o ciudades donde las protestas estudiantes fueron inteligentes, aunque explosivas, surgieron documentos y/o propuestas que tuvieron notoriedad, igual que los jóvenes líderes que las impulsaron. En Francia, además de Daniel Cohn-Bendit destacaron Alain Krivine y Alain Weber; en Alemania destacaron Uwe Bergmann, Rudi Dutschke, Wolfgang Lefévre y Bernd Rabehl.
Sin embargo, el sistema los mediatizó al darles ocupación profesional, al considerar sus propuestas, pero no implementarlas. Tan es así que, tan solo en las postrimerías del siglo XX, 30 años después de la “internacional de estudiantes”, ocurrió lo que Wikipedia resume de la siguiente manera: “Plan Bolonia es el nombre que recibe el proceso iniciado a partir de la Declaración de Bolonia, acuerdo que en 1999 firmaron los ministros de Educación de diversos países de Europa (también se adhirieron Rusia y Turquía), en la ciudad italiana de ese nombre. Es una declaración conjunta que dio inicio a un proceso de convergencia que tenía como objetivo facilitar el intercambio de titulados y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales, mejorando su calidad y competitividad a través de una mayor transparencia y un aprendizaje basado en el estudiante, cuantificado a través de los créditos ECTS.
“Pese a no ser un tratado vinculante, condujo a la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, un ámbito al que se incorporaron países y que serviría de marco de referencia a las reformas educativas que muchos países habrían de iniciar en los primeros años del siglo XXI”.
El problema educativo lejos de quedar resuelto se diversifica. El humanismo no regresa a las aulas ni al modelo de relación docente-alumno, y se insiste en adaptarse a los requerimientos sociales, no en crear un modelo educativo que transforme esas exigencias de la economía, la industrial, el poder político, en modificaciones al modelo de desarrollo, al sistema de vida, a la cultura, a la civilización.
Es en este contexto que reaparece, con mayor fuerza y diferentes protagonistas, el reclamo de un cambio, ahora encabezado por las mujeres, por ese feminismo inteligente, pero además con muchas ventajas tecnológicas y de comunicación, para que el 8M convoque a una internacional feminista. Parece que los gobiernos, particularmente el nuestro, no lo entienden.
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Una amable lectora, como contribución para aclararme el caletre, envió lo que comparto con ustedes:
Señor presidente:
Somos las mujeres de México que se niegan a quedarse calladas mientras nos matan, nos violan, nos acosan, nos desaparecen.
Somos las madres que queremos que nuestras hijas crezcan libres, las jóvenes que queremos que nuestras amigas lleguen a sus casas vivas, las niñas que queremos las mismas oportunidades que nuestros hermanos.
Somos, también, los hermanos, compañeros, padres e hijos de mujeres que temen por sus vidas todos los días.
En nuestro país, 11 mujeres son asesinadas cada día, 26 mujeres se reportan desaparecidas y cada hora se denuncian 2 violaciones sexuales.
Urge voluntad política para terminar con la violencia feminicida. Por eso nos unimos a los colectivos feministas que exigen: ¡Alerta de género efectiva YA!
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En días, México será coanfitrión del Foro de la Igualdad de las Naciones Unidas.
La alerta de género es una de la herramientas más completas para disminuir la violencia feminicida. Pero no funciona por falta de voluntad política.
Esta es la oportunidad perfecta para poner a México en el ojo del huracán. Únete a la voz de miles de mujeres exigiendo una alerta de género que sea efectiva ¡YA!
www.gregorioortega.blog
@OrtegaGregorio