Ricardo Del Muro / Austral
Finalmente se inauguró el Tren Maya, uno de los proyectos emblemáticos y más controvertidos de la Cuarta Transformación, que según afirma el presidente Andrés Manuel López Obrador impulsará el turismo y será la punta de lanza, no del crecimiento, sino del desarrollo del sureste.
En la estación San Francisco de Campeche, el viernes fue un día “verdaderamente histórico”, dijo López Obrador quien viajó en el Tren Maya, acompañado del embajador de Estados Unidos, Ken Salazar y representantes de las empresas constructoras como Carlos Slim, Miguel Rincón, Francisco Cervantes, Carlos Hank González y los gobernadores de Campeche, Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca, Yucatán y Chiapas.
Son los primeros 473 kilómetros entre Campeche y Cancún, con 14 estaciones, de una obra que tendrá mil 554 kilómetros y que el mandatario ha calificado como “magna”; el próximo sábado 31 de diciembre será inaugurado el tramo Cancún – Palenque y posteriormente, en febrero de 2024, se pondrá en marcha la última ruta del circuito.
Ha sido una obra que generó críticas y descalificaciones de parte de los grupos ambientalistas y los opositores al gobierno morenista, incluyendo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pero que el presidente López Obrador minimizó como “politiquería”.
El Tren Maya “es cómodo y espacioso; su interior, en tonos azules y verdes para “imitar la sensación del mar”, según la empresa Alston – encargada de su fabricación -, recuerda al de los convoys españoles”, escribió Beatriz Guillén, corresponsal del periódico El País, cuya nota se título: “A bordo del primer Tren Maya: moderno, incompleto y vigilado por helicópteros”.
Desde que se anunció este megaproyecto se ha dado una confrontación de ontologías y axiologías (certezas y valores), ya que los que contienden son dos lógicas opuestas en la concepción del desarrollo y el bienestar, señala la antropóloga Alicia Barabas, en un artículo publicado el año pasado en la revista Cuicuilco:
La lógica dominante que lo entiende como crecimiento económico y a éste como sinónimo de bienestar y progreso, y que se realiza a costa de la destrucción de la naturaleza, fomentando el individualismo y la desarticulación de las identidades colectivas. Por el otro lado, la lógica de los pueblos indígenas que a partir de sus formas de concebir el mundo y de sus necesidades e intereses piensan y llevan a cabo un desarrollo sustentable que convive con la naturaleza, que prioriza las relaciones y los proyectos comunitarios y la reciprocidad social para obtener el bienestar colectivo e individual.
Las posibilidades del Tren Maya para disminuir la pobreza e incidir en el desarrollo del sureste de México, es analizado en otro trabajo realizado por Oscar López Chan y Fajime Cú Quijano, investigadores de la Universidad Autónoma de Campeche. El turismo, indican, ha sido uno de los motores de la economía, representando el PIB turístico un promedio de 8.4% en 2008 a 2019 del PIB de México, el cual bajó a 6.7% en 2020 debido a la pandemia.
Si bien a nivel nacional Quintana Roo es el estado con el mejor factor de transversalidad dentro del turismo, sólo ocupa el cuarto lugar nacional dentro del PIB turístico, por debajo de la Ciudad de México, el Estado de México y Jalisco. Chiapas ocupa el lugar 12; Yucatán el 16; Tabasco el 18 y Campeche 28. Incluso el PIB turístico del sureste, no iguala al de la Ciudad de México.
Desde esta perspectiva, el PIB turístico de Quintana Roo es el que se quiere difundir hacia los estados del sureste a través del Tren Maya; sin embargo, el turismo no ha tenido la suficiente dispersión al interior del mismo estado y tampoco sería suficiente su tamaño para fomentar el crecimiento y el desarrollo del sureste.
La discusión, advierten los investigadores, no es si se va a terminar o no el tren, o sobre la cuestión ambiental, sino si es la respuesta para el crecimiento del sureste. El problema es que la construcción del Tren maya se basa en un modelo de crecimiento que se asienta en macroproyectos, pero olvida lo micro: la micro y pequeñas empresas, y la economía de las localidades y municipios donde hay mucho potencial por desarrollar.
“En estos ámbitos existen muchas iniciativas locales que no han tenido el apoyo gubernamental requerido, pero que cuentan con un caudal de experiencia, conocimiento y recursos nativos, sociales, productivos y humanos para despegar su crecimiento. Debe ser un modelo de desarrollo desde dentro, para lograr que las personas en las comunidades, municipios y entidades del sureste se suban al tren de un desarrollo, ansiado, sustentable y con respeto a su cultura”, señalan los investigadores.
“Este proyecto será el referente para impulsar el desarrollo económico y turístico de la región sureste del país en beneficio del pueblo de México” se afirma en la placa conmemorativa que se develó en la estación San Francisco, en Campeche, donde el presidente López Obrador abordó el tren rumbo a Cancún. En última instancia, los hechos mostrarán la importancia del Tren Maya. RDM