Palabra de Antígona
Sara Lovera
En México alrededor de 28 millones de personas usan leña para cocinar o calentar agua, es el 21 por ciento de la población. Son principalmente mujeres indígenas y campesinas, quienes están expuestas cotidianamente a humos contaminantes. Encima recolectan la leña y son las responsables de cocina y alimentación.
Investigaciones desde hace décadas muestran que cocinar con fogones tradicionales, genera daños a la salud, por los humos que invaden toda la casa; ello provoca dolores de cabeza, irritación en los ojos y problemas respiratorios (tos, asma, bronquitis, neumonía y enfermedad pulmonar obstructiva crónica EPOC).
Las estufas mejoradas utilizan aislante térmico para evitar la pérdida de calor y ahorrar entre 20 y 50 por ciento de leña, cuentan con una chimenea para sacar el humo de la cocina. Fueron descubiertas hace casi 60 años en el mundo, lo que ayudó, según Naciones Unidas a transformar la vida de miles de familias rurales.
Ello hace espectacular el anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum del “Programa Nacional de Estufas Eficientes de Leña para el Bienestar”, lanzado en la región Purépecha, donde la población pendía en lonas colgadas de las azoteas, freno a la inseguridad, reconocimiento a municipios autónomos y cese a la deforestación.
Para Verónica Vázquez García, investigadora del colegio de postgraduados de Chapingo, en los años 80 varias instituciones gubernamentales construyeron estufas ahorradoras de leña a gran escala, pero obtuvieron pocos resultados, lo que ocasionó el abandono del programa. Otros estudios indican que este programa nunca fue evaluado y según el censo de 2020 en el país apenas hay entre 600 y 800 mil estufas mejoradas.
El Programa Nacional de estufas mejoradas forma parte de un Plan de Justicia para el Pueblo P’urhépecha, pero en Paracho, no entusiasmó, se informó que las guitarras chinas afectan su economía y no hay fuentes de trabajo. Hay otros inconvenientes.
Estudios de Horacio Riojas-Rodríguez y colaboradores señalan que estas estufas contribuyen la reducción del consumo de leña, disminuyen la emisión de gases de efecto invernadero y producen menos contaminación intramuros, son de bajo costo al ser construidas por la comunidad.
A pesar de ello, añaden que hacer más eficientes las estufas no conduce a la igualdad de género porque el reparto de labores sigue intacto: las mujeres siguen como las principales responsables de la alimentación, y se deja pendiente la redistribución entre hombres y mujeres de la carga del trabajo doméstico.
Su uso, además, minimiza la función social de la estufa tradicional que no sólo sirve para cocinar, sino permite iluminar la casa, calentarla y reunir a la familia al caer la noche. En general, las mujeres han optado por usar ambas en vez de reemplazar una con la otra.
La jefa del ejecutivo anunció la construcción de 16 mil 500 estufas de este tipo que podrá llegar un millón para todo el país. La inversión será de 500 millones de peso. Pero hoy se desconocen los beneficios efectivos al medio ambiente, aunque se ha comprobado que reduce el uso de leña.
El PNUD, patrocinador de estufas mejoradas desde 1990, propone ampliación de la batería de energéticos como biomasa, gas y energía solar para fortalecer la seguridad energética de los hogares. Sin embargo el uso de gas en lugar de leña, no es posible por ahora, según dijo la presidenta.
A estas alturas un anuncio tan importante, no parece buscar que las mujeres dejen de ser vistas como receptoras pasivas de innovaciones tecnológicas que les permitiría involucrarse activamente en el diseño y distribución de esos cambios. Veremos
*Periodista, editora de género en la OEM y directora del portal informativo semmexico.mx