Ricardo Del Muro / Austral
La presidenta Claudia Sheinbaum, en su conferencia mañanera, habló de la conversación telefónica que tuvo con su homólogo estadounidense, Donald Trump, con quien acordó que a nuestro país no se le requerirá pagar aranceles en los productos que están dentro del T-MEC, lo cual tendrá vigencia hasta el 2 de abril.
“Fue una llamada muy respetuosa”, afirmó.
“México fue tratado con mucho respeto. Y llegamos a este acuerdo que realmente beneficia a ambas naciones: Seguir colaborando, cooperando en distintos temas y al mismo tiempo, en el marco del respeto entre nosotros, mantener esta cooperación”, señaló la presidenta.
Durante la conversación abordaron los acuerdos a los que los equipos de ambos gobiernos llegaron durante las reuniones en Washington en días pasados en las que establecieron trabajar en la reducción del tráfico de drogas ilegales de México a Estados Unidos y reducción del tráfico de armas ilegales de Estados Unidos a México.
Sheinbaum destacó que “fuimos tratados con mucho respeto” y explicó que habló en plural “fuimos”, porque no sólo ha sido un logro de la Presidenta de México, sino de todas y todos los mexicanos, porque “yo represento al pueblo de México”.
Aunque dijo que ésta no será la última llamada que sostenga con su homólogo de Estados Unidos, destacó que México tiene que trabajar hacia delante en el fortalecimientos de su soberanía de autosuficiencia, lo cual es parte del Plan México y del fortalecimiento del mercado interno para generar un desarrollo económico con bienestar.
En consecuencia, la convocatoria para el reunión en el Zócalo capitalino, el próximo domingo, se transformó de un evento en defensa de la soberanía a uno de festejo donde Sheinbaum informará sobre el acuerdo al que se llegó con Trump, además de que se aprovechará para recordar la importancia de la reforma al Poder Judicial.
“Voy a explicar el logro que significa este acuerdo entre los presidentes y entre nuestros pueblos, y vamos a invitar a grupos musicales para festejar con el pueblo de México, indicó la presidenta.
La conversación telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha generado diversas reacciones e interpretaciones en ambos países.
Ha destacado, evidentemente, la relación respetuosa que ha tenido Trump hacia la presidenta mexicana y que contrasta con la actitud agresiva e incluso grosera que el mandatario estadounidense ha tenido con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau y con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
Sin embargo, desde que Trump asumió por segunda vez la presidencia de Estados Unidos ha estado esgrimiendo los aranceles como un arma de política exterior para enfrentar problemas globales, aunque no sean exclusivamente comerciales.
La imposición de aranceles como arma de presión política puede tener consecuencias negativas no sólo para México y Canadá, sino también para el socio más poderoso del T-MEC. En el caso de Estados Unidos, sectores como el automotriz podrían verse afectados, lo que impactaría en el empleo y en los precios al consumidor. Para México, la dependencia económica de su vecino del norte podría traducirse en una desaceleración económica y en la pérdida de empleos en industrias clave.
El aplazamiento de los aranceles del 25% a las importaciones mexicanas hasta el 2 de abril brinda un respiro a las tensiones comerciales entre Estados Unidos y México pero genera incertidumbre.
La suspensión temporal ha evitado un impacto inmediato en las exportaciones mexicanas, especialmente en sectores clave como el automotriz, el agroindustrial y el manufacturero. Esto da un respiro a las empresas que dependen del mercado estadounidense.
Sin embargo, la falta de certeza sobre lo que ocurrirá en abril genera desconfianza en inversionistas extranjeros y empresas que dependen del comercio bilateral y que podrían posponer inversiones o reajustar costos ante el riesgo de que los aranceles entren en vigor después de la prórroga.
La volatilidad en las decisiones de Trump refuerza la necesidad de diversificar mercados y reducir la dependencia de Estados Unidos como principal socio comercial. El futuro del T-MEC es incierto y, por el momento, lo único que puede afirmarse es que: esta historia continuará. RDM