* ¿Qué puede conversar el presidente de México, vigilante de un Estado adelgazado y sin activos económicos -salvo los fiscales-, con el poseedor de la primera, segunda o tercera fortuna del mundo?
Gregorio Ortega Molina
Lo que se fue jamás regresa; si ocurre un milagro que lo trae de vuelta, descubres que en la actualidad dejó de funcionar como lo hizo. Nunca es lo mismo, siempre es diferente.
Me refiero a ese torpe deseo de restablecer el presidencialismo. Por ejemplo, ¿de qué puede conversar el presidente de México, vigilante de un Estado adelgazado y sin activos económicos -salvo los fiscales-, con el poseedor de la primera, segunda o tercera fortuna del mundo?
En la manera en que se redistribuyó el poder y debido a los corrimientos en los grupos que dejaron de administrarlo para ceder su espacio a los nuevos prebostes, tiene prevalencia la economía sobre la política. Naturalmente el gobierno conserva la facultad de expropiar, de exigir el pago puntual de impuestos, de ordenar auditorías a Creso Slim, pero el ciudadano Carlos Slim observa cómo se mueve su fortuna en la medida que sube o baja la cotización de las acciones de sus empresas en bolsa, y en la proporción en que se modifican él toma decisiones correctivas, porque ha de pagar salarios, mantener en funcionamiento perfecto y para que produzcan esos negocios que lo hacen fuerte, pero también son el sustento de centenares de miles de familias. Es un hombre que escucha, y de acuerdo a lo que oye, responde.
No ocurre lo mismo con los políticos. Hace mucho los presidentes de México dejaron de ver y oír. Al país lo mueve la inercia y la obcecación de esos administradores públicos cuya consigna fue romper el proyecto de la Revolución, para darnos el mundo del neoliberalismo, de la libre empresa y el mercado sin cortapisas. Son dos planos distintos: quieren vivir en un presidencialismo obsoleto, y administrar un país que ahora nada tiene que ver con aquel que concibió al señor presidente de la República.
Las consideraciones anteriores obedecen a que leí, en todos los medios informativos a que tengo acceso, que Carlos Slim Helú sostuvo que en la emergencia por el terremoto del 19 de septiembre se notó la ausencia de liderazgos políticos. “La verdad, yo he visto ausencia de líderes políticos de partidos y mucha presencia del gobierno”, subrayó en conferencia, en la que informó sobre la colecta de donativos que realizó la fundación que lleva su nombre.
El fundador y presidente honorario vitalicio de Grupo Carso detalló que el total alcanzado por donativos y la aportación de la Fundación Carlos Slim es de 2 mil 374 millones de pesos, destinados a la reconstrucción. Se integran con los 395 millones 638 mil 238 pesos donados por más de 217 mil personas a través de sus recibos Telmex, Telcel, Inbursa y Chedraui, así como del apoyo de personalidades del mundo artístico como Plácido Domingo, Pepe Aguilar, Alejandro Fernández, Maná y el piloto Sergio Checo Pérez.
Aprovechó el lugar y el momento para puntualizar que, a pesar de las peticiones en redes sociales, sondeos y rumores sobre su eventual participación en la contienda electoral de 2018, no desea competir por la presidencia de la República: “los empresarios que quieren ser políticos, son más políticos que empresarios”.
Deduzco, entonces, que no está de acuerdo con los nombres de los precandidatos del PRI, y de otros partidos.
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