Horizonte de los eventos.
Transmite la negación al diálogo, aún en el ámbito jurisdiccional. Que como señalé en los últimos párrafos del artículo anterior ¿por qué no lo absorbió (“CONCILIÓ”, sentenció el Fallo Blanco, en 1893) el gobierno cuando estuvo en su propio ámbito? Manda el mensaje de cerrazón, autoritarismo, y más lamentable, de incapacidad, falta de previsión y de oficio, incapacidad y visión política miope, en el área administrativa.
La decisión de declarar que “es una obra de seguridad nacional”, aunado a lo anterior, también evidencia la propensión presidencial al ejercicio autoritario del Poder, actuando como análogamente lo hicieron Luis XVI, Enrique VIII, Napoleón III, en el Medievo, con el SECRETO DE ESTADO, sin que existieran las normas constitucionales Modernas que exigen PUBLICIDAD, mucho menos, el Espíritu protector del Estado y su Función Administrativa.
Contrario exactamente a la publicidad (hacer público) que debe regir toda actuación pública, según lo proclamado por Francia, en 1789, Inglaterra, en 1689, EEUU, en 1776 ¡México, 1814! TODOS: ¡NO AL SECRETO DE ESTADO! TODOS: ¡TODOS LOS ACTOS DE LAS AUTORIDADES SON PÚBLICOS! Y TODOS, CON LA CONSCIENCIA DE SU NATURALEZA, QUE SÓLO SE JUSTIFICA LA EXISTENCIA DEL ESTADO MODERNO, PARA SUSTITUIR TODA PRÁCTICA DEL ANTIGUO RÉGIMEN, TENDIENTE AL DESCONOCIMIENTO DE LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD de la población.
EL SECRETO DE ESTADO, NIEGA QUE EL PODER SEA DEL PUEBLO, POR ÉL Y PARA ÉL: NIEGA LA DEMOCRACIA.
Por ello, con las regulaciones constitucionales de la Modernidad, relativas al proceso judicial, garantizan que el particular y la autoridad se sienten ante el juez como partes “particulares”, éste garantice la equidad entre dos distintos, para que el juicio tenga una carga similar a ambos y el Principio procesal de Imparcialidad, sea una realidad en el proceso y todavía, a la hora de valorar la resolución, el Juez la garantice.
Y no es que esté a favor de los particulares. No es que esté empeñado y valiéndose de rendijas y balinadas jurídicas, como ayer mismo acusó al juez de las Suspensiones, el vocero de Fonatur, neófito del derecho administrativo y burócrata vergonzante, por cierto, que no supo responder y afirmar, quién realizaba la obra pese a la suspensión, pretendiendo escabullírsele a Joaquín, no quiso responsabilizar a su jefe del Fonatur y entonces, echó la culpa al titular de Gobernación… y el enredo que el vocero hizo, nomas no acusó de la decisión al propio presidente, porque Joaquín ya no le dio tiempo.
Hay atribuciones, facultades y obligaciones concurrentes, que si bien, cada una siempre deben sujetarse a las reglas legales que regulan la actuación, las autoridades, y particularmente el Jefe del Ejecutivo tiene la facultad de optar por una vía u otra y debe privilegiar la más armónica, según el principio universal del derecho administrativo de “CONCILIAR”, reconocido expresamente por el presidente López Obrador, de que el gobierno es del pueblo, para el pueblo y por el pueblo ¿entonces por qué optar por la opción del “ad webum”?
Alternativa a la opción, no la tenían en el Medievo. Pero, ya en la Modernidad, con dichos principios vigentes en TODOS LOS TEXTOS CONSTITUCIONALES DEL MUNDO OCCIDENTAL, incluido México, desde 1812, con la Constitución de Cádiz y 1814, con nuestro primer Ordenamiento Nacional y Superior, la Constitución de Apatzingán. Aunque también en Los Sentimientos de la Nación del VERDADERO Generalísimo Morelos.
Son innumerables los casos de hombres que llegan al Poder conforme a los mandatos constitucionales, o no, que recurren a métodos preconstitucionales, premodernos, despóticos, totalitarios y absolutistas. Quienes han elegido para gobernar, mas que el dictado, y aun la dictadura de las mayorías, ni el consenso ni la reflexión científica, de usos y costumbres, los caprichos discrecionales, que no acatan la ley ni la aplican igual para todos.
Así se separan poco a poco del marco de la legalidad, del mandato legal y de la Protesta y/o Juramento rendido ante el lábaro Patrio, para pasar a la denostación, la fuerza pública y del Estado en contra de particular, a veces en tiro de precisión, a menudo, escopetazos. A ello siguen los bombardeos, el destierro, el encarcelamiento, la vejación y como todo eso, ya no es posible fundamentar en la Constitución, la desconocen y alegan que son principios que descansan por el mandato divino y que el titular, es el responsable ante Dios de cumplir sus propósitos para el Hombre: Franco, Hitler, Ceausescu, Pinochet, Honecker:
Estoy cierto, Sr. Presidente, que no aspira en su biografía, a cometer actos tan repudiables, que pueda relacionársele con alguno de ellos. Pues ni la Nación, ni ninguno de los mexicanos lo merecemos. Al contrario, nuestro destino desde el levantamiento de Cuauhtémoc, es libertario y el respeto a nuestra nación, territorio y normas propias.
AHORA BIEN: SEGURIDAD NACIONAL. EL SUDESTE MEXICANO: EL PRESIDENTE TIENE RAZÓN AL ALEGAR SEGURIDAD NACIONAL. Y BASTE RECORDAR EL LEVANTAMIENTO DE 1994, QUE A LA COMUNIDAD NACIONAL SORPRENDIÓ A TODOS, comenzando por el Secretario de Gobernación, Gobernador chiapaneco con licencia, todavía.
Empero, en febrero de aquel año, estuve en Donosti, capital de Gipuzkoa (Guipúzcoa, en español), del turismo aristócrata europeo y, al mismo tiempo, de la efervescencia urbana etarra, de Rentería (allí nomás, subiendo la sierra). Allí, y más exactamente en el “Bi Bop”, pub jazz, en la barra, algunos vascos y yo, comentábamos sobre el levantamiento del EZLN. Uno dijo: “Estuve ahí hace un par de años, no me extraña que se hayan levantado: la miseria y el abuso en el que viven es ilimitado y superior al que he visto en el Congo y en la India.”
Si no entendimos el tema del 94, el de Acteal, que se repite latente y frecuentemente e ignoramos la tensión con que viven cada día, ahora mismo, cada aldea, cada comunidad y la región entera y creemos que el sudeste mexicano es Cancún, sin conocer las “favelas” de Benito Juárez, Quintana Roo, seguramente creeremos que el Presidente usa la facultad, exagerando contra derecho y por salirse con la suya.
Sólo una cosa, Sr. Presidente: La argumentación de sus asesores, que usted asume, es muy pobre, torpe e innecesariamente agresiva, porque estos problemas, no los necesita y no tiene quién los corrija con educación, que genere la seguridad que los solucionará con más talento y que hacerlo, de lograrlo, Andrés Manuel, le quedarán agradecidos -así sea ad webum, pero contentos, en casa y no en contra del Tren Maya ¡Tan magnífica obra! Ni de usted.