Norma Meraz
Más allá del respeto político entre los Poderes de la Unión el Presidente Andrés Manuel López Obrador, lo acepte o no, sí interviene indirectamente en los otros dos Poderes –¿contrapesos?–, tanto en el Congreso Federal con la mayoría del Movimiento MORENA, y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con ministros (de recién ingreso), a modo del Ejecutivo.
El Presidente, por encima de la Ley de la Administración Pública Federal, encomienda al Canciller Marcelo Ebrard la tarea de coordinar la política migratoria, cuando legalmente corresponde a la Secretaría de Gobernación llevar a cabo esa tarea.
¿Cómo contradecir el que haya un déficit de estado de derecho en México?
Ahora bien, ¿qué es la política para el Presidente? El mismo responde: “la política no es ni arte ni ciencia”. Es “algo muy fácil”.
Nadie discute si es algo fácil o difícil, pero si es de extrañar que él, habiendo asistido a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México durante cinco años y en donde el plan de estudios tiene como eje central la acreditación de materias como ciencia política, política social, política internacional, políticas públicas, historia de las ideas políticas, derecho constitucional, derecho internacional público e internacional privado… el Presidente sintetice que “la política no es ni arte ni ciencia”, es “algo muy fácil” –¿quién sabe qué opinaría de esta definición Nicolás Maquiavelo? Quizá López Obrador no se refiera al arte de gobernar sino a un quehacer de improvisaciones en el camino o realizar recorridos proselitistas a favor de su movimiento político, o a recomendar lecturas de la Biblia y llamar sólo al buen comportamiento de los ciudadanos .
La concentración de decisiones de gobierno en una sola persona pareciera recordar a aquel rey de Francia que se regodeaba diciendo “el Estado soy yo.”
En México, el titular del Poder Ejecutivo tiene la facultad constitucional de conformar su gabinete con el que gobernará.
Hoy nos encontramos con que el “gabinete” es más bien un grupo de trabajadores sin voz ni voto al servicio y la voluntad del Presidente y no un equipo de trabajo que armonice las políticas públicas y ejerza su libertad de informar acerca de su desempeño.
A menudo los pronunciamientos de altos funcionarios de gobierno son desmentidos por el Presidente López Obrador, haciendo ver que la información entre el Ejecutivo y su equipo no es cotejada debidamente o al Presidente no le comparten los datos duros de los diferentes temas lo que lleva a menudo al Presidente al decir “yo tengo otros datos”.
El próximo día primero de julio, al cumplirse un año de las elecciones que llevaron a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, se realizará una verbena popular en el Zócalo de la Ciudad de México. Habrá un discurso en el que se resaltarán los “logros” de este gobierno durante sus primeros seis meses de ejercicio. También habrá luces y música.
Nos preguntamos si en ese texto –con duración de hora y media– ¿habrá espacio para referirse al incremento de la inseguridad en el pais –secuestros, homicidios dolosos (tan sólo en el mes de mayo pasado se registraron 94 homicidios diarios) extorsiones y asesinatos de periodistas?
¿Habrán más descalificaciones a la prensa?
El que fuera llamado Cuarto Poder era originalmente un contrapoder; hoy le llaman “prensa fifí”, hampones y tramposos hipócritas, etc.
¿Se mencionarán nuevos mecanismos de protección a periodistas? Porque hoy por hoy no se garantiza dicha protección, pues los mecanismos existentes son ineficientes, insuficientes y son más reactivos que preventivos, lo que deja a los periodistas en situación de vulnerabilidad, amén de la ausencia de investigación judicial de los casos denunciados y que nunca detenidos los culpables.
Por otra parte, nosotros como gremio, debemos actuar como tal y exigir políticas públicas que eficienten los protocolos de ayuda y protección para que podamos trabajar ejerciendo nuestra libertad de expresión ¡en libertad!
¡Felicidades señor Presidente!
¡Digamos la Verdad!