Claudia Rodríguez
Que funcionarios mexicanos de alto nivel y el mismo mandatario federal Enrique Peña Nieto sean de los primeros citados por el equipo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump para tratar temas de interés común; no refleja por sólo ese hecho, que la relación México-Estados Unidos será positiva para México en la era Trump. Advertir eso y publicitarlo como un triunfo ante Trump y ante la política hegemónica estadunidense, es un gran equívoco.
Por décadas no ha sido terso el trato y ni los acuerdos entre ambos países comunicados por una extensísima frontera de 3 mil 185 kilómetros, según la Comisión Internacional de Límites y Aguas que recorre desde el Océano Pacífico y hasta el Atlántico, con condiciones geográficas muy diversas pero cada vez de mayores vínculos humanos.
En temas nacionales económicos, políticos, de migración y hasta de seguridad interna, Estados Unidos ha sido un gran intruso de nuestra soberanía, con el argumento que sus intereses están afectados o en riesgo. Las Administraciones federales de nuestra vecina nación al norte, no han sido en la práctica amigas, sino más bien, hostiles, unfriendly. Con Trump, quien ahora más que tender lazos ha dejado clara su manifiesta idea de mplantar una política hacia dentro, las relación será, no tal vez, será más complicada y desigual.
Ya Trump desde el mismo discurso en la ceremonia de asunción a la Presidencia de su país, ha advertido que todo se trata de beneficiar los intereses de algunos estadounidenses y de reactivar el empleo en su nación; en torno a esa premisa se revisará con México en primera instancia el Tratado de Libre Comercio (TLC), la construcción del muro y la lucha contra el narco.
Todo indica entonces que los principales puntos de convergencia entre México y Estados Unidos tienen intereses distintos. El choque será brutal y como siempre el impacto negativo será con cargo a los mexicanos, incluso para los que están por nacer.
Desactivar el TLC, sólo para México, entre otros asegunes; significaría un golpe fuerte ya que el comercio desde nuestro país hacia Estados Unidos, en un solo día se equipara a todo el que desde América Latina se realiza hacia nuestro mismo vecino del norte, en todo un año.
El muro es un tópico de extensísimas variables que puede observarse desde la óptica de la violación a los derechos humanos porque orillará a que muchos en la frontera pierdan no sólo lazos comerciales y de trabajo, sino incluso familiares; y claro, lo toral, es ¿qué oportunidades habrá en México para los connacionales que habrán de retornar y los que ahora tendrán mayores obstáculos para migrar?
La lucha contra el narcotráfico, es de nuevo la gran intromisión de los Estados Unidos. Marcará Trump como sus antecesores, una guerra fuera de sus fronteras con cargo de violencia y de vidas a nuestro país.
Tópicos de interés similar entre México y Estados Unidos, oportunidades y hegemonías distintas y distantes.
Acta Divina… “Hemos defendido a otros países mientras nos negamos a defender nuestras fronteras.- A partir de este día va a ser sólo primero Estados Unidos. Cada decisión sobre comercio, impuestos e inmigración, asuntos extranjeros, se tomará para beneficiar a los trabajadores estadounidenses, para defender a nuestras fronteras”. Una de las líneas discursivas de Donald Trump en la ceremonia de asunción como presidente XLV de los Estados Unidos.
Para advertir… ¿Y qué tal el: contraten estadounidenses y compren estadounidense?
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