Ricardo Del Muro/ Austral
Los restos del general José María Melo, soldado de Simón Bolívar, expresidente de la Nueva Granada y reivindicado como precursor del socialismo en Colombia, se encuentran en un sepulcro perdido en la finca Juncaná, en el bello municipio fronterizo de La Trinitaria, en la región de las lagunas de Montebello en Chiapas.
La figura histórica del general Melo (Chaparral, Colombia, 9 de octubre de 1800 – La Trinitaria, Chiapas, México, primero de junio de 1860) ha sido reivindicada por el presidente Gustavo Petro. En su primera visita oficial a México, en diciembre de 2022, solicitó a su homólogo, Andrés Manuel López Obrador, la repatriación de los restos del general Melo a Colombia, petición reiterada en la reciente visita, el 9 de septiembre, de López Obrador.
De origen indígena, el general Melo es considerado por el historiador Gustavo Vargas Martínez como el precursor del socialismo en Colombia, además de que su muerte es semejante al asesinato del Che Guevara en Bolivia.
A los 18 años, Melo se unió al Ejército Libertador y tras la muerte de Bolívar, en 1830, se exilió en Europa, donde conoció las ideas socialistas de Fourier y Saint Simon. Al regresar a Colombia, participó con el artesano Ambrosio López en la fundación de las Sociedades Democráticas, que se oponían al libre comercio con Francia, Inglaterra y Estados Unidos, porque “arruinaban la economía nacional” y también exigieron el respeto de los Resguardos Indígenas y abolición de la esclavitud.
Después de haber encabezado la revolución de los artesanos en 1854 y permanecer ocho meses, del 17 de abril al 4 de diciembre de 1854, como presidente de la República de la Nueva Granada (antiguo nombre dado a la actual Colombia y la entonces provincia de Panamá), el general Melo fue desterrado.
Se embarcó a Costa Rica, luego combatió contra la invasión del estadounidense William Walker en Nicaragua; se trasladó al Salvador para trabajar como instructor de tropas y el 10 de octubre de 1859, llegó a la frontera de México para unirse al movimiento de Reforma de Benito Juárez, encabezado en Chiapas por Ángel Albino Corzo.
En la madrugada del primero de junio de 1860, en la finca de Juncaná, el destacamento del general Melo, fue sorprendido por las tropas del general conservador, Juan Antonio Ortega, quien ordenó su inmediata ejecución. Fue un asesinato, sin juicio de por medio. De acuerdo con una carta de Romualdo Guillén, integrante de la tropa de Ortega, fechada el 14 de junio de 1860, el general Melo fue sepultado por los indígenas tojolabales frente a la capilla de la finca.
Se han hecho tres intentos para localizar y exhumar el cadáver del general Melo para su repatriación a Colombia. La primera búsqueda fue en 1940 por instrucciones del entonces presidente Lázaro Cárdenas, a solicitud de Luis López de Mesa, ministro de Relaciones Exteriores y de Jorge Zawadsky, ministro de la Legación de Colombia en México, pero no existe informe sobre esa excavación.
La segunda búsqueda de los restos fue en junio de 1989, durante el gobierno de Carlos Salinas, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en respuesta a la solicitud del premio Nobel, Gabriel García Márquez, y el historiador colombiano Gustavo Vargas Martínez, en donde también participaron los escritores Alvaro Mutis, Ricardo Cuéllar Valencia y el poeta Enoch Cancino Casahonda. Los resultados fueron precarios, porque las excavasiones no fueron profundas, el presupuesto se acabó y se comprobó que frente a la capilla no sólo estaría enterrado el general Melo sino que se trataba de un panteón.
Ahora, el presidente López Obrador designó al director del Archivo General de la Nación, Carlos Enrique Ruiz Abreu, para la tarea de “recabar y compilar registros históricos relacionados con la trayectoria del expresidente Melo en el Estado de Chiapas y su participación en la Guerra de Reforma”.
Representantes de Colombia en México tuvieron una reunión en la que Ruiz Abreu les confirmó que “han adelantado ocho intentos de localización de los restos del general Melo que, pese a no ser exitosos, ofrecen luces para avanzar en la identificación documental relacionada”, explica una carta enviada en junio de este año por la cancillería a los gobernadores indígenas de Tolima, departamento de Colombia.
Al respecto, señala la misiva que “se han identificado cuatro posibles ubicaciones que serán revisadas in situ por medio de una comisión de búsqueda organizada por el INAH de México y las autoridades del Estado de Chiapas”.
Más allá de la tumba, el poeta Enoch Cancino señaló que el general Melo llegó a nuestras tierras acompañado de su hijo Máximo, de doce años de edad, quien fue educado por don Ángel Albino y más tarde contrajo nupcias con su hija menor, Amanda, matrimonio del cual desciende una numerosa y noble familia chiapaneca. RDM