In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“Recuerda que de la conducta de cada uno depende el destino de todos”. Alejandro Magno.
El pasado sábado 13 de julio el atentado en contra del candidato republicano Donald Trump será recordado como un punto de inflexión que probablemente se verá reflejado en las urnas del próximo 5 de noviembre, sin embargo, más allá de la forma en la que influirá políticamente, lo cual sin duda es digno de estudio, me gustaría abordar la manera en la que la polarización y la violencia han alcanzado niveles preocupantes.
Algunos análisis por computadora muestran que Trump se salvó de milagro y es que de no haber movido la cabeza unos segundos antes, la trayectoria del misil pudo haber sido devastadora, y aunque la eficaz reacción del Servicio Secreto permitió abatir a Thomas Matthew, identificado como el autor de los disparos; desafortunadamente, el tiroteo dejó un espectador muerto y dos heridos de gravedad.
El hecho nos recuerda una realidad que nos lacera como sociedad: la constante polarización ha servido como un componente poderoso para lograr un clima de radicalismo y fanatismo que impera no sólo en la política, sino en la sociedad en general.
Nuestro país, en las recientes elecciones también fue marcado por las agresiones, de acuerdo con datos del Reporte Final de Violencia Política, balance postelectoral 2023-2024 presentado por Integralia, se documentaron 889 víctimas de violencia política, incluyendo el asesinato de 39 aspirantes o candidatos.
Pero no sólo se trata del tema político, en información del Barómetro de Confianza 2023, el 52% de los mexicanos cree que su país estaba muy o extremadamente dividido y que el 65% consideró que era poco probable que las divisiones pudieran superarse; pero además el 51% sintió que expresar libremente sus opiniones podría tener consecuencias negativas.
La polarización impacta en diversas áreas esenciales como la seguridad, la economía, la salud, las inversiones y la educación, entre otras, incluso el Foro Económico Mundial en su Informe sobre Riesgos Globales 2024 ha posicionado esta problemática como la tercera crisis más importante a corto plazo.
¿Hemos normalizado la violencia al punto de que un evento como el del pasado sábado ya se ve como un fenómeno repetido?, ¿de qué manera la cada vez más constante tendencia a la división y confrontación podrían derivar en hechos más violentamente ambiciosos e imprudentes?, ¿el resentimiento y el enojo emanan de la polarización o viceversa? Las respuestas además de entrañar una exhaustiva evaluación también implican que los políticos y líderes sean conscientes de la influencia que tienen en la población y de qué forma ésta puede virar la historia hacia un rumbo mucho más cruento; porque, aunque duela reconocerlo son principalmente ellos quienes se han encargado de profundizar e incrementar la polarización con discursos que incitan al odio.
Podría hacer un gran recuento sobre la manera en la que la polarización ha marcado a la sociedad; el rencor, la frustración, la desesperanza y el odio han anidado en el pensamiento de muchas personas alrededor del mundo, lo cual ha dado paso a un incremento de los conflictos, a la emisión de opiniones mucho más intensas donde la empatía y la tolerancia no tienen cabida, pero sobre todo a un incremento de los prejuicios e ideas preconcebidas que desencadenan actos violentos.
El tema implica diversos vértices que abordaré en entregas posteriores; desafortunadamente somos testigos día con día de un declive en el amor al prójimo y un recrudecimiento de la violencia, y aunque es cierto que se ha reconocido el problema aún los esfuerzos no son suficientes y la crueldad continua propagándose como una epidemia; claro que debemos preocuparnos, pero principalmente ocuparnos porque la falta de consenso y apoyo no hará más que debilitarnos como sociedad e impedirnos hacerle frente a las situaciones complicadas que se avecinan.
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.