Joel Hernández Santiago
Al diputado federal Ángel García Yáñez casi se le cae el mundo encima. Esto porque se le ocurrió –porque eso es en este caso- que las cedulas profesionales de los titulados mexicanos, deberán ser renovadas mediante examen de conocimientos cada seis años…
Este es un tema que merece atención porque si hay carreras cuyos titulares merecen una revisión periódica para saber el estado de conocimiento, experiencia y habilidades de calidad para atender su materia. Es el caso de los médicos o –ahora más que nunca- es el caso de ingenieros o arquitectos, topógrafos, científicos de lo exacto… y tal.
Pero para esto hay y deberá haber formas diversas de evaluación y calificación formal, ya académica o institucional. Es cosa de ver cómo y tener la certeza de que será transparente, para evitar los famosos chanchullos…
Pero el tema no es por ahí, hoy: A lo largo de los días recientes luego de que el 17 de octubre el diputado García Yáñez lanzara esta propuesta a los cuatro vientos, las críticas no se orientaron a si debe ser o no esta revisión periódica para acreditarse como profesional.
El debate se centró en que quien lanzó esta iniciativa es un diputado de cuya existencia la mayoría de los mexicanos ignorábamos. Digamos que es uno de los 500 diputados mexicanos que están “por ahí”, que sabemos que ganan como mínimo 148 mil pesotes mensuales de nuestros impuestos y que a veces ni siquiera suben a tribuna o envían iniciativas o las discuten con razonamientos claros, contundentes y responsables: no.
El legislador García Yáñez llamó la atención porque él carece de un título profesional, por tanto, se dice: “no tiene con qué cara hacer este tipo de exigencias…”
Está bien que los puristas del conocimiento exijan licenciaturas, maestrías y doctorados para ejercer cualquier profesión en la que se pueda levantar el dedo y decir “si” o “no” a la vida y lo que ocurre.
Pero ¿y qué hace al hombre de hoy el título? ¿O el título hace al hombre de hoy? En México hay millones-millones-millones de mexicanos que no han tenido ni la forma ni las posibilidades de hacer una carrera profesional. No tienen título ni cédula profesional. No la tendrán.
Muchos de nuestros prohombres-monumento, que pueblan plazas nacionales, estatales o municipales no tuvieron un título profesional. ¿Cuántos ilustres dela Independencia, la Reforma, la Revolución Mexicana necesitaron título para ser, estar, hacer?
De pronto ser titulado nos define. Nos atribuye méritos insospechados. Nos dicta sabiduría y bien hacer. ¿Será? ¿Cuántos titulados en México son los que medran, los que roban, los que corrompen o, incluso, los que están metidos en malas mañanas? ¿También se necesita título para esto?
Hoy 28 diputados federales no tienen título profesional; algunos hay que tan sólo hicieron la primaria. ¿Por eso estamos como estamos?… Si… y no. El gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval (PRI) tiene estudios de preparatoria y algo de ingeniería… Eso sí, muchos diplomados… Hay cientos de empresarios o comerciantes exitosos sin título que los acredite.
El señor Yáñez –decíamos- era un desconocido hasta estos días. Se sabe que es diputado federal propietario por la LXIII legislatura; que es miembro activo del Partido Nueva Alianza (PANAL), que nació en Morelos en 1967, que fue electo por mayoría relativa por Yautepec, Morelos, que estudió hasta la preparatoria –no se sabe si se obtuvo la acreditación oficial-…
…Que ha sido Presidente Municipal de Zacualpan, Morelos, diputado local propietario por el Partido Verde Ecologista de México y que actualmente pertenece a las comisiones de Agricultura y Sistema de Riego, Desarrollo Social e Infraestructura; de Proyectos productivos en zonas marginadas y que pertenece al grupo legislativo que da seguimiento a las acciones del Estado mexicano por el asunto de Ayotzinapa…
Y, bueno, que de pronto alguien le metió en la oreja llevar a cabo esta propuesta legislativa. ¿Recaudatoria? Suena a eso. ¿Oportunista? Suena a eso. Pero al final al hombre se le descalifica por no tener cédula profesional que lo acredite como… ¿Cómo qué…?
Ser titulado con cédula profesional hoy en día en México tampoco es garantía de nada excepcional. El conocimiento, si, ese es el que cuenta.
Que el diputado Yáñez se defienda solo en esta andanada que él propició.
Pero sí hay que revisar el criterio chaparro de muchos que ven con desprecio y demérito a quienes no tienen título para tareas en las que se requiere sobre todo emoción, sensibilidad, sentido social, sentido de justicia, de igualdad y de respeto por los habitantes del país. Y si no los tienen, pues el título no lo otorga… “Lo que natura non da, non presta Salamanca”.