José Alberto Sánchez Nava
“El enemigo más peligroso no es aquel que está frente a ti, sino quien manipula tu entorno para enfrentarte a los tuyos.”
1.- Introducción
México vive uno de los momentos más críticos de su historia reciente. No es una crisis pasajera, sino un desmoronamiento estructural que ha ido minando las bases de nuestra convivencia social, política y jurídica. La captura de la Constitución por parte del poder ejecutivo y un grupúsculo en el poder ha sido el detonante de un proceso que ha sometido al poder judicial, eliminando a los organismos autónomos y desmantelado los contrapesos que, en teoría, debían proteger a la sociedad de los excesos del poder. Hoy, los derechos humanos, políticos y sociales de los mexicanos están en riesgo, y el panorama es desolador.
Pero no nos equivoquemos: este no es un problema de un solo gobierno o de una sola administración. Es el resultado de décadas de corrupción, impunidad y colusión entre el crimen organizado y quienes deberían representar las instituciones del Estado. La delincuencia no solo opera con impunidad, sino que es festejada y laureada en amplias regiones del país. La combinación letal entre el crimen y el poder ha creado un monstruo que devora la estabilidad del país, mientras el pueblo, ávido de ayudas por necesidad, es sometido y manipulado.
En este contexto, la polarización se ha convertido en el gran negocio de la clase política. Dividir a la sociedad entre “ricos y pobres”, “buenos y malos”, “ellos y nosotros” ha sido la estrategia perfecta para distraer la atención del verdadero problema: quienes sacuden el frasco.
2.-Las palabras de Marcelo Ebrard y el contexto actual
Ayer lunes 3 de febrero de 2024, el panorama se complica aún más con las recientes declaraciones de Marcelo Ebrard, quien se refirió a la llamada que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sostuvo con Donald Trump. Esta conversación se dio en respuesta a las amenazas del expresidente estadounidense de imponer aranceles a todas las exportaciones de México hacia Estados Unidos, bajo el argumento de que el gobierno mexicano se ha coludido con el crimen organizado, permitiendo el tráfico de fentanilo hacia el norte y mostrando inacción frente al tema migratorio.
Sheinbaum anunció en redes sociales que se llegó a una serie de acuerdos tras la llamada con Trump:
- México reforzará la frontera norte con 10 mil elementos de la Guardia Nacional para evitar el tráfico de drogas, en particular fentanilo.
- Estados Unidos se compromete a trabajar para evitar el tráfico de armas de alto poder a México.
- Ambos equipos comenzarán a trabajar en temas de seguridad y comercio.
- Se ponen en pausa los aranceles por un mes a partir de ahora.
Marcelo Ebrard calificó estos acuerdos como un “logro insólito”. Sin embargo, esta afirmación ha sido recibida con escepticismo y críticas por parte de amplios sectores de la sociedad mexicana. Para muchos, este supuesto logro es solo una cruda orden de Washington, que no aborda los problemas de fondo que aquejan a nuestro país, porque nos encontramos ante una inseguridad rampante la cual se agudizará con el desvío de 10,000 elementos de la guardia nacional para lavar pecados de gobierno ante Trump, mientras el país arde bajo el fuego del crimen, además ello implica un efecto adverso que consiste en la colusión por corrupción dejando a la ciudadanía a su suerte para cuidar la frontera norte por órdenes y al servicio de un gobierno extranjero, como contraprestación de las ineficiencias del gobierno mexicano ante los intereses de Norteamérica, lo cual no es un tema ni prioritario ni de seguridad nacional, si a ello aunamos la falta de medicamentos, el desvío de recursos públicos en proyectos como el Tren Maya (que recientemente sufrió un descarrilamiento debido al uso de balastro ineficaz), la falta de asistencia médica en hospitales y el colapso del estado de derecho, evidenciado por el incumplimiento de ejecutorias en materia de amparo contra actos de gobierno, pareciera que Marcelo Ebrard, solo trata de desviar la atención de la población respecto de los problemas reales que urgen sean atendidos.
3.-El frasco sacudido: una metáfora de la realidad mexicana
Al respecto, cobra vigencia la alegoría de que: ¿Sabías que si pones 100 hormigas negras y 100 rojas en un frasco no pasará nada? Pero si sacudes el frasco con fuerza, las hormigas empiezan a matarse entre sí. Las hormigas rojas consideran a las hormigas negras sus enemigas, y las hormigas negras consideran a las hormigas rojas sus enemigas, sin embargo, el verdadero enemigo no son las hormigas, sino el que sacude el frasco.
Lo mismo sucede en la sociedad humana. En México, nos han sacudido tanto el frasco que hemos olvidado quiénes somos y cuál es nuestro verdadero enemigo. Nos han dividido, enfrentado y manipulado hasta el punto de que hoy, en lugar de unirnos para exigir justicia, transparencia y democracia, nos atacamos unos a otros. Los pobres culpan a los ricos, los ricos desprecian a los pobres, y mientras tanto, quienes sacuden el frasco siguen enriqueciéndose y consolidando su poder.
4.-¿Quién sacude el frasco en México?
El frasco lo sacuden aquellos que han convertido la política en un negocio, los que han capturado las instituciones para beneficio propio, los que han coludido con el crimen organizado y los que han polarizado a la sociedad para mantenerla distraída. El frasco lo sacuden quienes han debilitado al poder judicial, quienes han eliminado a los organismos autónomos, y concentrado el poder en unas cuantas manos. El frasco lo sacuden quienes festejan la impunidad y premian la delincuencia mientras el pueblo sufre.
En este sentido, los acuerdos anunciados por Sheinbaum y celebrados por Ebrard son, para muchos, otro intento de sacudir el frasco. Mientras la sociedad mexicana sigue sufriendo los embates de la inseguridad, la corrupción y la falta de servicios básicos, estos acuerdos parecen ser una cortina de humo que distrae de los problemas estructurales que requieren soluciones profundas y no meros parches temporales.
5.-Reflexión final
Antes de atacarnos unos a otros, antes de culpar al de junto, antes de caer en la trampa de la polarización, deberíamos preguntarnos: ¿quién está sacudiendo el frasco? ¿Quién se beneficia de que estemos divididos? ¿Quién gana cuando nos enfrentamos entre nosotros en lugar de unirnos para exigir un cambio verdadero?
México necesita dejar de ser el frasco sacudido. Necesitamos reconstruir nuestras instituciones, recuperar la independencia del poder judicial, fortalecer los organismos autónomos y, sobre todo, recuperar la capacidad de dialogar, de escucharnos y de trabajar juntos por un país más justo y equitativo.
El verdadero enemigo no es el que piensa distinto, sino el que nos divide. Y mientras sigamos peleando entre nosotros, el que sacude el frasco seguirá riendo desde la sombra. Es hora de abrir los ojos, de dejar de culparnos unos a otros y de enfrentar, juntos, a quienes realmente nos están haciendo daño.
Porque, al final, las hormigas rojas y las negras no son enemigas naturales. Solo necesitan darse cuenta de que el verdadero enemigo es el que sacude el frasco. Y nosotros, como sociedad, también.