Horizonte de los Eventos
Existen temas cruciales, incluso de los que él dice defender, como la libertad de expresión, que por sus hechos y los de sus colaboradores, que prohiben normativamente cuestionar a sus propias instituciones (si de la crítica viene la conclusión, la sentencia, la superación ¡a los científicos! y de ahí pa’delante, se contradice y contradice gravemente el Espíritu del Constituyente Permanente de 1917.
Contradice también al cerebro y operador mayor prerrevolucionario, que fue, Ricardo Flores Magón, fundador del Partido Liberal, antirreeleccionista por naturaleza, pues nace en virtud del estatus de servilismo del pueblo mexicano, al que convirtió el Porfiriato.
Permítaseme hacer una breve conmemoración, pues al escribir estas páginas, es domingo todavía, 21 de noviembre, y debemos recordar que en 1922, el gran patriota y libertador que fue Flores Magón, murió en la prisión de Leavenworth, Kansas.
Pues no sólo fue opositor a Díaz, fundó el partido liberal y el antirreeleccionista, de lo que hay qué decir, que aquel Partido tenía por ideario, postulado por postulado, la Constitución promulgada en 1917, 20 o más años después -que no el texto constitucional actual, por demás reformado y con los primordiales derechos del trabajador, ganados a costa de su propia sangre, de la original, derogados, como el de huelga mismo.
Fue también, el instrumentador de la las Huelgas de Cananea (1906) y del Río Blanco (1907), que son, por derecho histórico, los antecedentes históricos de la Revolución Mexicana: en ambas huelgas hubo, desde las proclamas, hasta los ideólogos que lograron puestos menores, pero en la dirección de ambas empresas, como colar e ideologizar a los mineros y obreros de sus derechos fundamentales y la posibilidad de reclamarlos y hacerlos derecho positivo y vigente: La obra de un gigante ¡Y lo hizo!
También fundó el diario Regeneración Nacional. Y es curioso que el presidente no haya hecho mención de él, sino en plural, si hasta el nombre recogió.
Su lucha fue universal, binacional y contra el Imperio: Y a sus mismos cuadros los envió a los EEUU a fundar el movimiento obrero y establecer la consciencia de la lucha de clases.
Sí, así mi abuelo, el Profr. Ramón Oquita Montenegro, lidereó las primeras huelgas mineras de los EEUU, hacia 1926, en el sur de Arizona, en Miami, Globe y Beesbe, por lo que estuvo preso, en más de una penitenciaría, entre ellas Leavenworth, a donde confinaban las autoridades gringas a los enemigos del Imperio desde Juárez: una penetración cultural e ideológica, mucho más trascendente que la supuesta única invasión al país al norte, por parte de Villa.
Hace 99 años. El verdadero “Padre” de la Revolución Mexicana y verdadero ideólogo del Constituyente de 1917. Un 21 de noviembre.
De vuelta al 20 de noviembre pasado, que el presidente dicta su discurso, que restándole mérito a todo aquello transformador y valioso para la nación, que significó la obra de la Revolución Mexicana, de los sonorenses y de los Principios de los Estatutos del PRI, que por largas décadas, fueron fructíferos, aunque ciertamente, luego llegó el vicio del antiguo régimen, el presidente recupera la “justicia social”, concepto eminentemente revolucionario y priista.
Hasta el día de ayer, el Presidente de la República, producto de la escisión del PRI, recuerda a la Patria, la importancia de la “Justicia Social”.
Que precisamente, junto con la “No Reelección”, constituyeron los principios pilares del régimen priista. Principios consignados en todos los oficios públicos, hasta el 2000, con la llegada de Fox, que los desterró de la conciencia pública, hasta no pronunciarse y no recordarse.
Pero dígalo quien lo diga, efectivamente no todo lo priista es execrable y el país, la nación, si queremos que se levante, debe reconocer de cada gran movimiento social, lo valioso y conservarlo ¡Por favor!
Y qué bueno que quien reconozca y recoja el Principio priista, sea el presidente de México.
Dice de la Reforma “Aunque tampoco concretó nada al pueblo raso”, lo cual realmente es muy cuestionable. Sólo el ejemplo de Juárez es suficiente legado al pueblo raso, en concreto, evitó a aquellos mexicanos, la esclavitud servil a un Emperador extranjero: casi nada.
Con la Revolución, todos en México tenían cada vez más la oportunidad de crecer y superar su situación de origen, con la educación pública gratuita, con la seguridad social (Salud), derechos laborales que cambiaron las condiciones de servidumbre esclavizante del pueblo, a una situación laboral sin explotación, sin poder ser despedido injustificadamente, sin una compensación económica (Indemnización) y una serie de puestos de trabajo, sobre todo en la burocracia gubernamental, a la que accedieron con derechos de ascenso escalafonario y reconocimiento a la antigüedad.
Con toda claridad señaló que Porfirio Díaz se ocupó en restablecer la esclavitud y cita ejemplos. Pues está claro que cuando la mano de obra es regalada, si una mina da un gramo por cada diez tonelada, es rentable, claro.
Desarrolló cierta industria y a la vez que explotaba a nuestra fuerza laboral, la despreciaba y desnutría, bien agregó que ello “se logró mediante el despojo de tierras de propiedad indígena, con el sistema de enganche, que esclavizaba de por vida a los trabajadores.”
En la parte medular de su discurso, el que da apertura al por qué de la necesidad -en sentido fatalista- de que impere su 4T. Su discurso es el más elaborado y como contiene en sí mismo un juicio de valor de toda nuestra historia “moderna”, necesariamente se puede estar de acuerdo o no.
De Madero dice que quiso construir una República democrática, que fue un “visionario… y que cometió errores”, pero los menciona como de paso: ¡Pues no! Esos errores son los que le costaron la vida a él, a su hermano y a Pino Suárez. Pero también a Zapata, a Villa, a todos, incluso Obregón. Más los de la bola, de la que las bajas sobrepasaron el millón, quizá mucho más.
La dispersión del Ejército Revolucionario, trajo como primera consecuencia, de nuevo la militarización del país. Del mismo modo que lo fue todo el s. XIX. A la muerte de Madero, su orden dejó de tener efectos y la bola se armó de nuevo y siguió esa que llamó “etapa más sangrienta”, pero antes de eso, hubo que derrocar al Chacal, a Bernardo Reyes y a Felix Díaz.
Y luego, Villa y Zapata, con el control de casi todo el país, y sin el líder Madero, todos quisieron la presidencia y eso explica el por qué de la etapa más sangrienta. Y todos hablaban del proyecto democrático de Madero como estandarte de esta, “Tercera Transformación”, pero ninguno siguió tales Principios del Plan de San Luis: siguieron por la vía de las armas -como hoy se evidencia, desencadenó el homicidio de Colosio.
Pues ese error que cometió Madero de disolver al Ejército Revolucionario y reinstalar al Ejército de Academia porfirista, nos enseñó para la historia, que el Poder militar es el que garantiza la estabilidad del gobierno, en tanto no tengamos una consciencia democrática, que evidentemente hoy en día, no tenemos.
Pero los primeros en aprender esto, fueron los revolucionarios que llevaron al poder a Madero. Es lógico que tratándose de proyectos no de gobierno, sino de nación, los generales se enfrentaran uno contra otro. Y se vencieran y derrotaran, y luego se mataran, hasta que quedó uno y ese fue Calles, que más claro que ninguno (vivo), entendió que la democracia no es un sueño.
Que en aquel México como en el de ahora, primero debe haber paz.
Que sostener que somos una democracia, en una situación de ejecuciones de miles mensuales, de más muertos que en la propia Revolución Mexicana en menos de la mitad del tiempo.
Eso sin hablar del fenómeno terrible de los feminicidios -que entonces no existía-: una mujer asesinada cada tres horas y una mujer violada (sin contar a los hombres) cada 15 minutos, evidencian el nivel de consciencia democrática del pueblo, que parece estar peor que la que llamó “etapa sangrienta”, que es el signo de su gobierno, igual que de sus antecesores.
Pues Calles no sólo pacificó el país, al retornar a los militares a los cuarteles y sentó las bases que permitieron posteriormente, la llegada de los civiles al Poder. Habituando primero a los militares a someterse al proceso electoral y a su resultado, porque el proceso ideal de Madero, “errorcitos”, digamos, con su descuido dejó militares sin control, aferrados al poder, dejó a los de la clase política porfirista, que veía en el homicidio, un método válido para acceder al Poder, en tratándose de los revolucionarios, comenzando por Madero mismo.
Agregaré que el Ejército fue leal a las Instituciones, hasta que las hubo y eso fue con Calles, precisamente. Y al extraordinario trabajo del Ministro de Guerra, Gral. Joaquín Amaro.
Todo ese proceso se superó con Calles y con la muerte de Obregón. Y el sistema que surgió de allí, si bien su vocación democrática no fue a mayor por sus herederos, es porque la democracia no es una fantasía y lo que tocaba aprender, era no matar por el Poder: lógico, paso previo a la democracia. Y eso también lo aprendió Calles -y debemos aprenderlo- de los errores de Madero.
El sistema que surgió garantizó que no se matara por el Poder, Principio que se mantuvo hasta el asesinato de Colosio y ciertamente con los neoliberales, que al no ser priistas, ni conocían ni valoraban lo que los Principios de ese régimen significaban, y en consecuencia, por qué garantizaban y la importancia de garantizar y la poca eficacia de la buena voluntad. Y hoy, en cada proceso electoral, la regla nuevamente, 111 años después, es de más de cien asesinatos motivados por los cargos públicos que se disputan.
Además que en un Estado empobrecido por la guerra, tuvo el talento de crear la comisión nacional agraria, le entró al reclamo agrario, la comisión nacional de irrigación (el agua) ¡El banco central! Donde además tuvo el talento de encargárselo a Gómez Morín, integrando a las diversas corrientes de la Revolución, que ya se manifestaban.
Y también a Calles, pero sobre todo a Obregón debemos la Constitución progresista que aprobaron los constituyentes jacobinos en Querétaro, en 1917. No Carranza, fue Obregón quien garantizó el marco de seguridad del que florecieron el artículo tercero y el 123, la educación y el trabajo. Francisco J. Mújica y Heriberto Jara. Y ninguno mencionó.
No es verdad que el régimen priista fue inútil del todo. Y a la gran reflexión del señor presidente, debe señalarse que muchas de sus conclusiones han sido viciadas, por ese mal hábito conocido en las ramas de la filosofía y de la lógica, como la “petición de principio” o “círculo vicioso del razonamiento”, que consiste en dar por cierto, lo que se pretende investigar.
Y el ignorar la valoración histórica de estos hechos que señalo, de la experiencia de Calles, en virtud de la enseñanza de los errores de Madero, así como negar el valor evolutivo de la aportación de Calles y del priismo, hacia la democracia, es algo que no debe ignorar. Pues negar sustanciales avances democráticos, respecto de la descripción que él mismo hace del trabajador en el Porfiriato, democracia en el sentido del artículo tercero Constitucional, ¡sí que la hubo y es en la que creemos!
No reconocerlo, impide entender cómo fue posible hacerlo.
Finalmente diré que ver la democracia como Madero la percibió, señor presidente, no sólo es ingenuo, sino también suicida.