* En este país el funcionariado no ha sido realmente sensibilizado, ni capacitado.
SARA LOVERA
SemMéxico. Cd. de México. 8 de mayo 2017.- Realmente me esforcé. Eso quise pero no lo logré. Quería realmente voltear la cara y olvidar lo que estaba viendo, leyendo, escuchando. Pero me fue imposible. No hay palabras para expresar mi preocupación. No es solo estar indignada y gritar. Estoy profundamente conmovida.
Hace más de 40 años los sectores oficiales saben, conocen, tienen datos, sobre la condición social de las mujeres. Dijéramos tienen información científica, estadísticas. Conocen leyes y compromisos internacionales. En la capital del país, la hoy Ciudad de México, reluciente, con su nueva Constitución, donde han quedado, dijeron más de una constituyente, todos los avances que hemos conseguido, a sangre y fuego. Lo saben mejor.
¡Qué maravilla¡ Pero, cuál es la realidad. Para quién piense todavía que abrir la boca e influir difundiendo puede ser inocente y no se valen linchamientos.
El procurador de la Ciudad de México se llama Rodolfo Fernando Ríos Garza. Abogado de excelencia, como los democráticos que no conocen las reformas de 2011. Ni la CEDAW ni el artículo 4º. Constitucional, menos el tema de la tercera línea estratégica del Plan Nacional de Desarrollo, y los más democráticos –todavía más- que creen que las feministas dividimos al movimiento obrero. O los que nos ven como hijitas, madrecitas o putitas. Hasta hoy, 8 de mayo ese señor sigue en su puesto. No pasa nada.
Como sabemos, el 3 de mayo fue hallada una joven de 22 años, asesinada, asfixiada con un cordón de teléfono cerca de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. El día 3 de mayo, el día de la Santa Cruz, el día que festejan los albañiles y el mismo día que era cumpleaños de mi abuela. Una verdadera desgracia, un ataque feminicida y todo eso en el campus universitario.
Primero, en la UNAM tardaron mucho para informar. Luego la Procuraduría General de Justicia de la capital a través de un twitter #informaPGJ, es decir de la oficina de comunicación social oficial, el 4 de mayo, dijo que informaba. Y ¿cómo informó? Como se hace en el peor de los mundos. Como si se tratara de los mejores alumnos o alumnas del señor Donald Trump, con el mismo prejuicio, desprecio y opinión con que muchos locutores hablan en los micrófonos de la radio y la televisión o quienes escriben en las redes sociales. O los lectores de noticias que sólo dieron 30 segundos a la protesta del 5 de mayo.
En esos tuits la Institución, donde se presume que están “sensibilizados” o “capacitados en género” se señala que la joven había estado con amigos alcoholizándose y drogándose y que había sido una desertora del bachillerato. Además era una “concubina” más. Seguramente elementos “básicos” para la investigación.
Lo primero que pensé cuando leí los tuits es que se trataba de una forma de re victimizar a la joven. Que ahora sabemos cómo se llama, nos hemos llenado de llanto al escuchar a su madre, nos hemos indignado al lado de la nueva generación de feministas que marcharon para protestar y hacerse oír.
Inmediatamente nació el hashtag #SiMeMatan, donde se expresaron jóvenes, muy jóvenes, medianas, antiguas, de la tercera edad y la primera ola del feminismo, donde se pone en evidencia la corta mirada del equipo de la Procuraduría.
Por ello, al siguiente día, el Procurador dijo que era un error, que mandó quitar las palabras que circularon por todo el mundo en unos cuantos minutos, palabras que encierran el pensamiento y la acción de las autoridades judiciales y que tienen cómplices que los replican, porque una mujer de esa “conducta” en el fondo de su corazón y en la superficie de su pensamiento, es eso “una vieja” que se expuso y “se lo merecía”, ese es el subtexto, esa es la línea escondida, tras alcoholizada y drogada, que ella era la culpable, que tal vez se lo merecía, eso sin discusión.
Porque digo que me preocupa y me conmueve. Porque este es el ejemplo del obstáculo principal para avanzar en la igualdad sustantiva en este país. Porque en este país el funcionariado no ha sido realmente sensibilizado, ni capacitado. La burocracia y la cultura de la simulación muestran que no se esfuerzan realmente por difundir, capacitar, formar estos funcionarios. Las “capacitaciones” de 15 temas en seis horas o dos, de esquemas y discursos sin aprendizaje, son una simulación.
Si nadie aprende en forma presencial, porque les choca, menos lo harán en línea, por eso todo es hacia adentro, entre las mismas personas de siempre. Lo de la formación universitaria en género, es otra cosa. Lo cierto es que no hay realmente una coincidencia entre el discurso y los hechos. No hay realmente interés. En el fondo no les importa. Me van a decir que tampoco en la superficie.
A eso, que es tan serio y profundo, el procurador Ríos Garza le llamó un error. Y pidió disculpas. No sé si ya fue despedida la jefa de Comunicación Social; no sé si el presidente Enrique Peña Nieto llamará al Procurador de la Ciudad de México a rendir cuentas; no sé si las diputadas pedirán su renuncia; no sé si las asambleístas analizarán el caso; no sé si las senadoras pedirán que cambien la política y actividad de la Procuraduría. Estoy esperando a los opinadores de todos los niveles que se expresen, digo, los que están encantados por los adelantos democráticos de México.
Realmente, gracias a estos cambios en las tecnologías de la comunicación, es posible entrar al cerebro del funcionariado público, al de los artífices de las políticas públicas, evidentemente a la cabeza de la policía, quisiera no enterarme de lo que dice en la carpeta de investigación sobre estos hechos, más allá de los protocolos o de llamarle o no feminicidio a este asesinato, lo que importa es con qué prejuicios añejos, podridos, enormes se abren estas y todas las investigaciones.
¿Cómo es posible tanto engaño? Yo me había creído que ahora sí, con los mandatos del Plan Nacional de Desarrollo; los cambios de 2011 en la Constitución, la llegada cada día mayor de mujeres al poder gracias a las feministas; me creí que realmente el discurso, que como decía un ideólogo, educa, creí que se hacía mella en toda la burocracia; me creí que la insistencia del Secretario de Gobernación, para tomar en serio que la violencia contra las mujeres afecta al país, a quienes habitamos México, y a quienes deseamos la paz, la justicia, la democracia, el progreso, la igualdad, el amor, la buena vida, la desaparición de los malos y el gobierno de los buenos, la cosa empezaría a cambiar. Y, es más, que ahora sí, realmente las mujeres somos consideradas como seres humanas y no cosas, objetos, cuerpos para satisfacer el deseo de terceras personas.
No. Estoy totalmente equivocada. Es profunda, trascendente, arraigada esta cultura ofensiva dirigida a todas las mujeres. Y, además, los talleres de solo unas horas, tampoco tienen continuidad. No hay dinero, no hay espacio, no hay tiempo, no hay. Eso no hay.
#SiMeMatan dirán que porque fumaba; porque salía de noche; por feminista que atropella a los grandes iconos, por creer que era libre; porque no cuidé a mi niña de chiquita; porque me lo merezco por escribidora; porque no me tiembla la mano para criticar el injusto sistema judicial; porque me choca la burocracia y la demagogia; porque ni tantito creo en que debo pedir permiso. Bueno el hashtag ha sido inmenso y creativo.
Y podemos seguir con ellas. Periodistas, abogadas, feministas, obreras, jóvenes estudiantes, tuiteras de todas las clases, mujeres grandes hartas de seguir marchando sin resultados, mujeres y algunos hombres solidarios, hartos de la hipocresía oficial.
saraloveralopez@gmail.com http://www.semmexico.com/nota.php?idnota=1705