Aquí en el Congreso
Por José Antonio Chávez
Si creía usted que en México ya habíamos tocado fondo en materia de salud, el actual desabasto de medicamentos y el caos en los servicios públicos nos demuestran que siempre se puede estar peor.
Desde la transición del Seguro Popular al INSABI—con sus promesas de ser la panacea—hasta el recién impulsado IMSS-Bienestar, la historia reciente de nuestro sistema de salud es un subibaja que no acaba bien para el paciente de a pie. ¿La consecuencia? Cada vez más mexicanos se rascan el bolsillo para pagar servicios privados.
¿La cereza del pastel?
A las aseguradoras se les está haciendo costumbre cobrar primas de gastos médicos mayores que parecen escalera al cielo.
El panorama está para poner a sudar frío a cualquiera, anote las manifestaciones realizadas el pasado lunes por los trabajadores de salud que desquició a toda la Ciudad de México.
Los manifestantes denuncian lo que todos ya sabemos: Los hospitales públicos padecen carencias de personal, equipos y, por supuesto, medicamentos esenciales, situación que seguramente también sucede en Dinamarca, como nos repitieron todo el sexenio pasado.
Ante esta situación, el refugio para muchos es contratar un seguro de gastos médicos mayores. Pero, resulta que estos productos privados han ido subiendo sus costos hasta niveles impagables para el grueso de la población.
Aunque no hay cifras exactas, se estima que menos del 10 por ciento de los mexicanos cuentan con un seguro de gastos médicos mayores. ¿Por qué tan pocos? Porque la mensualidad, que puede dispararse en función de la edad, el historial médico y el tipo de cobertura, se ha vuelto un lujo más cercano a comprar un auto que a un servicio esencial.
Si a eso agregamos que la atención en los hospitales privados tiende a elevarse hasta siete veces más que en farmacias y proveedores externos, esto se convierte en una fantasía para el grueso de las familias mexicanas.
Aquí es donde entra el diputado federal de Coahuila, Jericó Abramo, quien presentó una iniciativa para poner un tope a las primas y así detener los “abusos” de las compañías de seguros, una propuesta que se dice fue vista con buenos ojos por el coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal y el presidente de la Cámara Baja, Sergio Gutiérrez.
Claro, habrá quien diga que es una medida populista o que atenta contra la libre competencia. Pero la realidad es que, mientras el Estado no garantice un servicio de salud de calidad, estas primas seguirán subiendo a pasos agigantados: la oferta de seguros crece, pero la demanda no puede pagar precios tan altos.
Esta historia de terror con tintes de tragicomedia no se va a resolver con buenas intenciones, por eso iniciativas como la de Jericó Abramo para topear primas puede ser un primer paso para contener los excesos de las aseguradoras.
Aunque esto represente solo un paliativo ante la necesidad de contar con un sistema de salud público que haga honor al nombre, pues la crisis no solo se mide en camas de hospital insuficientes, sino también en cuántos bolsillos quedan al borde de la quiebra por una enfermedad que, en teoría, debería ser atendida por el Estado.
SE REUNE EN LO OSCURITO MIER CON PANISTAS
Anote usted lo que sucedió ayer en la Cámara de Senadores: Sigilosamente el senador de Morena, Ignacio Mier, se trasladó a la Torre Azul para sostener un encuentro con los legisladores del PAN, y aunque no hubo declaraciones públicas, en los pasillos se dice que la plática se llevó a cabo en el marco de la próxima discusión de la iniciativa sobre nepotismo. ¿Estarán sumando votos? ¿O buscarán suavizar la postura del coordinador panista Ricardo Anaya, quien días antes se les fue a la yugular?
Jachavez77@yahoo.com