Por: RICARDO AGUIRRE CUELLAR
Estimado amigo; en el modelo de procuración de justicia de Estados Unidos, el testigo colaborador es el más socorrido por los fiscales del aparato de justicia, pues es sin duda el que busca obtener la mayor información a cambio de condenas menores para aquellos delincuentes que se acogen a este criterio de oportunidad.
Esta ventaja para obtener un mínimo de penalidad, para un imputado, independientemente del delito o delitos por el que es acusado, es aplicado siempre que la información rendida permita la contención de un delito más grave o señale a uno o varios individuos como corresponsables y, que las fiscalías consideren como absolutamente más relevantes que el propio imputado y se aporten pruebas suficientes de su dicho.
Este criterio de oportunidad es una estrategia de última ratio de política criminal, que sin lugar a dudas busca el mayor efecto en el combate a la delincuencia.
De ahí que muchos narcotraficantes detenidos en nuestro país y que son reclamados por la justicia norteamericana por iguales o equivalentes delitos y que, una vez que son extraditados, se acogen a este beneficio procesal como testigos colaboradores, convirtiéndose por lo tanto en una fuente incalculable de información vinculante que de otra manera sería difícil de obtener.
Esta estrategia, también adoptada por nuestro país, a partir de las reformas constitucionales de 2008 al sistema de justicia penal, no ha sido del todo eficiente en sus resultados, pues los testigos, colaboradores y protegidos, han obedecido más a consignas del MP que a un verdadero enfoque de combate criminal.
Es decir, corrompiendo los dichos del testigo colaborador o protegido, para implicar a muchos presuntos responsables, sin las pruebas suficientes que corroboren su dicho, que es requisito indispensable para que se tome en cuenta el testimonio vertido.
Pongo el ejemplo de Emilio Lozoya Austin en el caso de Odebrecht, que siendo acusado de diversos delitos como lavado de dinero, tráfico de influencias y delincuencia organizada, por la Fiscalía General de la República de Gertz Manero y ejemplo vivo de la corrupción neoliberal denunciada con bombo y platillo por López, pasó a testigo colaborador, señalando como coautores de los delitos a diferentes y prominentes figuras políticas, que, sin embargo, resultaron en un vulgar escándalo mediático y en un total fiasco, que desprestigiaron y politizaron la actuación ministerial y judicial, dejando una secuela de impunidad y corrupción de “justicia a modo”, de un aparato de procuración de justicia al servicio de intereses políticos y demagógicos.
Otro caso emblemático de falsedad testimonial es el de “Jennifer”, y “ Mateo” testigos protegidos de la antigua PGR en tiempos de Felipe Calderón y de la DEA, que sirvieron para involucrar a decenas de personas que fueron encarceladas, sin ninguna prueba y que al final fueron puestas en libertad por los jueces de la causa, por considerar que los testimonios rendidos eran falsos, pervirtiendo y contaminado un mecanismo, cuya finalidad es el combate más eficiente del crimen organizado y desvirtuando el procedimiento penal.
Sin embargo, mientras aquí se hace cera y pabilo de una estrategia de política pública en el combate al crimen organizado, en Estados Unidos se saca el mayor provecho posible, al conceder tal beneficio a destacados criminales ya en cárceles de aquella nación, que siendo torvos asesinos y declarados narcotraficantes, ahora narcoterroristas, sirven como colaboradores de la justicia norteamericana, para implicar a diversos individuos en el tráfico de drogas, lavado de dinero y cuánto delito se les ocurra a los fiscales de aquel país y que sirvan para desmantelar las redes de complicidad, que ha permitido el crecimiento desmedido de las organizaciones criminales y su impunidad.
Lo que pone a temblar a más de uno por todo lo que puedan ofrecer como testimonio.
Tal es el caso de Ovidio Guzmán, quien está dispuesto a declararse culpable y ofrecer su testimonio como colaborador en el proceso que se le sigue, que ya provoca en nuestro país, airadas reacciones departe de Sheinbaum, quien reclama a Estados Unidos por llegar a un acuerdo con Ovidio Guzmán, ya que alega que los estadounidenses han negado, en muchas ocasiones, pactar con terroristas, toda vez que el cártel de Sinaloa, entre otros, han sido declarados narcoterroristas y que, en todo caso, las acusaciones que surjan de tal testimonio deberán ser acompañadas de sendas pruebas.
Lo que denota una nerviosa y temerosa declaración, por lo que el “Ratón” Guzmán dirá o ya dijo a los fiscales y que deberá corroborar ante un juez y que, por la reacción presidencial, se espera sea devastador por los efectos que provocará.
Un tsunami catastrófico.
¿No lo crees así, estimado amigo?
Entre paréntesis; la “rápida” reacción de la FGR, de Gertz Manero, por abrir una carpeta de investigación en contra del ex presidente Peña Nieto, sobre el supuesto soborno de 25 millones de dólares pagados por empresarios judíos con motivo de la adquisición del softwere Pegasus y que, supuestamente salió a la luz con motivo de una disputa legal que se ventila en algún tribunal de Israel, es un fuego de artificio, pues todo se desprende de una nota periodística de un medio informativo de aquella nación, que aquí fue redondeada por medios locales acusando al expresidente como el receptor del soborno.
Lo que provocó un fuerte desmentido del expresidente y que ahora el fiscal Gertz dice va investigar.
No cabe duda que el púlpito palaciego propagandístico es el mejor distractor de las explosivas consecuencias que tienen en recesión la actividad económica del país y paralizada la inversión extranjera directa, a pesar de las reuniones de amigos que los grandes empresarios hacen en Palacio con Sheinbaum, que no pasan de ser el cuento de nunca acabar.
Los males del país se curan con otros males apropiados al discurso del gobierno. Esa es la estrategia de comunicación seguida por la presidencia.
Para olvidar los enormes problemas de desarrollo y endeudamiento y los altísimos problemas criminales y las redes de complicidad política, así como el desabasto de medicinas y la falta de empleo, nada mejor que sacar a relucir la corrupción de los villanos de los gobiernos neoliberales.
Para eso están. Sólo que hay verdades que no se tapan con un dedo y que ahí están, golpeando en la cara de todos los mexicanos y que no se van a arreglar por más investigaciones que hagan a Peña, o a Salinas, o a Calderón, o Zedillo.
El país no crece, y el crimen organizado y la mortandad y desaparecidos no para. La corrupción brutal tampoco.
15 millones de litros de gasolinas detectados en 129 carros tanque de ferrocarril, que, evidentemente entraron por la frontera, y no pagaron ni un centavo de impuestos.
Huachicol fiscal y robó de combustible el otro enorme negocio al amparo de redes de protección política. Ratas de cuello blanco o morado.
Terrible, ¿no lo crees así, querido amigo?
PD1. Seis semanas, y contando, de los asesinos materiales e intelectuales de la secretaria particular y del asesor, de la no muy Clara Brugada nada se sabe.
Impunidad absoluta.
PD 2. 56 millones de pesos diarios pierde Pemex cada día por el huachicol.
La paraestatal es una coladera. O un auténtico desastre de corrupción.
PD3. Dos Bocas, la refinería estrella que no refina, y que, dice la presidencia, que ya refina 200 millones de barriles de petróleo crudo diario. Más que todo lo que se refina en el mundo. De ese tamaño las mentiras de este gobierno. Que dice que tiene el 82% de popularidad.
¿Que tal? Ni hablar.