Claudia Rodríguez
Es cierto que las zonas costeras del Caribe mexicano, siempre ha contado con la presencia de sargazo –alga que se produce en las costas de Portugal y el norte de África–, en forma de pequeños ecosistemas que han soportado vida marina y hasta de ciertas aves que surcan los mares; ha conformado por siglos, un ecosistema valioso a modo de islas marinas que alberga redes alimenticias, en las que fauna joven encuentra refugio. Ya en las costas, este conglomerado de algas con tonos café oscuro, tiene la función de atemperar la erosión de las playas, además que sirve de fertilizante a las plantas de las costas.
Por mucho tiempo se presentaron año con año, los patrones de corrientes marinas que traían el sargazo desde sus puntos de origen hacia América sin que sufrieran grandes cambios; desde el suroeste europeo y el noroeste africano, pasaba por las Antillas para llegar al Golfo de México. Conocido es también, que desde donde se originan viajan hasta el cono sur de América, mismas que pueden ascender hasta el mismo Golfo.
A partir del 2015 hubo un cambio drástico en las corrientes marinas en las zonas más cercanas al Ecuador en todo el mundo, debido al aumento de la temperatura, según varios investigadores y estudiosos, lo que se conjuntó con la distinta distribución del sargazo en las costa oeste de nuestro continente, acumulándose en grandes cantidades sobre todo en las costas del Caribe mexicano.
El camino que las autoridades mexicanas del orden local y federal han realizado para atacar al sargazo con la limpia del mismo, sobre todo en las zonas turísticas de Quintana Roo, es apenas un paliativo. Asombra incluso que hay quienes venden como panacea el industrializar esta alga, como si sólo se tratara de hacer algo bueno con lo malo.
El ataque a estos pastos marinos que ya han costado millones de pesos por su retiro, no ayudará en nada, pues al ritmo que va el calentamiento global de la Tierra, este llegará cada año en mayor cantidad, alterando el equilibrio del ecosistema costero, más allá de la actividad económica del turismo.
En serio, era para ayer el cambio de muchos de nuestros hábitos de consumo y de vida, así como los competentes a los Gobiernos de gran parte del mundo industrializado, la creación de energías limpias y manejos de desechos están muy rezagadas.
Si no se hace algo de manera global contra el cambio climático, el tratamiento del sargazo será lo de menos.
Si se cree que estas líneas son catastrofistas, no son nada con lo que pasa día a día en nuestro entorno.
Acta Divina… En el 2018, el gobierno de Quintana Roo gastó 322.5 millones en el retiro de sargazo.
Para advertir… No importa cuanto más gasten, sin medidas de fondo, no habrá dinero suficiente para combatir las anomalías climáticas y sus consecuencias exterminadoras del entorno.
actapublica@gmail.com