Ricardo Del Muro/ Austral
Después de que Xóchitl Gálvez, la virtual candidata presidencial del Frente Amplio por México, realizó una visita de dos días por Los Ángeles, su opositora Claudia Sheinbaum anunció que realizará una gira por Estados Unidos en octubre próximo para tener un diálogo directo con los mexicanos radicados en ese país. Ante la perspectiva de una cerrada elección en 2024, donde tendrán que ganar voto por voto y casilla por casilla, ambas están en la búsqueda de esa preciada veta que significa el voto de los migrantes.
En la elección presidencial en México de 2018, se contabilizaron 98 mil 470 votos de mexicanos residentes en el extranjero, 140% más de lo observado en la elección para presidente de 2012 (40 mil 714 votos), y tres veces en volumen respecto a los comicios de 2006 (32 mil 621).
De ellos, 76 mil 174 sobres – voto (77.17%) provinieron de mexicanos residentes en Estados Unidos y el candidato con mayor preferencia fue Andrés Manuel López Obrador con 63 mil 863 votos, que significaron 64.86% del total.
Sin embargo, falta mucho trabajo de convencimiento y difusión para que más mexicanos radicados en el extranjero puedan ejercer su derecho de participar y votar por los cargos de elección en México.
De acuerdo al análisis de BBVA Research, elaborado por Juan José Li Ng y Carlos Serrano, en Estados Unidos residen alrededor de 11.2 millones de migrantes mexicanos que tienen 18 años o más de edad, y 6.3 millones de mexicanos de segunda generación con 18 o más años cumplidos (con padre y/o madre mexicana).
Es decir, en 2018 residían en la Unión Americana 17.5 millones de mexicanos en edad para votar. Los cerca de 100 mil votos recibidos en 2018 es una cantidad pequeña en comparación al universo que podría ejercer su derecho al voto en México desde el exterior.
Un filón de sufragios que en 2011 descubrió el gobernador Juan Sabines Guerrero (actual cónsul en Orlando, Florida), al formalizar en Los Ángeles, la primera Federación de Chiapanecos en Estados Unidos y promover una iniciativa en el Congreso de Chiapas para crear la figura del “diputado migrante”, que ostentaron Rosbita López Aquino y Roberto Pardo Molina del PVEM, lo que se convirtió en un tema polémico, pues primero se consideró como un espacio para pagar favores políticos y después se desató un escándalo de fraude electoral que finalmente llevó al desafuero de Pardo Molina en 2016 y la eliminación de la figura del diputado migrante.
El voto extraterritorial se ha reconocido en México desde 1996, cuando se abrió esta posibilidad, principalmente para quienes residían en Estados Unidos, mediante una reforma constitucional que avaló el derecho de los mexicanos que estaban fuera del país. Después, en 2006, los migrantes participaron en las elecciones presidenciales mediante el voto postal, una modalidad que, según datos del INE, contabilizó 40 mil 876 ciudadanos dispuestos a votar, de los cuales sólo sufragaron 32 mil 621, el 79.8 por ciento de los registrados.
La Lista Nominal de Electores Residentes en el Extranjero en 2018 se conformó por 181 mil 873 ciudadanos que podían votar en las elecciones del primero de julio. De estos, se contabilizaron 98 mil 470 votos para la presidencia de la República, es decir 54.14% de la lista nominal de mexicanos registrados en el extranjero, lo que representó una participación de más de 140% de lo observado en la elección presidencial de 2012, y de tres veces en tamaño respecto a los comicios de 2006.
El voto de los mexicanos que radican en el extranjero, principalmente los que viven en Los Ángeles (California) se ha convertido en objetivo estratégico de las campañas presidenciales. “Me voy a reunir con muchos mexicanos que me han invitado porque estoy convencida que México es un país de 170 millones divididos por un río y que aquí está el estado 33”, expresó Xóchitl.
Los Ángeles es la ciudad con más mexicanos en el mundo, sólo después de la Ciudad de México. Allí viven alrededor de 5 millones de compatriotas de los casi 14 millones que habitan en California. Una metrópoli con calles, como la Olvera Street, con restaurantes y negocios mexicanos y donde, seguramente Xóchitl Gálvez se sintió como en casa, ya que el idioma predominante es el español pero con sus variantes, dichos y albures mexicanos.
No es fácil sobrevivir en Los Ángeles. El salario mínimo oficial de los meseros y quienes trabajan en el sector comercial y turístico es 15.50 dólares por hora, pero se necesita ganar casi 120 mil dólares anuales para vivir cómodamente y muy pocos alcanzan este ingreso. El caso extremo, son los trabajadores migrantes ilegales a quienes se les paga un salario menor al mínimo, además de que carecen del seguro de desempleo y demás prestaciones.
Los concejales de Los Ángeles actualmente buscan hacer ley irrevocable una orden ejecutiva del exalcalde Eric Garcetti que en 2019 convirtió a esta ciudad en “santuario”, pero al mismo tiempo están enfrentando una crisis migratoria, semejante a la que hay en Nueva York, ya diariamente llegan autobuses con solicitantes de asilo enviados por el gobernador de Texas Greg Abbott.
Aún así, en medio de privaciones, estos mexicanos nos envían alrededor de 60 mil millones de dólares en remesas al año, cifra que la senadora panista resaltó y, por supuesto, también podrán mandar los preciados votos. RDM