Una lista con sólo 9 de los casos más sonados, de periodistas censurados en lo que va del sexenio de AMLO, revelan la semiótica de su pretendida reivindicación.
Redacción MX Político.- La revancha cobra forma en la “Ley del Talión” aplicada por el nuevo gobierno conforme avanzan los días y aquellas frases demoledoras contra la injusticia y el pasado de abusos, pronunciadas la noche del 1 de julio de 2018, retumban por su incumplimiento en cada una de nuestras conciencias.
“Habrá libertad de expresión” aseguró categórico AMLO ante la multitud, la noche de aquel domingo en que ya se anunciaba su triunfo electoral frente al Hotel Hilton del Centro de la Ciudad de México. Fue una de las 29 frases de aquel memorable discurso.
Y la gente, seguidores y críticos, lo creyeron.
Los propios comunicadores y quienes ejercen en general el ejercicio de la opinión pública, albergaron la esperanza de que su discurso estuviera respaldado por la moralidad de un luchador social honesto, que se habría fraguado al “fuego lento ” de la lucha opositora, por más de 18 años de sinsabores y de padecer el desigual pleito con las altas burocracias, las clases medias empedernidas y la plutocracia mexicana, que nunca se cansa de dictar los designios del modelo de nación que somos.
Lo repitió a mediados de enero, ya siendo el primer mandatario, en una de sus primeras inscursiones a esa figura de deliberación popular que constituye su personal forma de gobernar, de tomar las decisiones, en público: La conferencia mañanera:
Dijo en aquel 16 de enero de 2018: “los medios públicos se van a integrar, claro, respetando la autonomía de cada medio y la libertad, porque nosotros no vamos a dar línea, no va a haber consigna, ni siquiera en medios que tengan que ver con el gobierno, ni en Notimex, para acabar pronto; o sea, libertad plena, completa, cero censura”, aseguró López Obrador.
Sin embargo, este es otro rubro donde el Presidente de la Repúblca queda a deber o en el peor de los escenarios, revela con hechos que su forma de gobernar es la de los tiempos del omnipotente PRI, en que sus dichos eran unos…y sus hechos, otros.
En un corte a este 26 de noviembre del 2019 y a escasos 5 días de que cumpla su primer año formal al frente del cargo, López Obrador y su gobierno, han influido -indiscutiblemente- en las súbitas y “misteriosas” renuncias de por lo menos estos 9 periodistas con influencia nacional e internacional, en el mundo de habla hispana:
1.- Jorge Ramos. Fue cesado de El Universal.
Aunque aclaró que la empresa le argunentó que habría violado en su ejercicio profesional el código de ética de El Universal. Por lo que él mismo aclaró: “No fue censura”.
2.- Carlos Marín. Dejó la dirección de Milenio Dario de manera intempestiva.
Porque al igual que Julio Scherer, dijo que “él habría cumplido ya su ciclo de 20 años al frente del rotativo y que esa era la razón.
3.- Carlos Loret de Mola. “No refrendó” su contrato con W Radio y después con Televisa.
Loret dejó Televisa, en su mejor momento quizá y argumentando “que finiquitó su relación laboral con el corporativo en los mejores términos”; “que nunca accedió a que su contrato fuera reestructurado y seguramente acondicionados sus parámetros de percepción y beneficios”, como parte de la misma presión que todas las empresas ejercen contra el empleado o funcionario, para forzarlo a salir.
4.- Ricardo Alemán. Antes de la toma de protesta de AMLO fue despedido de su espacio en Televisa y su columna Itinerario Político de Milenio Diario, fue abruptamente suspendida.
También, al igual que en el caso de Jorge Ramos, la empresa le argumentó “su falta de ética”. Asombrosas causales para dos profesionales de la talla de ambos.
5.- Carlos Padilla. Después de 17 años fue abruptamente despedido de ABC Radio.
Aunque se especula que su despido fue motivado por la presión de no de los socios mayoritarios, Abraham Zabludovsky, nunca se ha podido confirmar esta versión, ni tampoco es creíble, por cuanto Abraham conoce la entraña del oficio, lo aprendió y lo heredó. Es un hombre generoso y gregario con su gremio.
6.- Rubén Cortés. Se despidió de ser director de La Razón.
Se dice que después de impulsar una autocensura impuesta desde el gobierno de Peña Nieto en el diario La Razón, el medio perdió influencia en sus lectores y ya no se pudo levantar, con una línea escasa de contundencia en la disección temática de la información. La caída en las ventas del rotativo, propició su salida.
7.- Ricardo Gómez. Fue “renunciado” de El Universal, siendo el Jefe de la Sección Política, al mismo tiempo en que ocurrió la “renuncia” de Jorge Ramos. Una pretendida falta al Código de Ética del corporativo, la causal.
8) Sergio Sarmiento. Se terminó su relación con Grupo Radio Centro.
Su salida obedeció a que supuestamente no tenía audiencia. IBOPE Media, en su análisis de investigación de medios, “nunca lo registró” y como no se pudo supuestamente medir su alcance en el mercado, su empresa se justificó en ese razonamiento para pedirle su renuncia.
9.- Víctor Trujillo. Mejor conocido como “Brozo” se despedirá este viernes de su programa “El Mañanero”. Ese día será su última transmisión al aire del programa radiofónico El Mañanero, anunció este lunes su conductor, Brozo.
El personaje interpretado por Víctor Trujillo dio a conocer el fin del noticiero que difundió por medio de la estación Aire Libre con estas palabras: “De pronto nos sentamos a ver las posibilidades, nos sentamos a hablar de economía, a hablar de negocios, a hablar de finanzas, a hablar de marketing, a hablar de ventas, del dinero pasmado; las inversiones como si no existieran (…)”.
Brozo recordó que el próximo jueves cumplirá 25 años El Mañanero, programa que pasó por distintas etapas desde que comenzó en 1994 en Grupo Acir y que después saltó a la televisión primero en Canal 40 y luego en Televisa, donde cobró notoriedad en 2004 al detonar los videoescándalos que involucraron a personajes cercanos a Andrés Manuel López Obrador, entonces jefe de gobierno del Distrito Federal.
Todos los casos anteriores, de estos 9 valiosos profesionales de la comunicación y el análisis, tienen un denominador común: tuvieron el valor y el talento, para construir razonamientos críticos y sustentados en hechos, que pudieron haber herido el ego o la susceptibilidad del Presidente López Obrador o de alguno de sus más cercanos colaboraores o asesores.
Y ni mencionar los casos de Ricardo Rocha, presionado para renunciar a la Dirección General del Canal del Congreso de la CDMX; o el de la piloto Ximena García, quien por emitir un comentario chusco por redes sociales, fue obligada a disculparse primero por la presión del propio presidente López Obrador y después a renunciar a su trabajo en Interjet; o el más reciente, del piloto Rafael Paulo Bolio Cuevas, de Aeroméxico, que se atrevió a compartir su opinión por el interfono del avión, en un vuelo donde iba el primer mandatario, estando en estos momentos siendo investigado por su empresa, muy probablemente obligada por la presión ejercida desde lo que es equivalente ahora a la Dirección General de Comunicación Social.
No les gusta el disenso; la crítica les irrita. Es evidente. Ni al propio presidente que se dice un demócrata.
Se manejan entonces al más puro y tradicional estilo de un régimen autoritario y que no concede oposición alguna a sus criterios y acciones de gobierno.
Precisamente como se estilaba en los gobiernos a los que pretenden “enterrar” para siempre.
Las preguntas son ¿para qué?….¿para hacer lo mismo que hacían aquellos?…para garantizar la perpetuidad en el poder, a través de la fuerza, el abuso y la sinrazón?….¿para exterminar al que piensa diferente?.
Porque por más que se esmere el vocero oficial Jesús Ramírez Cuevas en ilustrar con “sesudos” análisis, la mecánica de la nueva “libertad de expresión” practicada desde el gobierno de la 4 T, una cosa es clara: Los periodistas que se atreven a cuestionar y a criticar, corren el riesgo de correr la misma suerte de los anterires casos.
Al parecer...nada nuevo bajo el sol… la libre expresión en este gobierno, es un espejismo…del “pejismo”.
hch