DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
El sistema de aprovechar la experiencia política de los ex presidentes, convirtiéndolos, incluso, en senadores vitalicios fue acogido durante años en diversos países del mundo, incluso en Latinoamérica.
Vigente en algunos países como España, Italia, Chile, Brasil, Venezuela, Perú, Paraguay y naciones africanas, el método fue reemplazado con el paso de los años.
Así se aprovechaba la experiencia de los mandatarios salientes y mantenían la opción de ellos para continuar en la actividad política desde una tribuna pública.
De esa forma, los ex presidentes contaban con canales de expresión y ponían opinar sobre la vida política del país respectivo.
En México no había necesidad de ellos, ya que los ex presidentes sabían que al término de sus mandatos se irían a sus casas, con una buena cantidad de auxiliares pagados por el siguiente gobierno, una cómoda pensión y su único compromiso era el de mantenerse en la oscuridad, sin comentarios sobre la marcha de la economía, política o temas actuales de la conducción del país.
No importaba lo que ocurría, ya que poco se hablaba en ese entonces de los rezagos de sus gobiernos y las faltas cometidas en el ejercicio del poder. Si acaso se actuaba en contra de algunos de sus colaboradores, para compensar las fallas ocurridas en sus administraciones.
Y aunque el partido en el poder era uno solo, los cambios de gobierno no eran lo terso que parecía.
Sin embargo, salvo pinceladas de inconformidad, los ex presidentes vivían el resto de sus días, sin problemas de ninguna clase y ellos conformes con su desempeño gozaban de las inmensas fortunas acumuladas en su paso por la política.
Pasada la mitad del siglo pasado y ya en la década de los 70, José López Portillo aprovechó a dos de los ex presidentes para enviarlos como embajadores: Luis Echeverría a las Islas Fidji y luego a la UNESCO y Gustavo Díaz Ordaz a España.
Antes de ellos los ex presidentes eran enviados a algunos puesto burocráticos de segundo y tercer nivel, para mantenerlos ocupados y evitar que intervinieran en temas políticos.
Lázaro Cárdenas se desempeñó en la Comisión del Balsas, Miguel Alemán en el Consejo de Turismo, Adolfo López Mateos, presidente del Comité Organizados de los Juegos Olímpicos. Adolfo Ruiz Cortines como agente fiduciario de Nacional Financiera.
Fue durante el ejercicio presidencial de López Mateos cuando se designó a varios ex presidentes en cargos sumamente modestos. Roque González Garza, Pascual Ortiz Rubio, Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, además de los ya mencionados.
Salvo alguna excepción los ex presidentes guardaron silencio y así se mantuvieron durante décadas, hasta que en 1995 vino el rompimiento público entre Carlos Salinas de Gortari y el presidente en funciones, Ernesto Zedillo.
Los siguientes ex presidentes simplemente, hasta la fecha, continúan aprovechando los espacios públicos y los medios de comunicación para expresar sus puntos de vista o atacar al presidente en funciones.
Felipe Calderón, quien es sumamente criticado por el presidente López Obrador es el que más reciente sale a la palestra para comentar los pasos a seguir para marcar un nuevo rumbo político y sugiere la creación de un nuevo partido político en un futuro cercano, aunque por ahora lo mejor sería, dice, incorporar a la sociedad civil en un frente con los partidos de oposición.
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Veracruz salta a la escena nacional como uno de los estados con mayor opacidad en torno a su gobierno estatal, donde asoman rasgos de corrupción en la administración pública y señalamientows de una gran estela de familiares del gobernador en cargos públicos. La aparición de empresas fantasmas es uno de los principales alegatos.
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