Miguel Ángel Mancera llegó a rendir su II Informe del estado que guarda la administración pública de la capital nacional con dos rotundos triunfos políticos en su poder.
¿Triunfos políticos?, me preguntará usted, cuando la Línea 12 del Metro sigue en buena parte suspendida. ¿Triunfos políticos de Mancera?, cuando el anterior jefe del gobierno de la ciudad aprovecha cada oportunidad para retarlo a un debate precisamente político, y él le responde que el tema es eminentemente técnico. Triunfos políticos, por supuesto, toda vez que se ha deslindado efectivamente de la gestión más corrupta –y enamorada– del PRD en la capital nacional.
Triunfos políticos, sí, pues Mancera ha conseguido colocar en la agenda política nacional el tema de los salarios mínimos que, desde hace ya varias décadas, han dejado de ser remuneradores. Y es un triunfo político porque todos se fueron encima del jefe de gobierno del DF cuando puso el tema en el tapete de las discusiones. La autoridad federal, para empezar. Muchos empresarios que no entienden que al no existir salarios remunerativos la economía y el mercado interno quedan estancados, como lo han estado en los últimos años. Y para Ripley y quizá hasta para Kafka, hasta los llamados líderes obreros se opusieron a la elevación del minisalario.
Paulatinamente, empero, la autoridad federal y el sector empresarial han abandonado sus posturas contrarias y ya accedieron a que se revise al alza el salario de la mayoría de los trabajadores. Un salario que, irremediablemente, como está ahora, los condena a la pobreza eterna.
Triunfo político, entonces, ¿no cree usted?. Triunfo político pues, por si fuera poco, hasta el llamado partido de los patrones, Acción Nacional, secundó la propuesta de Miguel Ángel Mancera y ha recolectado firmas para que el tema sea llevado a consulta popular en las elecciones federales del próximo mes de junio.
El otro triunfo no es menos importante… Tras dos años y cuatro periodos ordinarios de sesiones del Congreso de la Unión en los que Mancera ejerció presión para que se discutiera y aprobara su iniciativa de reforma política para la capital del país, ésta finalmente será abordada y muy seguramente sancionada favorablemente por senadores y diputados federales.
Este proyecto legislativo de Mancera pretende darle autonomía de gestión a la capital del país y mayores derechos a sus habitantes, a través de una fórmula que satisfaga a todas las fuerzas políticas y que le dé a la Ciudad de México independencia en distintos asuntos que en la actualidad, de acuerdo con el estatuto jurídico existente, deben pasar por el aval de otros poderes como es el caso del Ejecutivo Federal en el nombramiento del secretario de Seguridad Pública y del procurador de Justicia, y la tramitación de la deuda pública en la Cámara de Diputados…
Dos triunfos dos, en dos años…
Buen record de bateo, ¿a poco no?
SOLIDARIDAD, EJEMPLO
Mauricio Góngora es otro triunfador. Alcalde de Solidaridad, municipio quintanarroense donde está enclavada la Riviera Maya, en sólo un año sacó al ayuntamiento de los muchos problemas económicos que arrastraba por el mal manejo de administraciones pasadas.
Rindió apenas su primer informe de actividades. Y quedó demostrado que hace mucho con poco. ¿Retos? Muchísimos. Los plantea el hecho de que el 25 % de los solidaredenses es menor de 10 años. Niñas y niños que demandan cada vez más instalaciones educativas, parques, actividades…
El municipio va bien. Ostenta un record: el 97% de su población económicamente activa tiene empleo formal.
DESAPARECER PEMEX Y CFE
No son pocos los que opinan que la última ratio de la reforma energética es que el país abandone las prácticas monopólicas en esa materia y se ubique a la altura de las naciones cuyos empresarios compiten en igualdad de condiciones con los grandes monstruos externos de la industria.
Hasta ahí el análisis llevaría a considerar que, en un escenario de congruencia lógica, el gobierno tendría que tomar como primer paso, desaparecer –si se quiere, con gradualidad– sus empresas públicas Pemex y CFE, por lo menos.
Como ese parece ser el camino (aunque no se propale abiertamente, por aquello de los pruritos o los escozores “nacionalistas”), continuaría en línea el cierre de varias empresas conexas del sistema, que hacen la labor de patiños de las hermanas mayores.
Pero aquí es donde aparece el infaltable “círculo cuadrado” a la mexicana: ante el nulo interés de nuevas empresas extranjeras por invertir en el petróleo mexicano –las otras están aquí hace un siglo– y la quiebra de la producción, provocada por Emilito Lozoyita (cubierta con miles de barriles de agua), el “gobierno” se endeuda hasta el cuello, hasta los linderos del peligro, con tal de no bajarle al mantenimiento de su costosa burocracia dorada.
Y el presupuesto estrangulado y deficitariamente endeudado va a tener que financiar –¡pa’cabarla de amolar!– la estulta Universidad Petrolera, que no sé qué vaya a enseñar cuando Pemex no puede producir un barril de petróleo y una nueva industria de fertilizantes (!) que no sé el fin que vaya a tener.
Todo, dentro de una loca carrera de promesas y dispendios, para alcanzar cobrar y seguir mamando hasta el final del sexenio.(¿Usted que opinaría si le dijera que acaba de informar la SCT que las pistas del costoso aeropuerto prometido acabarán de construirse dentro de 50 años?)
¡Vuelta la burra al trigo, y la acabo de sacar!
Índice Flamígero: Se le acabó la buena suerte a Germán Larrea, escurridizo propietario de Grupo México. Los contratos de protección que compró con no pocos medios de comunicación sirvieron para maldita la cosa tras el desastre minero en Sonora. Ahora esos medios que antes lo defendían –ante el “villano” Napoleón Gómez Urrutia–, de mezquino y hasta infeliz no lo bajan. Sic gloria transit mundi, ¿a poco no? + + + ¿Quién me explica? Las salas de abordaje del aeropuerto del DF están abandonadas, llenas de goteras y sin sillas para que esperen los pasajeros. Pero eso sí, anuncian que se invertirán mil millones para ampliar el hangar presidencial. ¿Pues no que ya va a haber nuevo aeropuerto? ¿Para qué realizar un gasto así? ¿Estamos los contribuyentes como para dilapidar? Es que, dicen, las reformas serán para que quepa el nuevo avión. ¿No le podrían decir a la Boeing que nos lo guarde por allá un ratito? En lo que terminan el nuevo aeródromo. Allá por el 2036.
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