NO PASA NADA
Por:Jesús Solano Lira
En medio del debate nacional sobre el narcocorrido, que forma parte del regional mexicano, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, quien por cierto tiene vínculos familiares con integrantes del crimen organizado que enfrentar cargos en Estados Unidos, se le ocurrió dar un paliativo en la interpretación de los mismos.
Ahí le va, a partir del jueves entró en vigor en esa entidad, el decreto firmado por el mandatario estatal que prohibe que autoridades otorguen permisos para el desarrollo de eventos públicos donde se interprete o reproduzca música que promueva cualquier tipo de apología del delito.
El decreto publicado en el Periódico Oficial del Estado, establece que la restricción incluye géneros comúnmente conocidos como corridos tumbados, narcocorridos, corridos progresivos, corridos bélicos, corridos alterados y cualquier otro que promueva actos ilícitos. Quipuboles, con todo, aunque el estado se encuentre sumido en la inseguridad.
La prohibición abarca desde espacios abiertos como plazas, auditorios, estadios, centros de espectáculos, ferias y cualquier otro de acceso público, en los que no se podrá interpretar o reproducir música cuya temática o letras fomenten la apología del delito y aludan o promuevan a grupos delictivos o personas vinculadas a los mismos. La medida no aplica a los michoacanos que gustan de este género, ya que podrán escucharlos en sus vehículos o en sus domicilios.
Y que se vuela la barda Ramírez Bedolla, al asegurar que su responsabilidad como gobernador es garantizar la paz en el estado, a través de diversas políticas públicas que, según él presume, han permitido reducir los homicidios dolosos en un 45 por ciento; además, como la medida que impide realizar las peleas de gallos al ser generadores de violencia.
Esta bien chido lo que pretende Ramírez Bedolla, quien le ha quedado a deber a sus gobernados, porque el estado se encuentra sumido por los altos niveles de violencia e inseguridad generada por diversos cárteles de la droga que se disputan el territorio, como son La Familia Michoacana, Cártel Michoacán Nueva Generación y el Cártel Jalisco Nueva Generación, por citar solo algunos.
Bien haría el gobernador dar una explicación convincente del porqué la región de Tierra Caliente, enfrenta una creciente crisis de seguridad provocada por el uso de narcominas, el abandono militar y el desplazamiento forzado de cientos de familias.
Michoacán que hace algunos años era referencia de tranquilidad y seguridad, ahora vive en medio de la violencia, violencia que en Tierra Caliente y otras zonas ha generado un efecto devastador en las comunidades rurales.
Es más, ante esa situación miles de familias han abandonado sus hogares por temor a más ataques, tan es así que pueblos enteros como El Terrero, Los Hornos y La Bocanda se han convertido en “pueblos fantasma”. Para que vea que no todo es bien bonito en ese estado, y lo más indignante es que el gobernador aplique a la perfección, la política del NO PASA NADA..
Y que decir de Tepalcatepec y Aguililla, comunidades donde la desolación y el abandono es cada vez más patente. De acuerdo con especialistas, profesionistas y profesores de la entidad, el desplazamiento forzado en Michoacán no se limita a la pérdida de hogares, sino que implica el abandono de tierras, cosechas, y proyectos de vida.
La exigencia ante esa situación, es la misma de organismos defensores de derechos humanos y líderes comunitarios: una intervención más firme del gobierno federal y que no se limite a operativos temporales, sino que brinde soluciones estructurales, además de que se garantice el retorno seguro de las familias y desmantelar a los grupos armados que operan impunemente.
Sin duda el reto es enorme y difícil de superar por parte de un gobernador que ha sido indolente, indiferente y poco empático, como ha sido el sello de los gobernadores emanados de Morena, y ahí están los casos de Sinaloa, Oaxaca, Chiapas, entre otros más.