* Pronto sabremos si el PRI lo convierte en una de sus armas secretas, para llevar al TEPJF, por adelantado, los resultados de la elección presidencial de 2018, porque lo que se pierde en las urnas, por lo regular se recupera en los tribunales. Es el modelito de nuestra democracia
Gregorio Ortega Molina
Efectivamente México es un país de cínicos. Allí está, tan campante, el titular de la Fepade, continúa en el intento de administrar justicia electoral, cuando desconoce cómo ha de hacerse para empatar el cumplimiento de la ley con la exigencia de ser justo.
En esta patria tan dolorida, más vale nacer con estrella que estrellado. Los padrinos o protectores o patrocinadores, si se desea incursionar en la función pública, y notoriamente en el ámbito de los jueces, magistrados y ministros, son más importantes que la inteligencia y los conocimientos.
No hay poder más hermético que el Judicial, en los ámbitos federal y estatales. Muchos de sus integrantes, por la endogamia, se enferman en el camino y mueren profesionalmente por un estúpido error.
Allí está el ejemplo de Genaro David Góngora Pimentel, que enloqueció de soberbia y quiso disponer de todo su poder acumulado para joder a su pareja, sin importarle haber sido el artífice de la breve consolidación de la reforma al Poder Judicial en 1995. En cuanto dejó la presidencia de la SCJN, sus sucesores se han empeñado en destruir lo que pudo haber garantizada la independencia de los jueces, otra vez rehenes del Poder Ejecutivo.
O el ejemplo de Édgar Elías Azar, en persecución abierta contra aquellos que se opusieron a su ilegítima reelección. Su presencia como presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, garantiza los niveles de corrupción e impunidad en los que se mueven las autoridades del gobierno capitalino, en todas las materias, sólo hay que ver el desorden urbano, las invasiones, la extorsión, el derecho de piso, y súmele lector.
Ahora el Poder Ejecutivo velará porque se paguen bien los servicios de Santiago Nieto, un invento de Jaime Manuel Marroquín Zaleta y Mariano Azuela Güitrón, con conocimiento de Arely Gómez. Todo indica que el descarrilamiento de Arturo Escobar y Vega para sacarlo de una subsecretaría en Gobernación, será pagado con su inserción al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, donde con un poco más de apoyo hasta podría ser copia fiel y notariada de Constancio Carrasco Daza.
Pronto sabremos si el PRI lo convierte en una de sus armas secretas, para llevar al TEPJF los resultados, por adelantado, de la elección presidencial de 2018, porque lo que se pierde en las urnas, por lo regular se recupera en los tribunales. Es el modelito de nuestra democracia.