La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Si acá se aplicara un impuesto a los re-mensos, superamos el déficit fiscal
Con varios días de insomnio, en virtud de que las pretensiones de la administración Trump de gravar con 5% las remesas que los trabajadores migratorios envían a México los agobiaban, un grupo de senadores decidió ‘jugarse la vida’ para viajar a Washington y, con ello, convencer a los congresistas americanos de lo injusto del señalado impuesto.
No obstante, como todos estaban dispuestos a envolverse en la bandera nacional, hubo que ponerse de acuerdo en quiénes irían, con la decisión final, quedó fuera el ‘patricio del pueblo’, Gerardo Fernández Noroña, sus colegas debieron suponer que su beligerante retórica sería contraproducente: necesitamos argumentos, no arengas, pensaron.
Prestos, se lanzaron a la capital estadounidense, convencidos de que darían una cátedra de diplomacia parlamentaria, misma que, marcaría un antes y un después en la materia.
Sin embargo, mientras los posmodernos pochtecas cruzaban territorio estadounidense, Trump obtenía los votos necesarios para sacar adelante su iniciativa fiscal: se requiere aumentar los ingresos, por lo tanto, recortes al gasto social y nuevos impuestos para los que no pueden alegar nada a su favor y, además, no votan.
Así pues, mientras los ‘oportunos’ legisladores cenaban para reponerse de las ‘arduas reuniones’, en la Cámara de Representantes se aprobaba un impuesto de 3.5% a las remesas. Ante lo inevitable, se recompusieron y gritaron: ¡ganamos, los hicimos disminuir el gravamen en 1.5%! Buñuel se habría ruborizado.
Posdata: La historia es real, cualquier parecido con una farsa, penosamente es cotidiano.