Por Leopoldo Díaz Pérez.
¿Fueron coincidencias casuales la guerra civil, que no revolución mexicana de 1910 y la rusa de 1917? Tal vez no, pero tuvieron un denominador común; poderosos intereses en el ámbito de la Anglosfera tanto en Eurasia como en América. Primeramente, había que socavar el Imperio Ruso del Zar Nicolas II, e igual, sembrar el caos en México y adueñarse del petróleo, ambos objetivos para ganar la I GM, entre otros muchos aspectos geopolíticos de dicha conflagración.
En la prospectiva de dichos conflictos balancearon puntualmente dos factores: la revolución marxista, como el oro negro. Y el éxito del experimento social de la revolución Bolchevique se aplicó a México en la II GM.
El ciclo cerró con la desintegración del Bloque Soviético, cuando la caída del muro de Berlín y las negociaciones de los Estados Unidos de América con la ex URSS: intercambio petróleo de la Siberia por tecnología de cómputo norteamericana y repartición de territorios entre las potencias ganadoras.
La industrialización no había llegado al Imperio Ruso al igual que en México donde se malogró con el golpe de estado de Francisco I. Madero al general Porfirio Díaz.
“During the summer of 1911…. the United States was taking an unprecedented step. On orders from President William Howard Taft, the U.S. Army began concentrating its various independent regiments into a “Maneuver División,” training in a possible incursion into Mexico.” John S. D. Eisenhower, INTERVENTION!
Cuando Porfirio Díaz supo de la concentración de tropas norteamericanas en la frontera de los Estados Unidos de América con México, fue precisamente que decidió exiliarse en Paris.
En la corte imperial rusa, Rasputín el monje era pieza clave pues recomendaba a la familia zarista retirar a las tropas rusas del frente con Alemania, motivo por el que espías ingleses lo asesinaron y continuó desangrándose el deficiente Imperio Ruso. Había que derrotarlo y como no existía la clase proletaria, se indujo desde el exterior la revolución comunista; el káiser alemán financió con oro a Vladimir Ilich Lenin para iniciar la revolución en Rusia y firmar la Paz con Alemania. Paradójicamente Lenin viajó desde Suiza a través de Alemania para sembrar el caos con la revolución bolchevique.
Se cumplió la visión de Rasputín. Asesinaron a la familia del Zar y sucumbió el Imperio Ruso. Así trataron los aliados a quien los apoyó. ¿Realpolitik?
Y nuevamente en la II GM los Estados Unidos demandan de México petróleo para su esfuerzo bélico a efecto de consolidar su liderazgo global, por lo que acuerdan con el general Lázaro Cárdenas a la sazón presidente, que únicamente se vendiera a ellos el crudo a cambio de apoyar el proyecto de consolidar un régimen comunista.
Sin embargo, la nación con las arcas exiguas negocia un préstamo de Norteamérica suficiente para expropiar las empresas petroleras de propiedad extranjera a cualquier precio, con lo que el general Cárdenas ocultando el verdadero trato, exaltó al pueblo como artífice de donaciones familiares -animales domésticos, joyas personales, Etc.- para pagar la expropiación.
Y como reza la teoría marxista que el proletariado se apropie de los medios de producción Cárdenas decretó en 1946 que al sindicato de petrolero le regalaran el 2 por ciento del valor de los contratos entre PEMEX y compañías privadas. Así se generó la corrupción en el monopolio de la industria energética al “servicio de la Revolución” entiéndase para costear los privilegios de la cúpula dirigente. Situación que no pudo o no quiso destrabar del todo Salinas de Gortari y que fue la causa que impidió consolidar el TLCAN y redireccionó la inversión norteamericana hacia China.
México con una economía no industrial y en subdesarrollo se ve impelido desde la cúpula cardenista en el poder a transformar sus estructuras en un estado totalitario; destruye la planta productiva agrícola representada por las haciendas para repartir la tierra en ejidos improductivos por destinarlos a la subsistencia familiar. Sectoriza a toda la sociedad, crea y fortalece a los sindicatos, con lo que condena a la nación a un subdesarrollo crónico generando un ambiente de desconfianza para la inversión extranjera que fluye preferentemente a nuestro vecino del norte.
Y a más, el proyecto Cardenista destruiría una de las obras insignia de la infraestructura construida por el Porfiriato, cuando nacionalizó los ferrocarriles, lo que favorecería a la industria automotriz de los Estados Unidos induciendo la compra de vehículos automotores que ya había pactado Álvaro Obregón en los tratados de Bucareli.
Más curioso es que en México se encubó el germen del Marxismo que condujo a la prospera Cuba a un estado fallido. Castro Ruz entrenó a su guerrilla en las costas mexicanas y recibió en las mismas al buque Granma de manos de un ciudadano norteamericano, con el mismo objetivo: que la prosperidad y las divisas fluyan al Imperio estadounidense.
Si el fantasma del comunismo recorrió Europa desde finales del siglo XIX, de alguna manera se las arregló para dar un paseo por Latinoamérica, eventualmente con máscaras de populismo o socialismo y fundamentalmente al servicio del imperio norteamericano. A la fecha, no hay nada nuevo bajo el Sol.
@Leopoldiazperez