Cuando es la primera ocasión en la cuál se traspasan las puertas de los Recintos de Justicia, un mundo diferente se abre ante nosotros; el de los abogados como gente de justicia, ahora resulta que para el Presidente de la República es una ocurrencia expresar que somos traidores a México, se lamenta que Andrés Manuel “haiga” caído en la tentación de convertirse en comediante y de sátiras, las cuales le han arrojado más críticas que aplausos; mala reserva de nuestro México la conversión de Primer Magistrado de la Nación a comediante de carpa.
Para su conocimiento si es que lo entiende; todos los abogados o los más de ellos guardamos en el alma, un ideal de justicia, y a ella la entendemos como “voluntad constante de dar a cada quien lo suyo”, los abogados a diferencia de usted, siempre hemos soñado con un orden de cosas en el que, como lo soñaba Robespierre, “el ciudadano esté sometido al magistrado, el magistrado al pueblo y el pueblo a la justicia”; pero no siempre, como en su caso, es dable descubrirla; debido a sus incoherencias y ocurrencias, a sus deseos de poder y su pasión por polemizar; la política no está exenta de errores.
El espíritu del abogado es nacido para la verdad y la busca de justicia, ahora con sus palabras encontramos la mentira, sólo ella le gusta y por ende le gusta lo falso, nosotros los abogados no abrazamos el mal bajo la apariencia del bien.
Ayer un pastor cristiano y a la vez abogado me expresó que: “cuando Isaías dijo a los judíos: Dicte el derecho a cordel y como nivel, la justicia”, dejó al abogado en la brega de estirar el cordel entre sus prejuicios y el orden establecido, en busca del nivel de la justicia, sus infames ocurrencias Señor Andrés Manuel no se reducen a dogmas y sólo somos los abogados quienes, en ésta Cuarta Transformación de los decires y contradicciones no nos doblamos al peso de la indignidad y arbitrariedad que a usted si le aplasta, la Abogacía Independiente de la República sigue conservado y usufructuando el terrible poder de buscar justicia, aún a costa de sus decíres.
Desde siempre los abogados buscamos justicia en nombre del necesitado de ella, nuestros deberes y obligaciones aún en la Cuarta Transformación no han variado, tenemos la grandeza de nuestra profesión; debería usted pues tener como Primer Magistrado que lo es la grandeza de respetarnos, de admitir la parte válida de las razones opuestas a su forma de pensar y actuar, debe estar Usted siempre dispuesto a recibir el discurso, los argumentos, los alegatos de quienes buscamos justicia.
Han habido muchos presidentes con muchos defectos, incluso el de ser corruptos y no obstante semejantes defectos, nos han respetado como abogados, no abuse de su poder, no nos utilice como excusa o coartada para su incapacidad. Le recuerdo que Usted prometió combatir a la narcopolítica, no protegerla con sus omisiones.
En un muy remoto pasado los abogados cuando postulábamos, las autoridades en un principio, debían ponerse de rodillas, lo cuál dejó de hacerse a finales del siglo XV. Mucha maledicencia se ha vertido con sus palabras en contra de nuestra sagrada profesión. Por ello hoy le exigimos se retracte de su dicho, nosotros no traicionamos a México, los que traicionan son los que no cumplen su palabra.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..