* Su idea de México, su proyecto de nación, es la del país de un solo hombre, es el regreso de Antonio López de Santa Anna, con la garantía de que no mutilarán la república, pero sí la soberanía y la idea de patria. ¿Para qué las vacunas? Lo importante para él es su fe
Gregorio Ortega Molina
Todavía no tengo claro cuál es el proyecto de nuestro gobierno para vacunarnos a todos; es más, supongo que el gobierno tampoco tiene sobre el papel y con los recursos económicos y humanos suficientes, la manera, el modo, el plan para lograrlo, si su empeño de cambio de régimen, de renovación nacional, de una cuarta transformación nunca contempló imprevistos, menos del tamaño que es una pandemia y la salud de una población de poco más de 120 millones de mexicanos.
La idea inicial fue romper lanzas con los laboratorios -supongo que su fe le impide considerar, entre otras cosas, las vacunas- y los empresarios, para hacer constar que este férreo gobierno no está de florero, ¡faltaba más! Dejar impronta requiere de un cambio de cultura para desterrar la corrupción, aunque Pío y Francisca le ensucien el tema. También de grandes obras, como el aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya. Para eso son los recursos; primero lo faraónico, después los pobres y su salud.
Tampoco tuvo enfrente la idea de confrontarse con las mujeres, pues quién podía anticipar el 8M, el necesario cambio civilizatorio para que el machismo deje de existir, y esa tonta idea de jefes de familia con pantalones y barba desaparezca, porque, como ahora se sabe, en muchos hogares son las mujeres las que resuelven el tema del bienestar, ya no digamos el de la conducción y fortalecimiento de los valores en el hogar. Son ellas las que modifican el rostro de la esperanza, la promesa de futuro.
¿Las vacunas? ¡Vamos!, nadie en el Poder Ejecutivo contempló la posibilidad de esta exigencia para la salud pública. Si las del Programa Nacional de Vacunación no están disponibles, mucho menos tenemos al alcance las anti Covid-19. Pero eso sí, el reclamo a la ONU, para que no pensemos en que el presidente de la República muy bien puede ser mezquino, y prefirió la realización de su proyecto preconcebido y pactado con él mismo y sus contlapaches, que el bienestar de sus gobernados. No es por política, es por un compromiso con su fe.
El calendario es preciso. El día llega cuando debe llegar. ¿Cuántos mexicanos realmente estarán vacunados, con su doble dosis, cuando sea responsabilidad de los electores la renovación de la Cámara de Diputados? ¿Serán los 80 millones ofertados? ¿Y el reclamo político que harán las mujeres, para abonar a su propia causa?
Muy bien pudo haber destinado, a tiempo y en forma, los recursos económicos para pagar las vacunas, pues con toda certeza se le agradecería más esa actitud, que el empeño en darnos lo que no se necesita y, además, se pagará con sobreprecio, como ya ocurre con lo que nos cuesta desaparecer Texcoco, para que Santa Lucía salga a la luz.
Pero no, su idea de México, su proyecto de nación, es la del país de un solo hombre, es el regreso de Antonio López de Santa Anna, con la garantía de que no mutilarán la república, pero sí la soberanía y la idea de patria. ¿Para qué las vacunas? Lo importante para él es su fe.
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Para hacer constar que no estamos mal económicamente, “el Instituto INEGI presenta el segundo conjunto de resultados del Estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN) 2020.
“El EDN brinda información sobre el panorama nacional de los establecimientos micro, pequeños y medianos que realizan actividades manufactureras, comerciales y de servicios privados no financieros en el contexto de la pandemia por COVID-19.
“Como se reportó en 2020 con el primer conjunto de resultados, de los 4.9 millones de establecimientos micro, pequeños y medianos reportados por los Censos Económicos 2019, el EDN 2020 estima que sobrevivieron 3.9 millones (79.2%) a 17 meses de concluido el levantamiento censal.
“En el mismo periodo se estima que cerraron sus puertas definitivamente 1 010 857 establecimientos, que representan 20.8%, y nacieron 619 443 establecimientos, que representan 12.8% de la población de negocios del país.
“Del 20.8% de establecimientos que murieron, 5.6% eran formales en 2018. De los establecimientos sobrevivientes, 25.9% son formales.
“Por sector de actividad económica, el EDN reporta que del total de establecimientos del ámbito informal que cerraron definitivamente sus puertas 10% realizaba actividades de Servicios Privados No Financieros y 9.5% se dedicaba al Comercio.
“El 46.2% de los establecimientos que sobrevivieron en 2020 tienen personal ocupado con estudios de primaria y secundaria, mientras que 24.7% de los establecimientos muertos tenían personal con estudios superiores y de posgrado, conforme a lo reportado en 2018.
También se observa que 10.6% de los establecimientos sobrevivientes reportaron acceso a financiamiento en 2018; mientras que entre los establecimientos muertos sólo 10% reportó financiamiento en ese mismo año”.
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@OrtegaGregorio