Para Contar
Arturo Zárate Vite
Ni a la magistrada Mónica Aralí Soto Fregoso, originaria de Baja California Sur, ni a la consejera Guadalupe Taddei Zavala, originaria de Sonora, se les debe identificar, porque sería injusto, con alguno de los partidos políticos. No están alineadas con ninguno que tenga largo historial y tampoco con los de reciente creación.
La responsabilidad que ahora tienen se la deben a su propio esfuerzo, al dominio de la materia electoral, especializadas en el tema y con experiencia de 30 años en instituciones electorales.
Mónica Aralí Soto Fregoso llegó a la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en 2016, a propuesta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por el voto de las dos terceras partes de los integrantes del Senado, cuando el grupo parlamentario mayoritario era del Partido Revolucionario Institucional.
Nada tuvo que ver Morena en su ingreso a la sala superior del tribunal, que por ley le tocará calificar la elección presidencial de 2024 y declarar presidenta o presidente electo al que obtenga más votos.
Y su reciente ascensión a presidenta del mismo tribunal, cargo que empezará a ejercer a partir del nuevo año, fue por voto mayoritario de quienes integran dicha sala superior.
Se puede decir que la escalada fue inesperada, porque quien se venía desempeñando en la presidencia, Reyes Rodríguez Mondragón, pintaba para mantenerse en el cargo en el siguiente proceso electoral. No sucedió por diferencias entre integrantes de la sala superior, que por el momento funciona con cinco magistrados. Está pendiente que el senado, desde noviembre pasado, elija a quienes ocuparán dos vacantes que existen porque en octubre concluyeron su periodo Indalfer Infante y José Luis Vargas.
Las diferencias afloraron con la inasistencia de tres magistrados al informe anual de Rodríguez Mondragón en el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Una forma de protesta y solidaridad de los ausentes con su compañero Felipe de la Mata Pizaña, quien promovió denuncia penal al advertir que pretendían chantajearlo con la acusación de acoso y abuso sexual, para obligarlo a renunciar. La acusación atribuida precisamente a una colaboradora de Rodríguez Mondragón.
Hasta el momento, el Consejo de la Judicatura Federal, responsable de vigilar el comportamiento de juzgadores, no ha dicho absolutamente nada, ni siquiera si investiga. Quizás por eso el magistrado De la Mata optó por recurrir a la Fiscalía General de la República.
Asunto delicado que provocó reacomodo en la sala superior y el ascenso de Mónica Soto.
En el Instituto Nacional Electoral (INE), GuadalupeTaddei Zavala, tampoco llegó a la presidencia del Consejo General porque así lo quiso Morena o alguno de los otros partidos.
La supuesta candidata del partido guinda era Bertha Alcalde Luján, quien se quedó en el camino al no lograr el consenso necesario; no quedó más remedio que tomar la decisión por sorteo. El nombre afortunado fue el Guadalupe Taddei Zavala.
No ha sido fácil para la sonorense llevar las riendas del instituto, porque pronto se dio cuenta que hay consejeros y consejeras que creen que los puestos de dirección se deben de repartir entre ellos y ellas como si fueran parte de un pastel, en atención a la regla no escrita aplicada en el pasado y en función de las comisiones que les corresponde presidir.
Por esa situación que puede ser explicable, porque al final cada uno de los consejeros y consejeras buscaría contar con su equipo dentro del instituto, como asesores o funcionarios, para asegurar confianza y eficiencia, se ha complicado el entendimiento entre miembros del Consejo General.
Lo que hace falta es garantizar la organización de las elecciones y que no pierdan de vista que la conducción del capitán o capitana es clave para que el barco, en el que van todos y todas, no se vaya a pique.
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