Enaela García CEO de CYCSAS
El apagón informático del pasado viernes 19 de julio, pone al descubierto la fragilidad de la infraestructura tecnológica en nuestra vida cada vez más digital. El apagón demostró que la plataforma de una empresa enorme como Microsoft, con sus grandes recursos y su enorme inversión en una robusta seguridad de los sistemas, podía quedar sacudida por un error accidental de una actualización de software emitida por una empresa independiente de ciberseguridad y con un impacto catastrófico, porque los computadores de Microsoft están en el centro de gran parte de nuestra infraestructura tecnológica.
Al respecto, la preparación ante contingencias es una necesidad imperativa para la supervivencia y continuidad de cualquier organización. Aquí es donde entran en juego el Plan de Continuidad del Negocio (BCP, por sus siglas en inglés) y el Plan de Recuperación ante Desastres (DRP, por sus siglas en inglés), dos componentes esenciales que, aunque relacionados, cumplen funciones distintas en la gestión de riesgos.
El BCP es una estrategia integral que asegura que una empresa pueda seguir operando durante y después de una interrupción. Este plan abarca todas las áreas críticas del negocio, desde la logística hasta las comunicaciones, y tiene como objetivo minimizar el impacto en las operaciones.
Es importante porque minimiza las pérdidas financieras, protege la reputación de la empresa y da oportunidad de continuar operando durante una crisis, lo que fortalece la confianza de los clientes y socios comerciales, da cumplimiento al requisito obligatorio y fomenta una cultura de resiliencia, donde los empleados están preparados para actuar de manera efectiva ante cualquier eventualidad.
Por otro lado, el DRP se enfoca en la restauración de los sistemas y la infraestructura tecnológica tras un desastre. Este plan es crucial para que una organización pueda retomar sus operaciones normales lo más rápido posible después de un evento disruptivo.
Su importancia radica en que minimiza el tiempo de inactividad al permitir una recuperación rápida de sistemas críticos; asegura que los datos importantes se respalden y puedan recuperarse, evitando pérdidas catastróficas de información; protege contra las vulnerabilidades que pueden surgir durante un desastre, manteniendo la integridad y confidencialidad de los datos y facilita la rápida recuperación de la infraestructura tecnológica, permite que otras áreas del negocio también se recuperen y continúen operando.
Al integrar el BCP y el DRP se crea la verdadera fortaleza en la preparación ante contingencias, la cual radica en la integración efectiva del BCP y el DRP. Estos planes no deben existir en silos, sino complementarse para proporcionar una respuesta cohesiva ante cualquier tipo de interrupción.
Los beneficios de la Integración del BCP y el DRP es que proporciona una visión completa de la continuidad del negocio, abordando tanto las operaciones como la infraestructura tecnológica; permite una respuesta más rápida y coordinada, ya que todas las áreas de la organización trabajan bajo un plan unificado y reduce la duplicación de esfuerzos y optimiza el uso de recursos para la gestión de crisis.
En conclusión, la importancia de la contingencia en el mundo empresarial no puede ser subestimada. La implementación efectiva de un BCP y un DRP no solo garantiza la supervivencia de la empresa durante y después de una crisis, sino que también fortalece su capacidad para adaptarse y prosperar en un entorno incierto. La clave está en la preparación, la planificación y la integración de estos dos componentes críticos, asegurando así una respuesta ágil y eficiente ante cualquier eventualidad.
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