Eduardo Sadot
Con la premisa de “todos pobres” en lugar de promover “todos ricos” como en países educados, capacitados para el trabajo, competitivos, productivos, con principios éticos, cultos, eficientes, ricos y poderosos.
Los últimos años se ha desatado una fuerte crítica a los sueldos de funcionarios y en general en todos los órdenes de gobierno, en los tres poderes de la unión, el tema ha alcanzado comentarios que cuestionan a los dueños de empresas y directivos de todo tipo de empresas, inclusive las transnacionales, organismos autónomos y hasta en la UNAM, todo tuvo su origen en el momento en que el presidente de México del 2018 al 2024 utilizara el tema de los sueldos como bandera de campaña y promoción, con la filosofía de que si alguien es rico es porque robó.
Un pretexto socorrido en un país mayoritariamente pobre y, qué país no lo es en esa proporción. Filosofía embizcada, engañando a quien se dejó engañar con publicar un sueldo, sin decir los extras en pago de casa, viáticos (viajes) transporte, salud y hasta ropa, estreno diario de trajes, y beneficios a sus hijos y familiares, ante el silencio cómplice de muchos mexicanos. Bastó decir “soy honesto” para que crean que lo soy, a pesar de las evidencias.
La filosofía de satanizar a quien tiene mayor capacidad adquisitiva, se basa en despertar el odio y resentimiento de quienes no tienen la misma capacidad económica, eso frustra y provoca envidia y resentimiento, ello busca encontrar un receptáculo o promotor del odio hacia quien tiene más sueldo que los demás, Goebbels el propagandista de Hitler – eso es ampliamente conocido por los profesionales de la comunicación, incluidos periodistas y expertos en publicidad o propaganda, porque ésa es su materia, pero resulta de difícil comprensión para quienes no están familiarizados con las ciencias de la comunicación y ello los hace presa fácil del engaño – Goebbels – decíamos – sostuvo en la práctica del nazismo – que hay sentimientos sociales, colectivos que provocan que los seres humanos se sumen, se aglutinen, se reúnan o les convoquen en torno al mismo sentir o sentimiento, el amor es un sentimiento que suma voluntades, pero es más difícil enamorar a una masa o multitud para que haga algo o se mueva en el mismo sentido.
Pero el odio, es un detonador más eficaz, más espontáneo y más fácil y rápido de asimilar por las masas, de esa manera Hitler eligió a los judíos y a los extranjeros como causantes de todos sus males, consecuencia de las sanciones que le fueron aplicadas al pueblo alemán al término de la primera guerra mundial y, ese odio incubado en el pueblo alemán, fue la mecha que prendió la segunda guerra mundial, ese odio que fomentó y que aprovechó muy bien Adolfo Hitler en el partido nazi. Desgraciadamente el común denominador del mexicano no lee, difícilmente puede comprender el mecanismo de manipulación de las masas del que en su mayoría son objeto moldeable y manuable.
En México – país en crecimiento y mayoritariamente de pobres – donde muchos mexicanos han sido producto de la cultura del esfuerzo, una generación de ciudadanos que han sido calificados de “aspiracionistas” cuyo principal pecado es superarse y mejorar su calidad de vida por medio del trabajo, la búsqueda y aprovechamiento de oportunidades en México o en el extranjero, mediante trabajo mejor remunerado en Estados Unidos o por medio del estudio y la excelencia del conocimiento, en todos los casos resultado del esfuerzo personal, es señalado y censurado para aprovechar su fuerza y potencial electoral explotando sus resentimientos y rencores. Contrariamente a lo que predican de “atender a las causas” en el tema de la violencia, una de ellas es la violencia como método de conseguir de manera rápida e inmediata, lo que paulatina y lentamente se conquista con preparación, superación, paciencia y esfuerzo, es más fácil fomentar el odio y la violencia que la superación y la excelencia del conocimiento.
Ése método se manifiesta en los gobiernos populistas despreciando la excelencia, pues al conseguir sus aspiraciones, automáticamente pasan a formar parte de otra clase social y desarrollan un sentido crítico que no vende ni cosecha votos. El punto sustancial es que la mayoría no ve que esa visión de líderes en contra del conocimiento y el perfeccionamiento y la excelencia, promueven la violencia.
La pregunta que no pueden contestar es simple, porque quieren emparejar a todos en la pobreza y no en la riqueza, porque no reconocer a quienes han dedicado y sacrificado años de estudio preparación y conocimiento con sueldos superiores, en las empresas privadas debe ganar más quien más produzca y quien más sepa, las empresas saben el valor del conocimiento en los recursos humanos, en México por el contrario hacen mofa de ministros del poder judicial que – salvo en las tres excepciones impuestas por el actual gobierno – los ministros de la corte tienen un bagaje de conocimientos que no es común alcanzar, en otros países reconocen el valor del saber el “know how” saber cómo hacer las cosas de los gringos, así se perdió el patrimonio de Mexicana de Aviación, con su recurso humano como parte de su patrimonio y así se tira por la borda el patrimonio del poder judicial con su recurso humano.
En lugar de pensar que todos tengan capacidad de evolución, crecimiento y sueración como en Japón, en México les dañamos su sentido de superación con limosnas para mantenerles cautivos electoralmente, sin que nadie lo señale ni les explique el daño generacional, la filosofía es “exploto tu rencor y resentimiento para que me agradezcas lo que te doy” y que vivas en la mediocridad y votes siempre por mí, y que pierdas tu capacidad de crítica y superación, creando generaciones de mediocres, condenando a quienes ganen más, “pagando con cacahuates para contratar changos” y soterradamente promover la corrupción recibiendo dádivas y la violencia tolerando y privilegiando las ganancias de la delincuencia, para empoderar a la clase política, la revolución democrática resultó ser una revolución de Espartaco de quítate tú para ponerme yo, regresión al PRI de los sesentas renovado disfrazado de MORENA y poderosamente totalitario, una etapa que creíamos superada, retrasará al país cincuenta años por lo menos. Que el verdadero PRI superó, pero MORENA retomó.
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