Joel Hernández Santiago
Poco a poco la población nacional envejece. De hecho el incremento de personas de más de sesenta años está ya a la vista y configuran un sector humano con necesidades distintas y apoyos de todo orden, comenzando por los sistemas de salud pública y recursos para vivir con decoro, dignidad y sin sobresaltos, sobre todo entre la población de muy escasos recursos, o sin ellos.
Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), las personas adultas de sesenta años y más en México, son aproximadamente 13 millones; muchos de ellos aún se encuentran ejerciendo alguna actividad remunerativa, que es aproximadamente el 34%, mientras que el resto no cuenta con una tarea que les proporcione un ingreso, y de los trece millones, más de la mitad se encuentran activos dentro de su entorno en labores sin recibir dinero alguno.
Del total de los 13 millones, el 53.9% son mujeres y el 46.1% hombres y la mayoría vive en zonas urbanas, tan solo el 24.3% está en localidades de menores a los 2,500 habitantes.
Pues esta población que es creciente cada día requiere atención, apoyos, atención, beneficios por los años de vida trabajados, no sólo registrados en los servicios al trabajador en ley, sino también aquellos que durante su vida laboraron en la economía informal o en distintas modalidades por las que no estuvieron en las nóminas y dados de alta en la seguridad social o para el beneficio de la jubilación final…
El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció el martes 14 de agosto una inversión de alrededor de 136 mil millones de pesos para apoyar a 8.5 millones de adultos mayores de sesenta y cinco años y para un millón de personas con discapacidad.
Según esto, los adultos mayores recibirán el doble de lo que ahora reciben, 1,300 pesos mensuales. En el caso de las personas con discapacidad, “se va a cubrir el 100% de todos los niños y niñas con discapacidad en el país”, sobre todo en las zonas más pobres de México.
“Este programa significa una inversión de 15 mil 840 millones de pesos sólo para 2019”, dijo AMLO.
Está bien. Sobre todo el que los apoyos serán universales, previo estudio socioeconómico para garantizar que las personas beneficiadas en verdad lo requieran, porque se dan casos en los que personas mayores o tienen una vida solucionada a partir de sus propios bienes o por el apoyo de familia o empresas…
En todo caso la mayoría de mexicanos de más de 65 años está en condiciones de recibir los apoyos prometidos. Sin embargo también es cierto que muchos de ellos aún consideran que podrían ejercer algún trabajo u oficio que les permita recibir una remuneración salarial y los beneficios sociales de ley, lo que obliga, asimismo, a que el estudio socioeconómico que se tiene previsto, incluya el reconocimiento a este esfuerzo adicional que podrían brindar los mayores en base a sus conocimientos adquiridos y a su experiencia laboral y vital.
En las sociedades y culturas más relevantes de la historia humana, la vejez ha sido vista como una etapa de consolidación y de respeto común, pero también de responsabilidad. Lo era entre los antiguos mexicanos:
Los calpullis, o barrios de la administración mexica era gobernada por un consejo de ancianos, a los que llamaban Huehues, viejos, con intervención en lo civil y criminal, así como en otras decisiones de tipo orden y gobierno. Los Huehues participaban en ceremonias y se les consultaba en relación con asuntos importantes. Cuando se nombraba a un nuevo Tlatonani –jefe máximo de los mexicas, llamaban de forma especial a los Tecuhtlatoque, o soldados viejos y a los ancianos no militares. Y así en general a los viejos de más de 52 años –que era el ciclo mexica- se les tenían todas las consideraciones de orden y respeto.
Para los mayas la vejez representaba la sabiduría absoluta, y representaban al sol como un viejo. Y así, en general entre las culturas prehispánicas de Mesoamérica… Como también en las culturas clásicas, como fue el Senado griego, integrado por viejos sabios, de ahí Senado, que es Senecto…
Pues eso. Que hoy la vejez es considerada en otra dimensión y casi marginación social. La distinción y el respeto existen, pero no las mercedes y responsabilidades a que tienen derecho luego de una vida de trabajo y cumplimientos en ley.
Es bueno que se recupere la idea del apoyo a la vejez, pero también será bueno que se desarrolle una idea social de inclusión, consideración y respeto como parte del ser cultural del mexicano de hoy. Que ser viejo en la nueva cultura del país deje de considerarse un fracaso para entenderse como parte de la culminación vital y como resumen de experiencias y aprovechamiento de experiencias.
Ojalá sea vista la vejez desde una perspectiva de desarrollo humano, cultural, económico, político y social, lo que complementaría de forma aún más íntegra el respeto por la vejez, una etapa de la vida a la que muchos habrán de llegar.
jhsantiago@prodigy.net.mx