Jorge Miguel Ramírez Pérez
No se necesita una bola de cristal para saber que la votación tan copiosa y sin antecedentes -para empezar-, mandó al bote de lo inservible el tipo de democracia que teníamos.
El modelo democrático que surgió desde el 2000, lo hemos repetido en diversas instancias, tiene su pecado original: fue incubado desde arriba. Tanto en sus rituales como en su entramado institucional confuso y sumamente oneroso, no fue sino una respuesta a las presiones internacionales para que México se animara a transitar en la modernidad.
Y creo que no caminó mucho en ese terreno y ya viene de regreso, electoralmente el país y la élite de poder decidió entregarse al mando abiertamente unipersonal.
Eso fue parte de las imperfecciones de un sistema democrático -que está por morir-, y que fueron calculadas, porque dejaron intactas las facultades del gandallismo político; es decir del abuso de Los Pinos de las dizque instituciones autónomas en lo general, pero particularmente y en forma elocuente, en lo que se refiere a las electorales.
Tanto, se hizo por burocratizar el procedimiento de la regla de la mayoría, que no es exagerado decir que la vieja Comisión Federal Electoral, ahora parecería un organismo menos sucio y caro que lo que hoy es el INE.
El reparto de los cargos dentro del INE ha sido una subasta en la que los contactos con la fracción mayoritaria de la cámara de diputados, que a su vez recibe línea de Los Pinos, son los que definen concesiones, contratos, asesorías y hasta determinan cuantos consejeros les aprobaban en los organismos locales a los gobernadores. Me consta.
Un sistema sin defensores de la verdadera democracia y sin políticos democráticos; me parece que tiene poca vida.
Súmele que ya no hay partidos políticos con fuerza real. Se perdió hasta la parafernalia del espectáculo de la simulación.
Obrador quiera o no, se quedó con todo. Hoy es el factótum y único recipiendario de todo el entramado electoral, que ya le sirvió; pero quien sabe si le sirva mas adelante. Si lo opera, tendrá vida artificial, porque teóricamente nada puede hace este INE, incluso para que se pueda prescindir del tipo de democracia que se ha tenido.
A nadie le importa si hay o no democracia.
Todos se apresuran a reconocer, aún antes de tiempo al ganador de las elecciones y en cada gesto, en cada declaración, dejan constancia que nunca entendieron a la democracia sino como un lapso, para demostrar sus habilidades para burlarla.
Pero desconsiderando las conductas oportunistas y las realidades que dibujan con exactitud el verdadero México, tan lejos como siempre de los ideales libertarios; el hecho, es que estas elecciones dejan un sistema de partidos deshecho ante el futuro inmediato.
Pero la reconstrucción no resulta fácil porque el sistema de partidos, no solo dejó de ser operativamente constructivo en beneficio del sistema político; sino algo que no se ha dicho, pero es el fondo de la cuestión, los partidos políticos de México dejaron de tener oferta política.
Esto incluye al propio Morena, que al monopolizar un enfoque de la oferta social, la circunscribió a transformar únicamente la mecánica de las reglas burocráticas no escritas: quitar privilegios y reducir salarios, con una serie de determinaciones de austeridad no distantes a lo que hicieron al comenzar sus gobiernos: López Portillo, De la Madrid, Salinas y Zedillo, que también se rasgaron las vestiduras y lamentaron los abusos.
Así que la lista de disposiciones que a los villamelones les parecen novedosas, en su mayor parte, se han hecho antes y después, como todo lo que no es real, sino voluntad publicitaria de uno solo, se recuperará la soberanía del desorden y del abuso.
Llama la atención que siguen las consignas bots, reclamando que se diga que Obrador será vigilado en sus promesas. Los fanáticos dicen: ¿porqué en 80 años no se reclamó lo mismo a otros?.
En primer lugar no había libertad de expresión como ahora; aún así hubo crítica, aunque los obradoristas no lo sepan. Ellos, apenas están llegando; y se les olvida el pequeño detalle que en casi toda la historia de México, los políticos mitad cautos y mitad astutos, nunca prometieron sino vaguedades, como: que “iría el país arriba y adelante”; que “todos somos México”; que habrá “una renovación moral de la sociedad”, que “el país se modernizará! y que hay que “salir de las crisis”. Todo y nada.
En el mar de dudas, lo que sí quiere cambiar Obrador, es todo lo que lo lleve, a un gobierno centralizado y personal.
Los empresarios parecen planchados y en particular los contratistas del nuevo aeropuerto que están de plácemes
Lo demás es claro; prioridad con los compromisos con el sistema anterior, que ya le cedió anticipadamente los trastos. Excelente trato con los peñistas: la invitación soterrada a Meade a un cargo en lo financiero, como lo escribí hace meses.
Destaca el trabajo eficaz de Videgaray abriéndole cancha a Obrador con los ayudantes de Donald Trump, que ya también se llevaron su promesa, Durazo les ofreció cerrarle el Suchiate a los maras e indocumentados de Centroamérica. No sé si se habló de la invasión de haitianos en el Noroeste del país.
Por lo pronto los desacuerdos afloran, la señora Cordero, dio hace días, lineamientos ante los notarios para hacerse líder moral del poder judicial, y para proponer la eutanasia y el aborto sin límites; a lo que Ricardo Monreal, el que será líder de los senadores de Morena, negó estuviera esa agenda, en su radar legislativo; ¿será que la ex ministra ya opera por la libre?
Mientras unos esperaban más como Tatiana Clouthier, que embargó hasta su apellido; hay mucho pleito por los cargos, de los cuales el líder pondera mas a calderonistas como Germán Martínez en el IMSS, que a la broza, a la que ya les quitó el chance de llegar a ser delegados en los estados.