Corre, lee y dile
Germán Martínez Aceves
Intensidad de las pasiones es el distintivo de la literatura y el teatro rusos, la condición humana se refleja en el drama y las tramas trazan la filosofía que nos hace reflexionar en el sentido o el sin sentido de la vida. Grandes dramaturgos como Pushkin, Ostrosvki o Volodin dan cuenta de ello.
Mijaíl Bulgákov le agrega otras cualidades a través de la mordacidad y la ironía que exponen las realidades de una sociedad dictatorial como le tocó vivir bajo el régimen soviético.
Selma Ancira (Ciudad de México, 1956) la traductora por excelencia de la literatura rusa nos comparte de nueva cuenta lo mejor de la dramaturgia del gran país a través de Mijaíl Bulgákov con tres de sus obras: La Isla Púrpura, El departamento de Zoia e Iván Vasílievich que se publican en la colección Ficción de la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV).
En 2005, Selma Ancira, junto con Emilio Carballido, publicaron 7 de Rusia a la URSS, una breve antología del teatro ruso en la que el dramaturgo veracruzano escribe: “Selma Ancira hace el milagro de traducir del ruso y de otros varios idiomas; notamos enseguida qué tan buena escritora es. En ella se destaca ese asombroso don: conserva grandes virtudes y dificultades del escritor, que cambian de forma, pero se mantienen las mismas. Cada autor es distinto y ella tiene la virtud de cada uno para gozarlo”.
Esa virtud la podemos constatar en las tres obras de Bulgákov que Ancira traduce y adapta a nuestro idioma para disfrutar de ellas con el y placer que nos la comparte.
Es un gusto para la Editorial de la UV contar con el sexto libro de Selma Ancira bajo el sello universitario que forma parte de la extensa obra que, como traductora, la ha llevado a obtener reconocimientos como la Medalla Pushkin, máxima condecoración con que Rusia distingue a los artistas extranjeros y, recientemente, el Premio Nacional de Artes y Literatura en el campo de lingüística y literatura que otorga el gobierno mexicano, entre otras tantas distinciones que ha obtenido.
Mijaíl Bulgákov nació en Ucrania en 1891, cuando ese territorio pertenecía al Imperio ruso, y murió en 1940. Novelista y dramaturgo le tocó vivir la Revolución rusa y el férreo gobierno de Stalin quien censuraba su obra pero, extrañamente, logró darle ciertas libertades para montar sus piezas teatrales.
Nacido en el seno de una familia que había dedicado su vida a la religión, Bulgákov se desmarca de ellos. Estudió Medicina y prestó sus servicios de médico en la Primera Guerra Mundial. Era un gran intelectual y no le alegraba ser médico rural, cuando estalla la Revolución rusa él se va a Moscú, a pesar de ser antibolchevique logró la anuencia para trabajar en el Teatro de Arte.
La primera pieza que aparece en el libro es El departamento de Zoia, una obra en tres actos que se estrenó en 1927. Después del triunfo de la Revolución que derrocó el poder de los zares, aparentemente la Rusia soviética se reconstruía en un nuevo orden moral que incluía, entre otras cosas, la desaparición de los prostíbulos.
Zoia Denísovna Peltz es dueña de un departamento habilitado como taller de costura y escuela para confeccionar ropa a la clase obrera, pero realmente es un lugar prohibido, es decir, ahí se ejerce la prostitución. De manera divertida, Bulgákov nos muestra la doble moral de régimen soviético. La historia se desarrolla en Moscú, entre autoridades, damas que no precisamente son costureras y un par de chinos que aparecen en la trama.
La segunda obra, también de tres actos, es Iván Vasílievich (publicada en 2005 en la antología 7 de Rusia a la URSS, citada líneas arriba), escrita entre 1934 y 1936, prohibida en su momento. Bulgákov realiza un juego en la escena con un inventor (Timoféiv) que hace una máquina del tiempo que no funciona como se esperaba. Un día el encargado de un edificio, Iván Vasílievich, ingresa a dicho artefacto y va a dar al siglo XVI mientras que Iván el Terrible aparece en el siglo XX, un intercambio de tiempos y personajes que llaman a una confusión divertida entre los Ivanes que finalmente no encuentran grandes diferencias entre los antiguos zares y el gobierno del Stalin.
La tercera es La isla púrpura, escrita en 1927 y considerada la obra cumbre de la dramaturgia de Bulgákov, es un juego del teatro dentro del teatro como una Matrioska en escena. Compuesta por cuatro actos, un prólogo y un epílogo, nos muestra un ensayo general en el teatro de Guenadi Panfílovich, de un escritor cuyo seudónimo es Julio Verne
La compañía de Guenadi Panfílovich presenta una función ante un único espectador, Savva Lukich, censor del régimen y única persona que puede dar el visto bueno para que la pieza llegue a ser representada. Obra que va contra la rigidez “cuadrada” del Sóviet Supremo y que hace reflexionar que aparentemente no se puede cambiar, pero sí es posible.
La Isla Púrpura y otras obras, de Mijaíl Bulgákov, con traducción de Selma Ancira, es de la colección Ficción de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 284 páginas, 2025. Para adquirir este libro consulta:
https://libreria.uv.mx/gpd-la-isla-purpura-y-otras-obras…