Por María Manuela de la Rosa Aguilar.
La invasión de Rusia a Ucrania fue un golpe sorpresivo, en donde Vladimir Putin tenía toda la seguridad de que rápidamente se haría con el control de Ucrania, anexando el país al territorio ruso, con el notable antecedente de que ni la comunidad internacional intervendría, como sucedió en el 2014, que invadió Crimea alegando vínculos históricos que hacen no sólo de esa península, sino de toda Ucrania, parte de Rusia, como lo fue durante la era soviética y antes, durante el Imperio. Sin embargo sus cálculos estratégicos no fueron acertados, porque no tomó en cuenta otros factores, como el hecho de que la población ucraniana tiene un alto sentido de identidad y nacionalismo, o que para Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, Ucrania es un territorio clave por su posición geoestratégica, siendo una frontera natural entre Oriente y Occidente. Y se dieron cuenta del error de su indiferencia en el 2014 y ahora Ucrania ha contado con todo el apoyo occidental.
Por su parte, Rusia ha confiado en sus aliados, aunque no se hayan pronunciado tan abiertamente, pues no han arriesgado sus intereses económicos, políticos y estratégicos. China ha sido muy prudente; La India entre la espada y la pared por los convenios militares que tiene con Estados Unidos; Irán ha sido más abierta al respecto, pero el costo le ha dolido por las sanciones y restricciones respecto a su proyecto nuclear; Corea del Norte como siempre amenaza y sus acciones disuasivas no han faltado.
Pero…
Resulta que China ha tenido continuas reuniones con funcionarios norteamericanos y el mismo presidente Biden. Recientemente el Secretario de Estado norteamericano Antony Blinken viajó a China para reunirse con Xi Jinping, en donde acordaron mantener una buena relación y el líder chino declaró que su país no desea desafiar a Norteamérica, comprometiéndose a no enviar armas a Rusia. Ambos funcionarios reafirmaron su compromiso de continuar con su intensa relación comercial, aunque el tema de Taiwán queda pendiente, pero se abre la posibilidad de una especie de tregua para dar espacio a una solución respecto a los deseos de Taiwán de emancipación, que de facto la tiene. Sin embargo, es la joya de la corona a la que China difícilmente renunciará.
La India continúa su buena relación con Estados Unidos, siendo una potencia en continuo crecimiento y difícilmente sacrificará sus intereses en aras de apoyar a Rusia. La India tal vez es el país de mayor crecimiento económico en el último lustro y según las previsiones se perfila para ser una gran potencia. Y no olvidemos que cuenta con uno de los ejércitos más grandes y poderosos del mundo, es el segundo con más efectivos, que suman casi millón y medio, sólo medio millón menos que China, pero es considerado en el cuarto lugar por su poderío militar, gracias a los convenios con los Estados Unidos, situación a la que no podría renunciar por ayudar a un aliado.
Irán ha dado su apoyo a Putin, incluso se ha mencionado que en caso de ser orillado a renunciar, su refugio más seguro sería Teherán. Y es que los conflictos por el tema nuclear con Occidente le han llevado años de contratiempos, aunque se sabe que ha seguido con sus proyectos de enriquecimiento de uranio con fines militares. Pero apenas acaba de establecer negociaciones con la UE para un encuentro que se calificó de serio y constructivo en vistas a un posible entendimiento con Washington, relación que fue interrumpida abruptamente durante la administración de Donald Trump. Un gran paso que parecía imposible, con lo que Irán se verá ante la disyuntiva de solucionar el problema de las sanciones internacionales o ayudar a su amigo ruso. La respuesta es obvia.
Respecto a Corea del Norte, que ha realizado maniobras disuasivas en las fronteras de su territorio, pero sobre todo, por la actitud del líder supremo Kim Jong, que ha expresado en diversas ocasiones su abierto apoyo a Vladimir Putin, que no han pasado de ser meras declaraciones. Aunado a ello, en la reciente convención del partido único no se hizo mención de nuevas acciones militares ni de su proyecto nuclear, concretándose, al parecer, de un evento más protocolar para reiterar la unión del partido en torno al líder supremo y la continuidad de su política. Aunque dicho acontecimiento se llevó a cabo con suma reserva, no trascendieron anuncios espectaculares como podría pensarse, lo que indica también que Corea del Norte se mantendrá ocupada en la política interior y el desarrollo de sus programas espaciales.
Bielorrusia por su parte se mantiene firme en su apoyo a Rusia, en su papel de satélite de la metrópoli, ha realizado ejercicios de movilización so pretexto del adiestramiento militar, pero evidentemente con fines disuasivos, lo cual es claro para Occidente, aunque tiene una posición estratégica muy importante, ha sido calculada desde el inicio y difícilmente será una sorpresa en la guerra que continúa.