Ricardo Del Muro / Austral
En Tapachula, la principal ciudad fronteriza del sur, se ha diseñado un “plan emergente” para atender una posible aglomeración de migrantes ante el cierre de la frontera norte y la deportación de indocumentados que ha anunciado el presidente estadounidense Donald Trump.
A semejanza de las ciudades fronterizas del norte del país, como Tijuana, Ciudad Juárez, Piedras Negras, Nuevo Laredo o Reynaso, las autordades municipales han destinado espacios provisionales para albergar a los migrantes que queden varados en Tapachula ante la imposibilidad de continuar su viaje hacia Estados Unidos.
De momento, por instrucciones del presidente municipal tapachulteco, Yamil Melgar, se tienen contemplados ocho posibles espacios para albergar, en forma “sectorizada” a las familias de migrantes, varones, mujeres, niños, niñas y adolescentes, pero es imposible saber el número de personas que pudieran quedar varados en esta ciudad fronteriza chiapaneca que desde hace varios años enfrenta una crisis migratoria.
Todavía en la vispera de que Trump asuma este lunes la presidencia de Estados Unidos, salió una numerosa caravana de migrantes desde el Parque Bincentenario de Tapachula, cuyo destino es la Ciudad de México y, posteriormente, la frontera norte.
Esta es la cuarta caravana que sale de Tapachula en el primer mes de este año con la intención de llegar a Estados Unidos y todo parece indicar que seguirán llegando a la frontera sur mexicana los numerosos contingentes de migrantes procedentes de Centroamérica, mientras el gobierno federal mantenga la política migratoria tolerante y flexible que caracterizó al gobierno de López Obrador.
Las medidas adoptadas por el ayuntamiento de Tapachula responden a una acción de solidaridad con los migrantes, pero se desconoce la magnitud que podrían tener las aglomeraciones de extranjeros; por el contrario, en las ciudades del norte del país, que serán las primeras efectadas por las deportaciones anunciadas por Trump, se ha decretado un “estado de emergencia” y los gobiernos locales han solicitado la ayuda de la federación para enfrentar la enorme demanda de vivienda y servicios que podrían demandar los migrantes.
De acuerdo con estimaciones oficiales, el gobierno de Trump podría iniciar con la deportación inmediata de entre un y dos millones de personas, pero los alcaldes de la poblaciones fronterizas mexicanas desconocen la magnitud de lo que van a enfrentar. Y existe el peligro de que los albergues colapsen.
Mientras tanto, el ayuntamiento de Tijuana, en Baja California, emitió una declaratoria de emergencia ante las posibles deportaciones, por lo que las autoridades acordaron realizar movimientos presupuestarios para crear una partida especial con la finalidad de atender las necesidades de los migrantes y prevenir un colapso. Este presupuesto se destinaría a la renta de inmuebles, servicios jurídicos y administrativos, contratación de servicios y adecuación de infraestructura. La ciudad cuenta con 44 albergues.
En Ciudad Juárez, Chihuahua, los albergues también se preparan para la apertura de la mayor cantidad posible de instalaciones para recibir a las personas en situación de movilidad. En esta ciudad existen 35 refugios. Uno de los más cbocidos es “La Casa del Migrante”, que tiene una capacidad para 560 personas, pero el albergue ha dado cobijo hasta mil 500 personas.
Por lo que se refiere a Tamaulipas, el gobierno estatal anunció que se ampliaría la red de albergues. Actualmente hay 9 albergues en tres ciudades fronterizas, con capacidad para recibir a 5 mil personas. Sin embargo, se prepara la habilitación de nuevos espacios para alberguar a otros 7 mil migrantes.
Una situación semejante podría presentarse en Tapachula, donde los albergues de migrantes podría superar la capacidad de alojamiento. Un caso emblemático es el albergue Jesús el Buen Pastor, ubicado en los suburbios de Tapachula que tiene capacidad para 700 personas pero casi siempre es ocupado por más de un millar de migrantes en promedio. RDM