Mouris Salloum George
La propuesta de que México tenga una megafarmacia “con todos los medicamentos del mundo” -según la planteó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)- debiera ser una realidad en el menor tiempo que se pueda. Es un reclamo nacional. Y es así porque el mercado negro de medicamentos alcanza ya los 32 mil millones de pesos, de acuerdo con datos de la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias (Unefarm).
El país está ante una urgencia muy sentida porque los problemas del desabasto de medicamentos no solo han estimulado el mercado negro, sino también el encarecimiento de los fármacos, que ronda en promedio un 7.3% anual, según el INEGI (sin dejar de tomar en cuenta que son engañosos los promedios de este organismo, porque mezcla precios máximos con mínimos).
Para ciertos pacientes -como los que padecen cáncer- un solo medicamento puede arruinarlos en su economía o llevarlos a la tumba anticipadamente ante la sola preocupación de no poder adquirirlos. Asimismo, los enfermos de padecimientos mentales como depresión y ansiedad han atravesado muchas dificultades para adquirir los fármacos indicados.
En lo peor de la pandemia del Covid-19, aumentó un 30% la demanda de medicamentos, antibióticos y antivirales, principalmente. Cabe señalar que el mercado nacional de fármacos, entre sector público y privado, equivalía a más de 10 mil millones de dólares en 2022, según datos de Unefarm.
El impacto inflacionario ha recaído en los sectores más pobres; estos son los desempleados o subempleados del sector informal, los discapacitados y los excluidos, así como los asalariados, que suman 20 millones de mexicanos con sueldo mínimo, según encuesta reciente de INEGI .
De acuerdo con lo reportado por los farmacéuticos, el monto del mercado negro significa un 79% mayor a lo registrado en 2019.
Según la encuesta de Ingreso y Gasto en los hogares 2023, de INEGI, los pacientes están enfrentando mayores erogaciones en medicinas y servicios médicos.
Esto, considerando que desde hace al menos una veintena de años, comenzaron a proliferar farmacias y consultorios de bajo costo.
A pesar de las políticas oficiales, desde 2004 no se veían los aumentos mencionados.
Por todo esto, resulta prioritario que se resuelva el desabasto y que se combata el mercado negro. Esta realidad debiera ser una pesadilla con un despertar esperanzador.
Así que la megafarmacia del presidente debe pasar a convertirse en una realidad cercana. Prometió que hacia finales del presente año será un hecho. La actual situación es insostenible porque -por lo dicho- sale más caro que la suma de las enfermedades.
Para cualquier persona con problemas de salud, la carencia de recursos, el desabasto y el riesgo de tener que adquirir sus medicamentos en el mercado negro, incluso caducos, debiera pasar a ser una dolencia de otros tiempos.
Bienvenida la megafarmacia, y mejor si resulta un paso previo al compromiso presidencial de dejar a los mexicanos como legado un servicio de salud al nivel de los mejores del planeta. México lo necesita. Corre tiempo.