Carlos Iván Martinez Reyes
Hay una inconformidad en el aire, se aglutina a nuestro alrededor, nos hace enfadar, nos transporta. Estamos en 1968, hace 50 años. Charles De Gaulle, veterano de la Primera y Segunda Guerra Mundial, ha sido presidente de Francia desde 1959; Checoslovaquia es invadida por la URSS y los países del Tratado de Varsovia dando inicio a lo que se conoce como La primavera de Praga; en Vietnam, la guerra esta es su punto más crudo, Martin Luther King es asesinado en Estados Unidos, el programa Apolo ha enviado 6 misiones que buscan conquistar el espacio.
Es el 13 de mayo, caminamos por la calles de Paris junto a otros 200 000 estudiantes y obreros. Se ha convocado a una huelga general en todo el país y los trabajadores han respondido: cerca de 10 millones de personas se manifiestan en toda Francia contra las políticas de De Gaulle. El sector industrial, el transporte, el gas y la electricidad se paralizan.
El 22 de marzo anterior, 1500 estudiantes de la Universidad de Nanterre ocuparon su centro de estudios para protestar contra las políticas internas del colegio que les prohibían entrar a los dormitorios del sexo contrario e impedían la actividad política. Varios alumnos fueron hechos presos lo que llevó a la formación del grupo llamado 22 de Marzo. Pronto la Universidad de la Sorbonne se solidarizó con el movimiento. Tras estas protestas también estaba el descontento con la guerra de Vietnam y contra las reformas a la Seguridad Social de los trabajadores. Una generación de jóvenes nacidos durante la Segunda Guerra Mundial, entonando La Internacional, y La Marsellesa, que no se encuentran satisfechos con su realidad, influenciados por los pensadores izquierdistas y la inestabilidad política, son la semilla que busca una revolución social.
Los enfrentamientos entre la organización estudiantil y la policía parisina van en aumento hasta llegar al día 10 de mayo, conocido como la “noche de las barricadas”. Se formaron hasta 60 de estas y congregaron a cientos de estudiantes y obreros que se sentían identificados con el movimiento. Las negociaciones inician, pero las autoridades se niegan a liberar a los presos, lo que lleva al desalojo de los manifestantes mediante el uso de la fuerza.
Estamos en el 24 de mayo y la huelga continua, se vive una nueva noche de barricadas, los campesinos en Nantes se unen al movimiento. Los diversos sindicatos se reúnen con el gobierno, ansiosos de terminar con las protestas. El 27 se firma un acuerdo que incluye un aumento salarial del 35%, pero es rechazado por la mayoría de los obreros.
Los enfrentamientos y la represión policiaca continuarán provocando heridos y muertos. Las diferencias políticas dividirán a los diferentes grupos. Durante el mes de junio la mayoría de los centros laborales vuelven la normalidad, aunque las huelgas se extenderán hasta mayo del 69. En abril de 1969 se llevará a cabo un referéndum, sobre la gestión de De Gaulle, quien pierde y se retira de la presidencia. Al año siguiente Georges Pompidou, anterior primer ministro, ganará la presidencia.
Marina Subirats, catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona, quién vivió lo ocurrido, lo cuenta para el diario El Universal: “La generación de la Segunda Guerra Mundial había vivido algo terrible y no tenía ganas de más aventuras. Los jóvenes de la época si necesitábamos cambios”. Y agrega acerca de las consecuencias: “el Mayo sirvió para liberar la palabra y eliminar tabúes, creando la bases de movimientos como la liberación sexual, tanto el feminista como el homosexual. El sociólogo Bernard Duterme dice que “la resistencia, la agitación rebelde y la lucha contra el orden sigue teniendo vigencia ante el aumento generalizado de la desigualdad, la degradación acelerada del medio ambiente, la extracción indiscriminada de materias primas, entre otros desafíos sociales, políticos y culturales.”
El Mayo francés tuvo de su lado nombres como Jean Paul Sartre, quien dijo: “lo importante es que se haya producido cuando todo el mundo lo creía impensable y, si ocurrió una vez, puede volver a ocurrir”; Simone de Beauvoir, Herbert Marcuse, cuya obra fue una de las principales influencias del movimiento estudiantil a nivel mundial; Paul Auster. El Mayo francés tuvo un papel importante para otros movimientos estudiantiles y obreros en Irlanda del norte, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, México y Bélgica.
1968 fue un año de luchas sociales, de los Juegos Olímpicos en México, del Álbum blanco de Beatles, fue el año en que un humano circundó la luna por primera vez. Fue un año que buscó un cambio, y si bien no logró su objetivo primordial, marcó la historia de la humanidad. Ahora que vivimos nuevamente una época de incertidumbre recordemos una de las consignas de aquel año: Seamos realistas, pidamos lo imposible.