Francisco Rodríguez
En la subsidiaria Pemex Logística el desorden y la corrupción se expanden como la humedad por intromisión de asesores que llevó el director, Javier Emiliano González del Villar, de cuestionable pasado como mando policiaco en la Ciudad de México, tanto como en la desaparecida Comisión Nacional de Seguridad.
El actual director de Logística de Pemex, el área encargada de paliar el desabasto de gasolina, González Del Villar, es sobrino del ex procurador de Justicia de la Ciudad de México, Samuel Del Villar; su experiencia laboral es haber sido director de Asuntos Internos de la policía capitalina en 2006 y también estuvo en la Oficialía Mayor del entonces Gobierno del Distrito Federal, cuando Romero Oropeza ocupó la titularidad de esa dependencia en el sexenio de López Obrador. En su paso por la policía fue objeto de una recomendación de Derechos Humanos por detención arbitraria, violaciones al debido proceso y tortura; se le considera cercano al canciller Marcelo Ebrard.
El abuso del tráfico de influencias en Logística es de escándalo por los corrillos de Pemex, a causa de un representante personal de González del Villar quien hace alarde de decidir quién entra o quién sale de la red de prestadores de servicios.
Y ahí le va un tip.
Dice que él decide. Nadie más.
¡Con esos amigos…!
Sin mayor credencial que su amistad con el titular del área, el personaje de marras que se placea por la empresa productiva del Estado es identificado como Juan Pablo Martínez Iglesias, quien igual decide a quienes inscribir en la lista de proveedores que dejar fuera a los que no se apersonan con sus “moches”.
Martínez Iglesias pasó de ejercer como “filtro” de empresas participantes a una suerte de gestor institucional y publirrelacionista para los manejos tras bambalinas en contratos y pagos.
Empero, en las firmas del sector energético contemplan con azoro la candidez de Juan Pablo Martínez quien prácticamente hace gala del influyentismo porque se le ha permitido caminar entre direcciones de Logística con respaldo total de su amigo.
El referido personaje sin embargo tiene un negro historial vinculado a denuncias penales y relación con empresas que serían bocado de cardenal para el Sistema de Administración Tributaria, o sea se las arreglan para evadir obligaciones fiscales.
Por ejemplo, al realizar una búsqueda en el Registro Público de la Propiedad y de Comercio salió el nombre de Juan Pablo Martínez Iglesias en sociedad con Juan David Franzoni Sánchez, con quien creó una firma de servicios administrativos en Aeropuertos y Helipuertos.
La nota negra para el súper asesor-gestor de Pemex Logística es que su socio – Franzoni– fue ejecutado con sadismo en julio de 2012 al llegar a Colombia. Las indagatorias del país cafetalero arrojaron que mantenía vínculos con una red criminal establecida entre ambos países.
Prestadores de servicios de Pemex Logística contemplan al asesor Juan Pablo Martínez como un gánster insalvable en el intento de participar por algún contrato o –peor–para poder cobrar adeudos.
La pregunta para el director Javier Emiliano González del Villar es si su representante, Martínez Iglesias, actúa motu proprio o si de verdad él está al tanto de sus tropelías.
Peor, todavía, ¿están enterados AMLO y el director general de Pemex, Octavio Oropeza?
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