Claudia Rodríguez
El programa de Estancias Infantiles que anunciara Felipe Calderón en su calidad de primer mandatario de México en 2007, con el objeto de ayudar a madres y padres trabajadoras de bajos recursos, presentó anomalías medibles en su mismo mandato presidencial, señaladas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en el 2008, las que a la vez fueron creciendo y después heredadas y agrandadas en la pasada Administración federal.
No sólo la ya extinta Secretaría de Desarrollo Social, sino incluso Hacienda, del Trabajo, Salud, Gobernación, Educación, el DIF y las entidades y municipios, tenían que ver directamente con la operación del Programa de Guarderías y Estancias Infantiles (PGEI), cuyo objetivo era facilitar la búsqueda de empleo y mejorar las posibilidades de trabajo remunerado de madres trabajadoras o padres solos, mediante los subsidios a los servicios de cuidado y atención de los niños. No obstante 95 por ciento de los subsidios erogados para este programa, beneficiaron a mujeres que ya trabajaban o se dedicaban al hogar pero sobre todo, había beneficiarios que sólo eran simples números de quienes no se tenía ninguna información. Solo el 5 por ciento de los recursos, se destinaron a los hijos de quienes lograron encontrar trabajo durante su participación en el programa o estaban en su búsqueda.
A la vez, los resultados cuantitativos hablando en pesos y beneficiados son demoledores, ya que de 2010 a 2014, se habrían entregado al PGEI, un total de 925 millones de pesos a los hijos de madres trabajadoras y en el hogar con datos palpables de nombre, apellido y ubicación; pero de 658 millones en el primero año del programa, no tuvo ninguna justificación.
Otro de los grandes problemas de los centros de atención para los niños en las GEI, que se establecieron en casas particulares con la idea de dar trabajo a una mujer o más desempleadas, es el de la protección civil y la seguridad no sólo para los niños, sino también para los adultos ahí empleados.
Fue plausible el discurso que detalló el programa gubernamental de apoyar a quienes buscan trabajo y tienen hijos sin tener quien los apoye en el cuidado de los mismos, o incluso con la aspiración de que puedan contar con instrucción temprano; pero al final se convirtió en una trampa de doble filo: la que tienen que ver con la desviación de recursos, así como el que los niños que asistían a estos centros, estaban en riesgo.
Tan desprotegidos los niños como los trabajadores en las estancias infantiles en los primeros años de su creación, que luego de la tragedia de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora en el 2009, fue que hasta el 2011, Calderón firma el decreto por el que se expedía la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral e Infantil; cinco años después de la puesta en marcha del PGEI.
Acta Divina… Ana Paula, Denisse Alejandra, Santiago, Martín, Yeceli, Daré, Camila, Yazmín Pamela, Luis Denzel; todos niños y menores de cinco años que murieron el 5 de junio de 2009 en el incendio de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora. Organizaciones civiles señalaron a la tragedia infantil, como una de las peores en la historia de México.
Para advertir… La propia ASF, advirtió con su evaluación del 2008, que los recursos del PGEI, tenía el principal destino de repartir recursos directos a amas de casa en todo el país.
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