Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Nada más republicano, en una República, que sus exégetas de ayer y de esta hora hablen de la soberanía y la libertad de los estados que la forman.
Un día como hoy, hace 106 años, Victoriano Huerta y Félix Díaz parlamentaban para -de acuerdo con el Pacto de la Embajada– buscar la manera de deshacerse de Madero. Obviamente, la solución final fue el asesinato.
Salvo los gobernadores de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango, que respondieron abiertamente al Plan de Guadalupe lanzado por el de Coahuila Venustiano Carranza para restablecer el orden constitucional, el resto se mantuvo muy federalista al lado del chacal dipsómano.
Cuando Plutarco Elías Calles conspiró contra el gobierno de Lázaro Cárdenas, los gobernadores de Colima, Guanajuato, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Chiapas y Morelos se olvidaron de la monserga del federalismo.
Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo pasaron por las armas de la defenestración a más de una decena de gobernadores. El resto se conservó respetuoso del pacto federal.
Vicente Fox y el reparto del botín petrolero
En 2000, la mayoría de los gobernadores se constituyó en Conferencia Nacional para hacerle la vida de cuadritos a Vicente Fox, haciendo abstracción del pacto federal. Cuatro años después, todos los mandatarios estatales regresaron al federalismo cuando el guanajuatense les empezó a repartir el botín petrolero.
Desde que, al inicio de la década de los ochenta, sentó plaza el Plan Nacional de Desarrollo (PND), los gobernadores abrevaron en la doctrina federalista que habla del desarrollo equilibrado de todos los estados a fin de evitar perpetuar contrastes y rezagos mediante la redistribución de recursos federales y oportunidades.
Todo estuvo muy bien mientras que los Presidentes neoliberales mantuvieron abierta la Tesorería de la Federación a los gobiernos del norte a expensas de los estados sureños poblados por los más pobres entre los pobres.
Ahí viene Javier Corral con su controversia constitucional
En 2018-2019, simplemente porque a Palacio Nacional llegó un presidente no emanado de su partido, algunos gobernadores; expresamente los de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo (PRD), y de Jalisco, Enrique Alfaro (Movimiento Naranja), invocan ahora el pacto federal y la soberanía de sus estados. (Por supuesto, no la de carácter fiscal, que les es ajena).
En recientes horas, el panista de Chihuahua, Javier Corral Jurado se ha sumado a la resistencia. Va a la Suprema Corte de Justicia de la Nación controversia constitucional en mano contra Andrés Manuel López Obrador, en reclamo de participaciones federales correspondientes al Fondo de Desarrollo Regional, constituido con algunas migajas que sueltan los corporativos mineros para los territorios depredados.
Tenemos pues, después de dos signos de régimen constitucionalista, un federalismo a la carta según convenga a los virreyes de los estados.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.