Una estela negra liberada desde su humeante chimenea, da testimonio de su velocidad. La máquina avanza y a su paso crujen los rieles y rechinan sus ejes; amenaza inminente de que va a descarrilar.
A bordo de ese tren la raza humana: aprisionada cuerpo a cuerpo con dificultades para respirar. Cada día más pasajeros y cada vez mayor la necesidad.
Sin embargo, a la par de esa vía se extiende una alternativa: los rieles de un tranvía de energía limpia que opera a la misma velocidad. Con una capacidad menor, pero con mayor estabilidad. Un vehículo que día tras día –gracias a la innovación– comienza a dejar en ridículo al imponente ferrocarril de combustión fósil.
Esta alegoría, sucede en este mismo instante en nuestras vidas; dos vehículos que nos pueden conducir de distintas formas a un mismo destino: el futuro cercano en 2050, fecha en la que conducen hacia un destino: el año 2050, fecha en donde los problemas ambientales de la tierra la harán un espacio inhabitable.
Esta declaración, dada a conocer por la Organización de las Naciones Unidas en 2019, encendió las alertas de diversos gobiernos, quienes comenzaron a perfilar sus agendas para adoptar esquemas urgentes para la reducción de su huella ambiental, siendo las energías renovables y limpias el pilar de esta revolución.
Una ruta, una alternativa
Las energías renovables, entendidas como todas aquellas fuentes para la generación de electricidad que no desgastan los recursos naturales del planeta, se posicionaron en este 2020 como la única alternativa real para contrarrestar el daño que ocasionó la combustión de carbón, petróleo y gas natural hasta el día de hoy.
De acuerdo con el Informe de Tendencias Global en la Inversión en Energía Renovables 2019, la humanidad va un paso adelante en el uso e implementación de estas fuentes energéticas limpias, con un crecimiento cuatro veces mayor a la capacidad registrada en 2010. Para este año, se calcula que el 12.9 por ciento de la electricidad mundial proviene de fuentes limpias como el sol, el viento y las mareas.
Una actividad que logró evitar la acumulación de más de 2 mil millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera.
Así se aplica en el mundo
La penetración de la energía renovable ha tenido mayor impacto en ciertos continentes. En la actualidad, Asia se mantiene en el primer lugar de generación de electricidad a través de fuentes limpias con un crecimiento de 61 por ciento de nuevas instalaciones.
África y Oceanía también dieron saltos importantes, con crecimientos del 8 y 17 por ciento de generación de cuota eléctrica gracias a fuentes renovables que aprovechan su entorno sin degradarlo en el proceso.
En el caso de Europa, Alemania se mantiene como el principal competidor en la carrera energética renovable, con el propósito de mantener al país con el 70 por ciento de electricidad proveniente de fuentes renovables en los próximos 30 años. Un objetivo que representa crecer a un ritmo del 15 por ciento en las próximas 3 décadas.
¿Y en México?
En el caso de nuestro país, el rezago energético resulta evidente. No obstante, a pesar de los espacios de oportunidad, las autoridades mantienen el compromiso internacional de generar al menos 50 por ciento de la electricidad nacional de fuentes alternativas al petróleo, carbón o gas natural.
Crisis sanitaria
La necesidad de transformar el paradigma energético mundial no sólo se da por los impactos que tiene para el ecosistema, sino por las serias implicaciones para la salud de los habitantes de las manchas urbanas, así como para los trabajadores mineros, petroleros y comunidades directamente afectadas por la actividad de combustión.
De acuerdo con el Centro de Investigación en Energía y Aire en conjunto con Greenpeace, el costo estimado por la contaminación del aire causado por las energías fósiles es de 2.9 billones de dólares, aproximadamente 69 mil millones de pesos anuales que serían suficientes para construir 70 hospitales equipados en nuestro país.
Eso sin mencionar los costos humanos, que se calculan en 4 millones de vidas perdidas cada año por enfermedades o actividad relacionada al consumo de energía no renovable.