Yo Campesino / ¿Ahora sí?
- Llamados a la unidad frente a la violencia que ahora tocó a la 4T
Miguel A. Rocha Valencia
En país donde la violencia cobró más de 200 mil asesinatos en un sexenio y que está considerado como el más peligroso para ejercer el periodismo con cerca de 30 ejecuciones de reporteros, es claro que debemos estar unidos contra el crimen organizado, responsabilidad que debió asumir un gobierno que siempre negó el fracaso de su estrategia.
También hay que llamar a la unidad de todos los mexicanos frente a la desaparición forzada de más de 135 mil mexicanos que en muchos casos fueron obligados a sumarse a las filas del crimen y que hoy “gracias” a las políticas oficiales, permanecen en el olvido o se les liga necesariamente al crimen organizado.
La soberbia del régimen que cuida la “investidura presidencial” y le impide reunirse con padres de niños con cáncer y se les tipifica como terroristas o con las madres buscadoras que al final se pierden en el anonimato de la amenaza criminal, es la siembra ya no de un sentimiento anodino sino de revancha de quien no es escuchado, de quienes reclaman y reciben silencio oficial.
A todos ellos hoy se les pide unidad y como nobleza obliga, hay que responder que sí, solidarizarnos con un llamado contrala violencia, esa que mata y que incluso criminaliza a las víctimas como diría el impresentable ex gobernado de Veracruz cuando acusó a los periodistas de ser culpables de su propio asesinato por tener de entrada y sin indagatoria, ligas con el crimen organizado.
Hoy tocó a los cuatroteístas pagar, lamentablemente su cuota al crimen organizado, pues aunque se trate de matizar o se diga que no es tiempo de adelantar conclusiones, la participación de al menos tres personas en el doble asesinato de los funcionarios del gobierno de la ciudad de México, indica que fue un acto perfectamente planeado por una banda de delincuentes.
En el argot coloquial, “iban por ellos” y no hay duda que se trata de una advertencia o una revancha que tiene un destinatario que no contesta, que permanece mudo, incógnito frente a la desgracia de las dos víctimas que seguramente eran inocentes como la mayoría de los asesinados y desaparecidos que hay en el país.
Por eso el llamado a la unidad de un pueblo “agradecido” debe contar con la solidaridad de quienes ya fueron víctimas y no son escuchados bajo el pretexto de no manchar la investidura presidencial del omnipresente de palacio Nacional donde la destrucción de honras, carreras, empleos, instituciones y vidas se dio durante un sexenio y se incurre en la tentación de continuarlas en este periodo en cual sigue sin escucharse a las víctimas y se les trata con soberbia y a muchos, con desprecio o sospecha como a los críticos, líderes sociales no afiliados a la 4T.
Sí, hay que ser empáticos con los familiares de estas víctimas pertenecientes a la 4T, son seres humanos, pero tampoco hay que desoír el mensaje intrínseco, ni mucho menos dejar en el aire a quien va dirigido y quién es el remitente. Sólo así se podrá asegurar que esa impunidad que da la 4T a sus delincuentes de casa, no se sigue aplicando al crimen organizado, ahora si que “como antes” cuando el ganso ordenó darles abrazos.
Responder al llamado de unidad también es importante, aunque venga de quien ha propiciado la división de los mexicanos entre quienes están del lado bueno, es decir de la 4T y los malos, los aspiracionistas, neoliberales, críticos, institucionales, de los sometidos a vejaciones del poder como el caso de ciudadano que fue arrodillado frente al impresentable Gerardo Fernández Noroña que retrató en toda su extensión la soberbia y prepotencia de la 4T.
Sí, el abuso del poder en una imagen de lo que nos espera con un poder Judicial sometido para castigar a la disidencia, a la crítica a quienes no somos de casa.
Que en paz descansen las víctimas de hoy quienes se suman a esos más de 200 mil asesinados que claman justicia y les responden con silencio, olvido y hasta satanización.
Veremos cómo con gran celeridad se realizan las investigaciones, esas que deberían ser igual para todas las víctimas de asesinatos y desapariciones, pero que no se miden con la misma vara. Hoy la siembra de vientos se refleja en una tempestad que alcanza a los de casa.
Así también deberían llamarnos a la unidad por la matazón que ocurre al Gaza donde balas y bombas judías no discriminan entre combatientes y civiles, mujeres y niños.
Queremos paz.