Estudios técnicos efectuados por expertos de la UNAM y el IPN revelaron que el socavón de la comunidad de Santa María Zacatepec, Puebla, está presuntamente asociado a diferentes factores como son la edificación de pozos artesanales, las abundantes lluvias y el desgaste por uso agrícola.
Ya han transcurrido cuatro meses desde que se abrió un enorme socavón, en un terreno agrícola, en el municipio de Juan C. Bonilla. El enorme agujero comenzó con un diámetro de cinco metros y aproximadamente 8 metros de profundidad, actualmente ya tiene más de 120 metros de diámetro.
Las investigaciones continúan, pues se ha detectado la aparición de huecos al interior de cuerpos sólidos (oquedades) que conforman el suelo, obligando a Protección Civil a ampliar el perímetro de resguardo para evitar accidentes en la zona. Los estudios realizados han arrojado la existencia de 14 puntos con poca compresión que podrían provocar un nuevo colapso.
El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, detalló en septiembre, que fue informado sobre las investigaciones que se realizó el IPN, y demuestran que se encontraron dos oquedades, una menor que está dentro del perímetro resguardado, y una oquedad mayor que está afuera.
Además el gobernador precisó que la relación con el IPN se restableció de manera institucional y se hará cargo de un segundo informe sobre la evolución de los estudios que iniciaron tras la aparición del socavón el 28 de mayo del 2021.
De acuerdo con las investigaciones, este socavón es resultado de la combinación de condiciones de susceptibilidad erosiva en el subsuelo, altos niveles de lluvia (no vistas en tres años), flujos subterráneos naturales e intenso aprovechamiento del agua subterránea observada desde hace 15 años en la zona.
Simultáneamente, las investigaciones demuestran que los sedimentos naturales en la zona tienen susceptibilidad a erosionarse.
Dichas características se encuentran presentes en los depósitos volcánicos del acuífero del Juan C. Bonilla y Huejotzingo, que han favorecido al del subsuelo agrícola.
Durante la época de lluvias se da un proceso erosivo que provoca la remoción de sedimentos y la alternancia de estos flujos, lo que da pasó a oquedades, primeramente individuales y posteriormente colectivas que ocasionaron un vacío y consecuente colapso del techo del socavón.
Una vez abierto, la erosión circundante ha favorecido, a través de grietas, el crecimiento de los ejes mayor y menor del socavón, generando con el tiempo una forma circular.
Los documentos técnicos señalan que uno de los factores que pudo desgastar el suelo de la zona es el excesivo crecimiento de pozos artesanales. El trabajo de campo permitió identificar que dichas edificaciones que operan en la zona son muchos más de los registrados.
La región en la que se encuentra el socavón presenta un pozo artesanal tipo noria por cada casa, extrayendo un volumen y usos que no están cuantificados.
En el área de Juan C. Bonilla se encuentra albergando 47 pozos con registro ante el REPDA. Estos operan bajo los usos agrícolas, urbanos e industriales, siendo el primero al que corresponde 79% de la extracción reportada en este sistema.
Algunas versiones atribuyen el regreso de agua a pozos locales derivado del cierre de una planta embotelladora en la comunidad. Sin embargo, eso pudo deberse a la copiosa temporada de lluvias.
Cabe destacar que 2021 ha sido catalogado como el tercer año con más lluvia durante los últimos 30, y hubo un incremento de 83% por encima de la media climática en el municipio.