Norberto Maldonado
Así como en el mundo de los adultos se usa cada vez más la inteligencia artificial, en el mundo de los niños sucede lo mismo. Los Smart Toys o juguetes inteligentes, son los que ocupan este último espacio.
En una sociedad en constante evolución tecnológica, la forma en que los niños se divierten y los juguetes que usan para ello está experimentando una transformación enorme. La llegada de los juguetes con inteligencia artificial (IA), junto con otras tecnologías de vanguardia como la Realidad Virtual y el Internet de las Cosas, está redefiniendo la experiencia de juego y aprendizaje de los más jóvenes.
En este sentido, es importante conocer de qué hablamos cuando nos referimos a juguetes con IA, así como estadísticas que reflejan su auge en el mercado, sus posibles beneficios pedagógicos y sociales, así como algunas implicaciones éticas y medidas de seguridad que los padres pueden tomar en cuenta.
Los juguetes con inteligencia artificial, también conocidos como “Smart Toys” o juguetes inteligentes, son una nueva generación de juguetes que incorporan tecnologías de vanguardia para ofrecer una experiencia de juego interactiva. Estos juguetes no se limitan a proporcionar entretenimiento; también tienen aplicaciones pedagógicas y terapéuticas. En este sentido, gracias a la IA, pueden interactuar con los niños de manera más personalizada y adaptarse a sus necesidades individuales, lo que los convierte en poderosas herramientas de aprendizaje.
Este tipo de juguetes inteligentes están experimentando un crecimiento impresionante. Según estadísticas del grupo Market Research Future, se espera que la cuota de mercado de los juguetes habilitados con IA aumente al 26% para el año 2030, con un valor estimado de 107 mil millones de dólares. Esta expansión refleja la creciente demanda de juguetes que no solo entretienen, sino que también educan y desafían de forma individualizada a los niños.
Dentro de los importantes beneficios que estos juguetes pueden tener en términos de desarrollo educativo y social para los niños, nos encontramos con que pueden programarse para enseñar matemáticas, ciencias y habilidades lingüísticas de una manera interactiva y atractiva. Además, fomentan el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, como la empatía y el trabajo en equipo, al simular interacciones sociales. Esto convierte a los juguetes con IA en una herramienta valiosa en el proceso de aprendizaje y crecimiento de los niños.
Además, los juguetes inteligentes tienen aplicaciones tanto en el ámbito educativo como en el terapéutico. Desde el punto de vista educativo, pueden adaptarse al ritmo de aprendizaje del niño, proporcionando una experiencia de enseñanza personalizada. Por ejemplo, un juguete que enseña matemáticas puede ajustar la dificultad de los problemas según el rendimiento del niño. Además, pueden ser utilizados en el diagnóstico y tratamiento de condiciones médicas, monitorizando signos vitales y alertando a los padres o médicos sobre cualquier anomalía.
Claro que, a pesar de los beneficios, uno de los desafíos más importantes de los juguetes inteligentes es garantizar la seguridad y privacidad de los datos recopilados. Estos juguetes suelen estar equipados con sensores, cámaras y micrófonos que recopilan datos sobre el comportamiento y las preferencias del niño. Proteger esta información es fundamental para prevenir un acceso no autorizado y posibles problemas de privacidad.
A la par de esta última, la ética también juega un papel crucial en el mundo de los juguetes con IA. Ejemplos como “My Friend Cayla” y “Hello Barbie” han planteado preocupaciones sobre la recopilación de conversaciones de niños y el posible uso indebido de esos datos, en donde las empresas los usan para hacerlos más adictivos y obtener mayores ganacias. Estos casos resaltan la importancia de establecer límites éticos claros en la industria de los juguetes con IA y de garantizar la protección de la privacidad infantil.
En este sentido, para reducir los riesgos asociados con los juguetes con IA, se deben tomar medidas de seguridad rigurosas, algunos ejemplos pueden ser:
• Cifrado de Datos: Todos los datos transmitidos y almacenados deben estar cifrados para proteger contra el acceso no autorizado.
• Directrices y Leyes: Organismos como la Comisión Europea y leyes como COPPA en EE. UU. están estableciendo directrices para proteger la privacidad de los menores.
• Actualizaciones de Seguridad: Los fabricantes deben proporcionar actualizaciones de seguridad regulares para proteger contra vulnerabilidades emergentes.
En este contexto, los padres desempeñan un papel esencial en la supervisión y el uso adecuado de estos juguetes. Es necesario estar informados sobre las políticas de privacidad y las medidas de seguridad, así como controlar y acceder a los datos recopilados. Además, los padres han de involucrarse activamente en la configuración y el uso del juguete para garantizar que se utilice de manera coherente con los valores y expectativas familiares.
Algunas recomendaciones para los padres son:
• Desactivar funciones como cámaras y capacidades de chat, si es posible.
• Activar todos los controles parentales disponibles en los juguetes.
• Leer siempre la política de privacidad del dispositivo.
• Asegurarse de que haya una forma de restablecer el juguete para borrar su memoria.
• Realizar estos pasos si el niño deja de usarlo.
Con esto, es importante saber que los juguetes con inteligencia artificial representan una evolución emocionante en la forma en que los niños juegan y aprenden.
A medida que estos juguetes continúan ganando terreno en el mercado, es importante que como sociedad procuremos un equilibrio entre los beneficios educativos y terapéuticos con la seguridad y la privacidad de los niños; una en la que los padres desempeñan un papel clave. La tecnología puede ser una aliada valiosa en el desarrollo de los niños, siempre y cuando se utilice de manera responsable y ética.