* La tortura a mujeres y los cadáveres decapitados y enterrados en fosas comunes después de nula investigación, no proceden de la fiera actuación de los maestros de la CNTE, ni de las ideas inculcadas por el pequeño libro rojo, son producto de esa actitud nazi que ocupa más y más espacio
Gregorio Ortega Molina
Orondos están los celosos guardianes del gobierno, porque tienen la certeza de que ya les compramos el cuento de que el maoísmo amenaza a México. Si así fuera, su aserto se sintetiza en una aberración; consideremos que los promotores de la doctrina colectivista de El Gran Timonel en el país fueron Adolfo Orive Alba y Raúl Salinas de Gortari. Su experiencia concluyó en la aventura del EZLN, que ayudó a solucionar muy pocos de los ancestrales problemas, y enquistó otros peores, como la preeminencia de las sectas en las decisiones políticas; es decir, como ambos son de la élite económica y nunca carecieron ni del aire, dividen a la nación, como buenos mexicanos que son.
Además del saldo dejado por la violencia implícita en el combate a la delincuencia organizada, con el propósito de que la sangre escurra en nuestras calles y no en las de EEUU, el mundo de la seguridad pública y de las Fuerzas Armadas en México, se vuelve cada día más oscuro.
Ahora resulta que el más reciente informe que AI da a conocer sobre lo que sucede aquí -Sobrevivir a la muerte. Tortura de mujeres por policías y fuerzas armadas-, indica que en la detención y reclusión de mujeres, las policías y las fuerzas armadas mexicanas las someten a malos tratos, incluida la tortura y la violencia sexual. Estas acciones son piedra de escándalo en materia de derechos humanos, porque están envueltas en el silencio de deficientes investigaciones, en la impunidad casi total de los que enseñan a maltratar, y de los que se solazan maltratando.
Por otro lado, El País da cuenta a sus lectores -en una nota informativa- de que aparecieron en Veracruz, en vísperas de la contiende electoral del 5 de junio, 8 decapitados cuyos nombres y motivos para su ejecución se desconocen.
Leemos: “El mismo 4 de junio la noticia circuló en medios locales. Blog Expediente, un digital del Puerto de Veracruz, titulaba: <<Ocho decapitados en Huatusco>>. En el texto, ampliaba: <<ocho cabezas cercenadas y los restos de brazos, manos y tórax fueron depositadas en un área poblada>>.
“El 5 de junio era jornada electoral en buena parte de México. 13 estados elegían gobernador, entre ellos Veracruz, el más importante en liza. El PRI, que nunca había perdido el poder en la entidad, salió derrotado. Cuestionado ese mismo día por EL PAÍS, Omar Zúñiga, vocero de la fiscalía de Veracruz, negó el hallazgo de los cuerpos en Huatusco: <<No hay noticias>>.
“El reportero que fue a Coscontla dice que el 4 de junio se llevaron los restos de los cuerpos a las oficinas del Servicio Médico Forense de Huatusco. Allí permanecieron 21 días. El informante -solicita que su nombre no aparezca- cree que los restos humanos eran de gente de fuera. Si no, argumenta, los familiares se habrían organizado, habrían exigido, pero no hubo nada de eso.
“Durante 21 días, la fiscalía de Veracruz ocultó el hallazgo de ocho cuerpos.
“El sábado 25 de junio, agentes de la fiscalía de Veracruz enterraron ocho paquetes de carne humana en la fosa común del cementerio municipal de Huatusco. Cada uno traía un número rotulado, del uno al ocho. Los funcionarios clavaron ocho cruces de caña y madera y colgaron un cartel de cada una. <<I.N.I. -individuo no identificado->>, en vez de un nombre; <<carpeta de investigación UIPJ DXIII/3°/ 376/2016>>, en vez de un descanse en paz”.
La tortura a mujeres y los cadáveres decapitados y enterrados en fosas comunes después de nula investigación, no proceden de la fiera actuación de los maestros de la CNTE, ni de las ideas inculcadas por el pequeño libro rojo, sino que son producto de esa actitud nazi que ocupa más y más espacio.
Leí, hace muchos años, algunas páginas del ideario maoísta usado para incendiar a las Guardias Rojas: “Quien dice lucha dice sacrificio, y la muerte sucede con frecuencia. Como a nosotros nos importan los intereses del pueblo, los sufrimientos de la gran mayoría del pueblo, morir por él, es dar a nuestra muerte su verdadero significado. Pero debemos reducir a lo mínimo los sacrificios inútiles”.
¡Vamos lectores!, ¿quién considera que las distinguidas personalidades de la CNTE estén dispuestas al sacrificio solicitado por El Gran Timonel? Ni pensarlo, allí no hay maoísmo, persiste un gran rencor social, una división profunda entre mexicanos, para imponer, sin criterio y sin chistar, la nazificación de una buena parte de México.
Lo que sucede en Oaxaca y en México es el conflicto armado de dos grupos de la élite económica, por asegurarse el control del país. De ideología, nada, olvídense de esa desinformación que ya circula. Es el agarrón por el control total de los recursos fiscales.
Son otros los enemigos de México, pero no los maestros, que se dejan mover como piezas de ajedrez.